Fin de la era Beilin

Yossi Beilin se va. Menos mal que todavia tenemos a Peres.

Yossi Beilin se va. Menos mal que todavía tenemos a Peres.

El gran honor que puede tener un político, o cualquier persona, al final del camino, es que alguien le titule, «El fin de la era N» Quién pudiera. ¿Alguien escribirá «El fin de la era Kisi» cuando me retire, o me agarre artritis y no pueda teclear más? (de morirme ni hablar…)

Pero parece que con Beilin, arquitecto de los Acuerdos de Oslo, se justifica. El diputado y doctor Yossi Beilin (Meretz) anunció anteanoche que se retiraba de la vida política. Esperaba que Tzipi Livni pudiera formar coalición y volver a ser ministro de Justicia por Meretz. Pero al anunciarse elecciones anticipadas, decidió retirarse y convertirse en socio en una empresa en formación.

Pues bien, Beilin (60), doctor en Ciencia Política, fue uno de los arquitectos de Oslo. Fue elegido por primera vez a la Knesset en 1988 y, salvo una pausa de siete años, estuvo allí de continuo. Fue durante muchos años un activista central del Partido Laborista, a nombre del cual ejerció en numerosos cargos, entre ellos titular de la cartera de Justicia.

Ya antes de la victoria de Itzjak Rabin en 1992, Beilin fue uno de los promotores de los encuentros secretos con Yasser Arafat en Túnez, encuentros que conducirían a los Acuerdos de Oslo que, para una mitad de la sociedad israelí, fueron una proeza, y para la otra, una calamidad cuyas secuelas seguimos sufriendo hasta hoy.

Luego, hacia 1999, fue quien desatara un cuasi escándalo cuando propuso rever el carácter de las donaciones de judíos del exterior a Israel, y propuso crear un emprendimiento que financiara a cada joven judío una visita a Israel. Fue el origen de Taglit-Birthright.

Otro simbronazo provocado por Beilin se llamó «Acuerdo de Ginebra» (2003), tejido entre él del lado israelí y Yasser Abed Raboo del lado palestino. Un acuerdo virtual con un marketing excepcional en el mundo, financiado por ONGs europeas y por el gobierno suizo. A cada hogar en Israel llegó enfundado en bolsita de nylon el texto del acuerdo, cuyo fin era uno solo: demostrar, en épocas de Ariel Sharón y sus liquidaciones selectivas de líderes palestinos, que sí había con quién hablar del otro lado. Eso dejó a Sharón en off-side frente al aliado norteamericano, y se puede decir, también frente a la opinión pública israelí. Indirectamente, éste y otros factores llevaron al Plan de Desconexión planificado y ejecutado por Sharón en 2005.

Un politico en el terreno, pero no de barricada. Yossi Beilin en una manifestación por la paz.

Un político en el terreno, pero no de barricada. Yossi Beilin en una manifestación por la paz.

En 2003 se retiró del Laborismo y se convirtió en el líder de Meretz, reemplazando a Yossi Sarid hasta 2008, cuando fuera electo Jaim Orón. Pero en Meretz nunca logró hacerse querer, lo acusaron de usar a Meretz como plataforma de su ego. Sobre todo, no logró sacar a ese partido de izquierda del fango en el que todavía se revuelca.

Ciertamente, nunca fue un político popular. Hablaba muy bien, pero su carisma, si lo tenía, no era el adecuado a la aspereza mesoriental. Como quiera que sea, Beilin fue promotor de posturas que hoy son parte del mainstream en Israel. Principalmente, la postura de «dos estados para dos pueblos» es hoy política de estado, porque, advirtió Beilin, la alternativa es un estado binacional y el fin del estado judío y del sionismo.

Y si se termina una era, es quizás la de Oslo, la de Rabin-Peres y la «Canción de la Paz», la de la paz romántica. Si habrá de haber paz, Livni o incluso Bibi mediante, será una paz de realpolitik. O los que sueñen, deberán seguir soñando. Menos mal que todavía nos queda Shimón Peres.

El 10 de febrero, parece, Israel va a las urnas

Tras el fracaso de la ministra de Relaciones Exteriores y jefa del Kadima, Tzipi Livni, a la hora de formar gobierno, se espera la celebración de elecciones anticipadas el 10 de febrero, según anunciaron ayer los medios israelíes. Los líderes de los distintos grupos representados en la Knesset (Parlamento) así lo acordaron ayer en un encuentro con la titular del Legislativo, Dalia Itzik quien, no obstante, dejó abierta la posibilidad de que la votación se celebre una semana más tarde, el 17 de febrero, si así lo desea el conjunto de los partidos. El partido Yaadut Hatorá (ultraortodoxos ashkenazíes) había solicitado la segunda fecha, ya que el 9 de febrero, un día antes de la primera propuesta, los judíos celebran el «Tu Bishvat», (el año nuevo de los árboles). Las facciones acordaron que, de cara a los comicios, las sesiones parlamentarias concluirán el 11 de noviembre.

El jefe del gobierno de transición, Ehud Olmert, subrayó ayer que seguirá al frente del Ejecutivo hasta que se celebren los comicios generales. (Corrijo yo: hasta que el ganador logre formar coalición y asumir, lo que podría llevar varias semanas más.) «Hay que tomar decisiones y dirigir un país», añadió el premier. No obstante, el diario israelí «Haaretz» informaba ayer en unos días podría elevarse la acusación formal contra Olmert, imputado en un caso de corrupción que lo obligó a presentar su dimisión. La ministra Livni asumió por ello la jefatura del partido. Livni había recibido el encargo de formar gobierno tras la dimisión de Olmert en medio de acusaciones de corrupción. Sin embargo, decidió tirar la toalla y recomendar la convocatoria de anticipadas, al no estar dispuesta a aceptar las estrictas condiciones que le imponían sus potenciales socios de coalición, sobre todo el partido ultraortodoxo sefardí Shas.

Fuente: www.revistahorizonte.org que, dicho sea de paso, recomiendo entusiastamente.

Hay partidos y partidos

Estados Unidos atacaba anteayer a Siria por primera vez en la historia, en un desesperado intento de Bush por dejar alguna huella significativa antes de que baje su telón para siempre. Pero no era de eso de lo que quería hablar.

Haciendo historia. La selección palestina inicia un nuevo juego.

Haciendo historia. La selección palestina inicia un nuevo juego.

Porque en ese mismo instante ocurría otro suceso, no menos histórico, pero que pasó casi desapercibido: la selección de fútbol de la Autoridad Palestina, rankeada 180 en la FIFA (hay como 192 países en todo el planeta, ¿no? No está tan mal.) jugaba su primer amistoso con su par jordana (112 en el mundo), y por primera vez en su propio estado, sito nada menos que en Jerusalem oriental.

Cuenta Daniel Sirioti en el diario Israel Hayom que el partido se jugó en la aldea A-Ram, en Jerusalem oriental, frente a miles de emocionados espectadores en el nuevo estadio bautizado Faisal Husseini, quien fuera en vida el encargado de Asuntos de Jerusalem de la ANP. El partido terminó en el elegante resultado de 1 a 1. El presidente de la FIFA, Sepp Battler, dio el puntapié inicial, junto a dignatarios de la Autoridad Palestina.

Lo interesante que nos venimos a enterar es quién es el titular de la Asociación Palestina de Fútbol, nada menos que Gibril Rajoub, otrora jefe de los servicios de inteligencia palestinos en la Franja de Gaza, además de otros puestos como hombre de Arafat. Un pesado, o sea, que terminó perdiendo el halo a manos del Hamás en la Franja.

Rajoub, vuelvo a Sirioti, agradeció en el discurso de apertura del evento a los directivos de la FIFA, por la financiación del arreglo del nuevo estadio, que será desde ahora la casa local del seleccionado palestino. Hasta ahora, la selección jugaba de local en Jordania y en Qatar, debido a las limitaciones de seguridad.

Y atención con el siguiente dato: el partido de anteayer fue posible gracias a un permiso especial de Israel para que dotaciones de policías palestinos custodien el encuentro, les recuerdo, en Jerusalem oriental.

En contexto, se acaba de iniciar la campaña electoral en Israel -las elecciones serán en febrero-, y el tema central, precisamente, es Jerusalem. Shas, el partido religioso sefardí, se retiró de las negociaciones coalicionarias debido a la negativa de Tzipi Livni de firmar que no negociaría Jerusalem. Bibi Netaniahu, del Likud, hará de su negativa a negociar por la entereza de la capital israelí el eje de su campaña. Abu Alá, jefe del equipo negociador palestino, felicitó a Livni por negarse a cerrar la posibilidad de un acuerdo en Jerusalem.

¿Qué dice este partido, este estadio, esta presencia de policías palestinos en la capital israelí, acerca de la postura de Israel -o su actual gobierno- en el tema de la soberanía sobre la ciudad? ¿Qué precedentes se estarán sentando, de los que ningún gobierno futuro podrá retroceder? Sin el tema de Jerusalem, dice Livni, no habrá negociaciones del todo con los palestinos. Sin duda, son noticias dramáticas, muy buenas para quienes apoyan una solución acordada en la ciudad santa, muy malas para quienes se oponen.

Puede que, junto con la recesión que se viene en lo económico, estemos saliendo de la recesión política en el Medio Oriente.

Vamos a elecciones. ¿Y Olmert?

¿Me chantajean y encima me hacen perder Gran Hermano? ¡Váyanse a las urnas! Tzipi Livni, canciller y candidata.

"¿Me chantajean y encima me hacen perder Gran Hermano? ¡Váyanse a las urnas!" Tzipi Livni, canciller y candidata.

 

Mientras Ninet vuela a Jamaica y en Gran Hermano llegan nuevos participantes a invadir el chalet -que es lo que realmente importa en la vida-, el sistema político israelí nos molesta con sus sacudones. Para mediados de febrero habrá elecciones generales, debido a que la nueva líder de Kadima, la canciller Tzipi Livni no logró formar nueva coalición en el plazo que le otorgara el presidente Shimón Peres. Hoy se encontró con él y le dijo que ha fracasado en sus intentos de formar coalición.

Tzipi le dijo a Peres: «Que el pueblo elija a sus líderes», y manifestó estar segura que ganará en los comicios. Peres fue elegante: «Por supuesto que tomaré en cuenta su postura». La ley le otorga a Peres otros tres días para contactos con otros líderes de bancada a los que, eventualmente, también podría encomendarles la tarea de intentar formar coalición.

Tzipi fracasó porque, según dijo, no accedió al chantaje del partido religioso sefardí Shas, que exigía miles de millones de shekels para los subsidios a familias numerosas y, al mismo tiempo, que no se negociara con los palestinos por el tema de Jerusalem. Los analistas explicaron que el líder de Shas, Eli Ishai, no comparte personalmente esta postura respecto de Jerusalem, por lo menos no en forma terminante, pero se ve en riesgo de perder a buena parte de su electorado. Éste está compuesto, no sólo por religiosos sefardíes no sionistas, sino también por sefardíes tradicionalistas sionistas de derecha.

«No me puedo rendir al chantaje ni colocar a Israel en una parálisis político-diplomática», explicó Livni. Las chicanas, en especial desde el Likud, que viene reclamando elecciones hace rato, no se hicieron esperar. «Si no supo ganar estas negociaciones, que venían regaladas, ¿será ella la indicada para manejar negociaciones frente a los palestinos y a Siria?», preguntaba el diputado Guideon Sáar, dando un buen puntapié inicial a la contienda electoral.

Como quiera que sea, una vez cumplido el plazo de Peres, y si ningún otro diputado recibe la misión de formar gobierno, a mediados de noviembre el presidente y la Knesset llamarán a nuevas elecciones en el término de 90 días desde entonces. En total, las elecciones tendrían lugar recién a mediados de febrero.

A todo esto, ¿alguien se acuerda en Israel que nuestro primer ministro sigue siendo -y lo seguirá siendo hasta febrero- el sospechoso de corrupción Ehud Olmert? ¿En qué andará ese muchacho?

Pío XII será canonizado… por culpa de Israel

Así lo dice el investigador asuntos del Vaticano, el Dr. Itzjak Minervi, entrevistado por Ynet. «Por errores cometidos por Israel, el Vaticano no podrá retirar su postura en el tema de Pío XII», dice.

El hecho de que se discuta su papel lo convierte en "controvertido", aun si se descubre después que su papel durante el Holocausto fue justo. ¿O no? Tapa del semanario alemán Der Spiegel.

El mero hecho de que se discuta su papel durante el Holocausto lo convierte en "controvertido". Tapa del semanario alemán Der Spiegel. "La Iglesia y el Holocausto".

En los últimos días volvió a intensificarse la tensión en las relaciones entre Israel y el Vaticano, a raíz de una inscripción en el nuevo Museo Histórico del Holocausto en Yad Vashem, según la cual Pío XII es una «personalidad controvertida», bajo cuyo pontificado la voz del Vaticano calló, mientras en Europa era perpetrado el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial.

El último fin de semana, el cardenal principal del Vaticano, Peter Gompel, encargado del proceso de canonización de Pío XII, anunció que el actual Sumo Pontífice, Benedicto XVI, no visitaría Israel a pesar de haber sido invitado, en tanto y en cuanto no sea retirada la inscripción. En un anuncio oficial, el Vaticano se despegó de las palabras del cardenal.

La cuestión del papel jugado por Pío XII durante el Holocausto ensombreció siempre las relaciones entre Israel y el Vaticano, sigue el artículo de Roí Mendel en Ynet. Una vez entabladas relaciones diplomáticas entre ambos países, fue formada una comisión en la que participaban tres historiadores católicos y tres historiadores judíos, con el objetivo de intentar achicar la brecha entre las versiones de ambas partes.

Pero poco después de formada, su actividad fue interrumpida debido a la negativa del Vaticano de permitir a los historiadores judíos acceso a sus archivos históricos. Con respecto a la inscripción que, supuestamente, volvió a encender la disputa, Minervi cree que «Israel no tiene que moverse un centímetro de su posición», y que es obvia la afirmación de que «Pío XII fue un Papa controvertido. No obstante, a falta de una política exterior clara, Israel perdió la oportunidad de frenar el proceso de su canonización».

El actual Papa, Benedicto XVI, prometió canonizar a Pio XII, y se niega a visitar Israel hasta que la inscripción en Yad Vashem sea retirada.

El actual Papa, Benedicto XVI, prometió canonizar a Pío XII, y se niega a visitar Israel hasta que la inscripción en Yad Vashem sea retirada.

¿Cómo es eso? Según Minervi, la renovada disputa tiene que ver con desarrollos detrás de bambalinas en las relaciones entre las partes. La oportunidad perdida de Israel reside en dos hechos: el compromiso de regularizar el status de la Iglesia en Israel, y el otorgamiento de exención impositiva: «En los dos casos, Israel no cumplió sus compromisos de fijar ambos aspectos por ley», sostiene el investigador.

«Ahora sacan a Pío XII de la galera debido a los estériles esfuerzos por convencer a Israel de que cumpla los compromisos que él mismo asumió.  Hemos llegado ahora demasiado lejos como para que la Iglesia pueda retroceder ahora en el tema de Pío XII. Si hubiéramos mostrado buena voluntad a un costo de algunos centavos, es probable que habríamos podido retrasar el proceso (de canonización)».

A las puertas del Judaísmo (Laico) II

¿Hacia una conversión laica?

Muy interesante el artículo «Los otros», de Dina Markon, publicado en la revista Eretz Ajeret, que me mandó el Dr. Efraim Zadoff, sobre la liberalización de las prácticas judías como el casamiento en Israel, y de eso hemos hablado en el post anterior sobre el tema. Pero es la primera vez que escucho (o leo) hablar también del tema de la conversión. El artículo reseña un encuentro realizado en Ramat Efal a fines de julio.

Empieza contando que a una mujer, después de 15 años de convertida, un tribunal rabínico le anuló la conversión en retrospectiva. ¿Y todo por qué? «Por incumplimiento de las mitzvot». En realidad, explica el artículo, el motivo fue el hecho de que la conversión la había hecho el rabino Drukman, que se había ganado una buena cantidad de enemigos en el mentado tribunal rabínico. Drukman es religioso sionista, igualmente ortodoxo, pero enfrentado con el sector ultraortodoxo no sionista, que puebla en general los rabinatos y sus tribunales. Agrega la autora: «Ésas son las guerras de los judíos».

Explica Dina Markon que hay cerca de 300.000 israelíes no judíos, la mayoría porque sus padres lo son pero no sus madres, que quieren pertenecer al pueblo judío por medio de la conversión, incluso halájica. El problema es la definición de «halájica». Y cita a Eli Zarjin, titular de la Asociación por los Hijos de los Olim: «La conversión según el Talmud comprende tres componentes: Brit Milá (circuncisión), baño ritual y brajá (bendición). Todo lo demás es puro invento local».

El proceso de conversión actual en Israel conlleva «sufrimiento y humillación; hay que posibilitarle a la gente convertise de modo digno», dice Markon. «Y es importante que sean reconocidos, para el caso, también las conversiones conservadoras, reformistas, o incluso la incoroporación al pueblo judío por la vía laica».

El artículo es más profundo de lo que puedo reflejar aquí. Habla de la identidad, de la alienación que sienten los inmigrantes y sus hijos, aun después de convertidos, y de los absurdos producidos por el poder, el dinero y la política. Al decir del recordado rabino Ishaiahu Leibovich, la religión debe ser separada del estado, pero por el bien de la religión.

"¿Quién guarda los portales de entrada al pueblo judio?"

La conversión laica puede no resolver el problema político-legal en Israel, pero definitivamente agregaría un fuerte condimento a la disputa intra-judía en torno a la pregunta: ¿Quién guarda los portales de entrada al pueblo judío?

Efraim Zadoff, que hizo aliá de la Argentina en los años ’60, es miembro de Tmurá, organización que representa en Israel a la Federación Mundial de Judaísmo Laico y Humanista, es citado en el artículo llamano a una revuelta civil. Dado que los políticos laicos ceden ante las presiones, y que éstas en general vienen de los partidos religiosos, y dado que éstos no van a renunciar así como así a sus posiciones de poder político, «la sociedad debe presionar a los políticos». ¿Cómo? Por ejemplo, si también miles de parejas de judíos halájicos deciden casarse en el exterior (y hoy ya hay cientos de ellos), el establishment no tendrá más alternativa que reconocer la institución del casamiento por registro civil.

Para Zadoff, la identidad y la pertenencia son el verdadero problema. O, como lo dice, «la pertenencia de aquellos olim a la sociedad judeo-israelí, tanto desde el punto de vista de su propia sensación, como de su aceptación por dicha sociedad». ¿Y la solución? «Cada uno resolverá el problema de la identidad según su propio sentir», dice Zadoff. «Quien quiera ser aceptado por la sociedad judía -y no hay un solo público sino públicos judíos- buscará su marco de identificación según la concepción que le sea más cercana. Se debe permitir a la gente el acercamiento al judaísmo por medio del estudio, las festividades y las ceremonias vitales».

El movimiento Tmurá está por lanzar un curso de conversión propio, cuyos egresados hallarán su lugar en la comunidad judeo-israelí no religiosa.

¿Qué tal esa?

Aclaro yo: La conversión, o el casamiento, o el entierro laicos en Israel no están reconocidos por el rabinato ni por la ley. Judíos convertidos secularmente no podrán casarse por el rabinato, y sus hijos no serán considerados judíos para ningún propósito. De eso se trata la disputa. La conversión laica puede no resolver el problema político-legal en Israel, pero definitivamente agregaría un fuerte condimento a la disputa intrajudía en torno a la pregunta: ¿Quién guarda los portales de entrada al pueblo judío?

PD: Quien quiera leer el artículo (está sólo en hebreo), me lo pueden pedir escribiendo a marcelokisi@gmail.com

«En Terapia», el formato israelí que la rompe en el mundo

Una producción "bien nuestra". Póster de In Treatment.

Una producción "bien nuestra". Póster de In Treatment.

Una cortita para entrar en el fin de semana. Leo en El País que «In Treatment» o, en su versión en español, «En Terapia», llega a la tele de España. Y ahí están los bloggers españoles, discutiendo si con subtítulos o con doblaje, y qué buena que es la tira, y con qué personaje se engancharon más.

Para los pocos desconocedores, se trata de la clínica de un psicoterapeuta que cada día tiene otro paciente: los lunes una enfermera, los martes un ex militar, los miércoles una joven gimnasta suicida, los jueves una pareja en vías de divorcio, y los viernes el propio terapeuta se atiende con su supervisor. Todos los días media hora de drama teatral-televisivo imperdible. Es una producción norteamericana, producida por la HBO, y guionizada por el hijo de García Márquez.

Lo que no dicen los medios españoles, y los norteamericanos no se acuerdan mucho de recordar, es que se trata en el origen de un formato israelí intitulado «BeTipul» (precisamente, «En Terapia»), protagonizado por el ya de por sí conflictuado actor Asi Dayán (sí, sobrino de Moshé Dayán). La noticia de la venta del formato a la HBO resonó fuerte y llenó a los israelíes de orgullo.

«In treatment», la versión norteamericana protagonizada por Gabriel Byrne, ya llegó a Israel, como en un irónico loop, y los israelíes también lo ven, sin dejar de comparar entre «nuestra» versión y «la de ellos».

No importa que el mundo no reconozca demasiado este aporte israelí a la cultura televisiva global. Será otro caso de «matán beseter»…

En Israel lo hicimos primero. Asi Dayán, sentado en el medio. A su izq., Guila Almagor, su supervisora. También están Ayelet Zorer, que está haciendo carrera rutilante en EE.UU., y Lior Ashkenazi, reconocido actor en Israel.

En Israel lo hicimos primero. Asi Dayán, sentado en el medio. A su izq., Guila Almagor, su supervisora. También están Ayelet Zorer, que está haciendo carrera rutilante en EE.UU., y Lior Ashkenazi, reconocido actor en Israel.

Reflexión seria (?) sobre el Gran Hermano israelí

Shai, el yuppie canchero, y Einav, la marroqui temperamental.

Shai, el yuppie canchero, y Einav, la marroquí temperamental.

Haáj Hagadól, el Gran Hermano, ese formato de reality sobre el que todos se preguntan cómo es que tiene éxito, barre con todo también en Israel. Todos entendemos que es una estupidez, una burla a la inteligencia, pero todos sabemos quién es Asher, el religioso que hoy fue eliminado de la competencia, todos conocemos también a Yossi Búblil y a su hija Einav, los otros dos candidateados a la eliminación, y todos hablamos en los pasillos de Ranín, Léon (así, acentuado en la é), Shai, Tzabar, Shifra e Itai.

No tengo idea qué pasa en otros países, pero el Gran Hermano israelí refleja la sociedad de una manera antropológicamente interesante. Como un claro truco de raiting y sin intenciones científicas, los productores colocaron en un chalet a varios jóvenes israelíes del mainstream yuppie ashkenazí; a algún par de inmigrantes rusos, a un homosexual, a un religioso nacional (de kipá tejida) pero sefardí, dos marroquíes tradicionalistas, que son además padre e hija, una princesa árabe israelí que habla medio en hebreo y medio en inglés, con un sensual desvío en un ojo que me recuerda a Raquel Welch, una ex ultraortodoxa (de los llamados «jozrim besheilá») y espero no estar olvidándome de nadie.

El análisis intelectual no puede ir demasiado lejos, claro, pero sólo quiero señalar el punto interesante que se da en la dinámica entre los participantes. Las reglas de juego determinan que los participantes votan quiénes son los candidatos a ser eliminados, entre 3 y 4 participantes, y luego el público, con los redituables mensajes SMS votan a quién dejar en el chalet. Quien reciba menos votos, es eliminado sumariamente.

Lo interesante del caso israelí es que los participantes parecen votar al revés que el público. Los marroquíes considerados «ársim» (vulgares), Yossi, su hija Einav y el religioso Asher, están en franca antagonía con la mayoría ashkenazí, que siempre los candidatea, en especial a los dos primeros. Pero si un ashkenazí es postulado junto con ellos, llámense Boris, Miki, Erán o Keren, éstos serán (y ya fueron) eliminados por el público, y los «ársim» serán salvados.

Es decir, los representantes de las minorías en la sociedad israelí tienen un colchón de respaldo frente a los televisores en casa. Creo que si el homosexual Léon o Ranín, la árabe de Nevé Shalom, fueran candidateados junto a participantes más mainstream, ocurriría lo mismo. Pero por ahora, nadie se anima a votarles en contra: aparte de que son buena gente, (pero no todos en la casa piensan así de Ranín) no sería políticamente correcto.

Y esto es lo que pasa en Israel: el viejo establishment «tzabra», que era definido como el judío nacido en Israel, pero que en los hechos configuraba a un tipo muy claro de israelí: blanco, ashkenazí, laico, izquierdoso, combatiente en el ejército y, agreguemos, heterosexual, ha perdido su conciencia de grupo, se ha vuelto una manifestación del posmodernismo y la globalización nihilistas. Los que se manifiestan con conciencia de clase son las minorías -salvo la rusa, parece, que no atina a votar étnicamente, tampoco en las elecciones nacionales, y cuyo representante Boris fue el primer eliminado del programa-.

Hoy voló Ásher, sefardí y religioso nacional, una mezcla relativamente novedosa, (a la que también pertenece, Igal Amir, asesino de Rabin, aunque eso no quiere decir absolutamente nada), pero sólo porque no hubo ashkenazim entre los nominados.

¿Qué dice todo esto de los rumbos que va tomando la sociedad israelí? ¿Nos dirigimos hacia la atomización o hacia el multiculturalismo? ¿Eh?

Noticias de Sucot

En Israel, Sucot es una fiesta...

En Israel, Sucot es una fiesta...

La festividad de Sucot empieza hoy en Israel, con la noticia de la firma del acuerdo coalicionario entre Kadima y Avodá. Ello acerca más a la flamante líder del partido de gobierno, Tzipi Livni, a convertirse en la primera premier mujer desde la legendaria Golda Meir.

Lo que le aseguró Livni al líder laborista, Ehud Barak: será nombrado Alto Vice Primer Ministro, aunque es sólo un asunto nominal; tendrá poder de vetar los temas a ser tratados en el gabinete; será un alto miembro del equipo ministerial de negociación con los palestinos; toda propuesta de reforma en la Corte Suprema de Justicia deberá ser con aprovación del Laborismo; no habrá aumento del Presupuesto Nacional, pero se aumentarán las jubilaciones y el arancel universitario será congelado.

Ahora sólo falta el consentimiento del partido Shas, que tiene dos exigencias claras: las subvenciones por familia numerosa y que el gobierno no negocie con los palestinos una sola pulgada de Jerusalem, ni siquiera en los barrios árabes. Eli Ishai, el líder político de Shas, dijo que una no flexibiliza a la otra: aun si logran las subvenciones, no aceptarán que Jerusalem sea negociada.

 

Optimismo en Kadima. Camino a la gloria, Tzipi deberá hablar con Eli.

Optimismo en Kadima. Camino a la gloria, Tzipi deberá hablar con Eli.

En otro orden, Taufik Jamal, el conductor que entró en una calle judía en pleno Yom Kipur en Acco, fue arrestado y podría ser juzgado por delito de ofensa religiosa. Esta semana se encontró con la familia judía afectada para pedirle perdón. A regañadientes, pero fue perdonado.

Fuera de eso, los inversionistas respiraron aliviados hoy porque la bolsa de Tel Aviv ayer cerró con una baja de apenas un 4%, y todos los analistas dijeron que se trataba de un diploma de madurez para el público de ahorristas e inversionistas de Israel, que no provocaron una estampida financiera. Quizás ayudó también que el inisterio de Economía haya anunciado una «red de seguridad» para los bancos israelíes, cuando llegue el tsunami…

Jag Sameaj para todos!

¿Hacia una tercera Intifada?

Vista de Acco, por lo general.

Vista de Acco, por lo general.

Parece que Taufik Jamal, taxista de Acco, actuó con poca inteligencia, pero sin malas intenciones, cuando entró en una calle judía de la ciudad con su coche, ya comenzado el Día del Perdón el miércoles por la noche. Según testigos y gente que lo conoció y publicó, es un hombre maduro, padre de familia a la que mantiene con un taxi, y que asegura que no viajaba rápido ni con música a alto volumen, como lo acusaron. Pero, diga o no la verdad, no es eso lo que importa. Lo verdaderamente importante es que sobre sus hombros podría cargar con el comienzo de una nueva Intifada.

Porque los judíos se enojaron y respondieron a la provocación, intencional o no, con un casi linchamiento. Y los árabes de su barrio, el barrio Wolfsohn, respondieron con disturbios y pedradas. Y los judíos, entonces, no se quedaron atrás, y hoy quemaron una casa árabe. Para muchos judíos, todo esto «demuestra» que «con los árabes no se puede convivir». Bueno, ok. Pero cuidado, porque para muchos árabes, esto «demuestra» exactamente lo mismo, pero al revés.

Y decir que «ellos empezaron» es infantil. No porque dude o no de que Jamal diga la verdad, ni porque crea o no que su acto fue estúpido pero inocente. De nuevo, eso es irrelevante. Es infantil, porque, primero: si los árabes empezaron, los judíos siguieron; devolvieron con la misma moneda, y en extremo. Segundo y más importante: porque, en ese caso, Jamal no fue más que el emergente de una tensión que ya existía. Y que la tan «emocionante» convivencia entre árabes y judíos en Acco era una ilusión. La pregunta no es quién empezó, sino cómo fue que se desarrolló el odio mutuo que estalló el miércoles.

Está bien que la policía prevenga, que contenga, que arreste. Pero el gobierno tendrá que ponerse las pilas para atacar el problema. Abrir canales de diálogo, no suspender el Festival de Teatro de Acco. Escuchar a los vecinos, resolver problemas concretos, proponer proyectos, generar acuerdos.

Una de las razones por las cuales los árabes israelíes están cada vez más disconformes es por la desigualdad en las políticas de desarrollo, en paralelo con el mensaje democrático del país. Se trata de un mensaje para esquizofrénicos: los árabes son iguales ante la ley, gozan de todas las libertades y tienen 10 diputados en la Knesset, ya hasta un ministro. Pero las zonas industriales, construidas por el estado, y el estímulo a la inversión y el desarrollo, son para los poblados judíos. No hay una sola zona industrial árabe en Israel. Y eso, en paralelo con un proceso de desagrarización y proletarización de la minoría árabe que viene desde la creación del estado. Los sociólogos Horowitz y Lissac lo llamaron «proletarización sin industrialización». Y eso como ejemplo y síntoma.

El mensaje esquizofrénico funcionaba quizás con los padres y abuelos de los actuales jóvenes árabes, que fueron los derrotados en la Guerra de la Independencia en 1948-49. Sólo podían estar agradecidos de, a pesar de quedar incluidos en el estado vencedor, no fueron expulsados ni, mucho menos, eliminados o sometidos, sino que, para su sorpresa, les fue concedida la ciudadanía y la igualdad legal. Con eso podían darse por conformes.

Pero sus hijos ya nacieron dentro de la democracia israelí. Ellos no perdieron ninguna guerra ni atacaron al naciente estado judío, y comparten, no sólo la igualdad, sino el atrevimiento, la «jutzpá» israelíes. Si el estado es democrático, los árabes de hoy no pagar las culpas de sus padres y abuelos. Si el estado dice que es democrático, que lo sea hasta el final, dicen. Si va a haber nuevos barrios y poblados judíos, que los haya también árabes, si hay ayuda para los estudios para los judíos, que la haya también para los árabes. Aunque más no fuere, con un «ulpán». Estos son dilemas que el estado no ha resuelto, pero existe el temor de que no sepa, no esté interesado, o no esté capacitado para resolver.

Si hay una buena noticia en todo esto, es que no hay aquí racismo involucrado, sino un dilema no resuelto: la discriminación positiva del pueblo judío visto como minoría perseguida en el mundo en perspectiva histórica, al precio de una discriminación de otra minoría dentro de la actual coyuntura del pueblo judío como poseedor justo de un estado. Confío en que se trata de un gigantesco malentendido. No estoy convencido de las intenciones ni de la inteligencia de los tomadores de decisiones para resolverlo con seriedad.