- Queda demostrada una vez más la eficacia del Kotel. Obama coloca el papelito con su deseo en el Muro de los Lamentos.
El analista de Haaretz, Aluf Ben, le da algunos consejos prácticos al flamante presidente norteamericano, Barack Obama.
Primero, dice Ben, olvídese de los slogans de su campaña electoral, según los cuales George Bush abandonó a los actores del Medio Oriente a su suerte, y todo lo que hizo fue pour la gallerie. Según esta concepción, si sólo se hubiera involucrado e impuesto a Israel salir de los territorios, estaríamos ya en un nuevo Medio Oriente. Pero Bush nos ignoró, y el resultado fue el ascenso de los extremistas, su alejamiento del sueño de dos estados, y la desestabilización de la legitimidad de la existencia de Israel como estado judío.
Todos estos argumentos eran buenos para la campaña, sigue Aluf Ben, enfocada en criticar al mandatario saliente. Ahora la realidad, que es más optimista de lo que parece. En los ocho años de gobierno de Bush continuó el lento proceso de retirada de Israel de los territorios, y la resignación de los árabes a la existencia de Israel. Ello ocurrió a pesar de dos guerras con miles de muertos, la Segunda Intifada y la Segunda Guerra del Líbano, y a pesar de que la Autoridad Palestina se desmembró y que Israel se hundió en una crisis de liderazgo.
¿Suena descolgado? Éstos son los hechos: Israel salió de Gaza y evacuó 25 asentamientos judíos. En la Franja fue creado un paisito conducido por Hamás, que demuestra que los palestinos pueden autogobernarse, aun en la situación de un duro bloqueo. La Liga Árabe confimó dos veces la iniciativa de paz, que propone a Israel normalización de relaciones e integración en la zona si sale de los teritorios y participa en la solución para el problema de los refugiados. Israel reanudó las negociaciones con Siria y con los palestinos desde el punto en que se habían interrumpido ocho años antes. Las propuestas de Barak y Clinton para la división del país, que habían sido como archivadas a su retiro, resucitaron.
La influencia de Bush en estos procesos fue secundaria, a excepción de su apoyo a la Desconexión y su aporte (no intencional) a la victoria del Hamás en las elecciones palestinas. En cambio, durante su mandato, Irán se acercó al umbral del poderío nuclear, Hezbollah se convirtió en una amenaza estratégica y Gaza aterrorizó la zona con su violencia, hasta que aceptó el cese del fuego. La conclusión es que el Medio Oriente no se ve muy bien que digamos, pero hay también oportunidades.
2. Sea «rompebolas»: el problema de Bush en el Medio Oriente no fue la falta de ideas. Se había convencido de que un estado palestino es del interés norteamericano. Su retórica fue más lejos que la de todos sus antecesores, en su compromiso por la solución divisoria. Pero no pudo respaldar sus ideas con actos, y la mayoría de sus iniciativas se evaporaron al poco tiempo, ante la firme insistencia de Israel y los palestinos de seguir combatiendo. Condoleezza Rice logró reunir la Convención de Annapolis, mantener de algún modo a la Autoridad Palestina como interlocutor para las negociaciones y obtener de Olmert una propuesta de retirarse de todos los territorios, sólo porque les «rompió las guindas» a israelíes y palestinos. Por eso, no deje que las partes lo agoten con sus excusas. Agótelos usted a su vez con educada firmeza.
3. Empiece por Siria: los árabes y los europeos lo bombardearán con ruegos de resolver el problema de Palestina, y le explicarán que ésta es la madre de todos los problemas en el Medio Oriente. Pero la posibilidad de un acuerdo es pequeña. Las buenas intenciones y el «ciento por ciento de esfuerzo» no alcanzarán para resolver el conflicto entre Israel y los palestinos. Las brechas son demasiado profundas, la parte palestina está desgarrada entre un Hamás hostil y un Fatah agonizante, e Israel teme de una Intifada de los colonos judíos. Usted requiere de un logró, y rápido. Por eso, deje usted ahora a los palestinos y vaya fuertemente por la vía siria.
El canal sirio es menos complejo que el rompecabezas palestino. Nadie discute que Assad puede firmar un trato y cumplirlo, aliviarle a usted la retirada de Irak y el diálogo con Irán, así como suavizar las amenazas de Hezbollah y de Hamás. Incluso el líder israelí tendrá mayor libertad de acción frente a los sirios que en las conversaciones con los palestinos por la división de Jerusalem y el regreso de los refugiados. Ningún gobierno israelí ha caído aún debido al Golán.
El problema en el canal sirio es que el status quo es cómodo para ambas partes: para Israel, que quiere quedarse en el Golán, y para Siria, que teme de un cambio interno. Sólo un líderazgo norteamericano activo, que encabece el proceso y lo apoyo por medio de arreglos de seguridad y ayuda económica, podría romper el congelamiento. Aun así, no es seguro que tenga éxtio, pero en este momento su mejor posibilidad de obtener el Premio Nobel está entre Jerusalem y Damasco.
4. Cuídese de sorpresas: «Todas las guerras», dijo una vez Moshé Dayán, «comenzaron cuando luego requerimos de profundas investigaciones para explicar y entender por qué fueron iniciadas». Este dicho es siempre cierto en el Medio Oriente, donde en cualquier momento puede estallar una guerra, y es cierto especialmente hoy, sobre telón de fondo de la bomba iraní, el cambio de gobierno previsto en Egipto y los pronunciados altibajos en el precio del petróleo.
Sus antecesores, culmina Ben, fueron examinados según cómo manejaron las crisis, y dos de ellos -Nixon y Bush padre- lograron potenciar las guerras del Día del Perdón y la del Golfo para impulsar la paz entre Israel y los árabes. Conviene que aprenda usted de esas experiencias, cuando sea el turno de la próxima crisis, y le caiga a usted encima.