¿Se puede hacer marketing sobre un país? ¿Se puede hacer «branding» -el último grito de la moda en marketing- sobre Israel? Esto es lo que (también) se debate hoy en Israel. Estas semanas, como ya adelanté, he estado acompañando a un grupo de estudiantes del Instituto de Líderes del Exterior (Majón LeMadrijim) hemos estado recorriendo varios lugares relacionados con el tema terrorismo. Los jóvenes intentan hacer una pequeña investigación que sirva para esclarecer acerca de sus males. El recorrido es interesante y aún no ha terminado, pero aquí van algunas líneas.
En nuestro primer día de encuentro visitamos el Café Hillel de la calle Emek Refaim, en Jerusalem, donde un terrorista suicida del Hamás se voló en pedazos llevándose a 7 víctimas fatales, entre ellas un rabino y su hija, que iba a casarse al día siguiente. Estaban esperando que su mamá saliera de la peluquería cercana. La hermanita de uno de los socios, que trabajaba de camarera, justo estaba parada detrás de una columna y eso la protegió de la onda expansiva. La muchacha se volvió religiosa. En el lugar, refaccionaron todo, menos un par de baldosas de la entrada, para que se vieran algunos agujeros de esquirlas. Pero la seguridad en Café Hillel bajó, nos dijeron, debido más a la mejora en la seguridad e instrucciones menos histéricas de la policía, que al caro costo que conlleva la guardia especializada. Abajo pongo video que los muchachos filmaron.
Anteayer los llevé a dos lugares emblemáticos: MEMRI y el Ministerio de Relaciones Exteriores. El primero es un centro de monitoreo de la prensa árabe. Se reciben todos los diarios, se recorren todos los sitios importantes y se ven los canales de TV de todo el Medio Oriente. El material recopilado se traduce a varios idiomas, entre ellos el castellano.
Según nos explicó su director, Ygal Carmón, todo lo que hace falta para hacer una buena hasbará, para mostrar que Israel está en lo cierto con su política, es desenmascarar al enemigo. Dijo: «¿Para qué te vas a poner a argumentar? Eso no sirve. La otra parte siempre te va a poder argumentar en contra. Yo te hice, tú me hiciste. Ello no conduce a nada. Si, en cambio, muestras con documentación, trayendo los discursos que los líderes de todo el mundo árabe, incluido el palestino, pronuncian en los medios oficiales, en las mezquitas y en las escuelas, acerca de la necesidad de exterminar a Israel e islamizar todo el Medio Oriente y luego todo el mundo por medio de la guerra santa, la jihad, sus verdaderas intenciones quedan al descubierto y el mundo lo va a comprender de inmediato».
Agregó Carmón que «todo ese tesoro existe: lo hacemos aquí en MEMRI; todo lo que hay que hacer es entrar y utilizarlo». Entren en www.memri.org, coloquen el ratón sobre la palagra LANGUAGES y vayan a Spanish. Pueden consultar también su videoteca en MemriTV.
Uno de los madrijim le preguntó: «Todo bien, pero eso tampoco soluciona nada. Los que apoyan la causa palestina pueden venir y decir que Israel también educa para el odio a los árabes, y traer citas de medios de comunicación con discursos de ultraderecha».
Ygal Carmón: «Que te traigan la documentación. No hay tales cosas. No hay libros escolares que hablen de odio y violencia como los hay entre ellos, no hay medios de comunicación que llamen a ninguna ‘guerra santa judía’ en contra de los infieles musulmanes, no hay nadie que hable de la necesidad de matar, ni en los partidos políticos, ni en los medios de comunicación. Que sean serios».
Pregunta de otro madrij: «¿Qué opina de la nueva universidad iraní islámica que Hugo Chávez está por abrir en Caracas, Venezuela, por un acuerdo con Ahmadinejad?»
Carmón: «¡Es maravilloso! Por fin en Latinoamérica van a poder escuchar y conocer el terrible discurso fundamentalista en su propio idioma».
Me fui pensando y charlando con los muchachos, tres brasileños y un uruguayo, en el dilema eterno del periodismo: la entrevista al enemigo. ¿Es «maravilloso» que MEMRI y una universidad islámica difundan el discurso fundamentalista para ponerlo al descubierto y que la gente diga «qué barbarie», o en realidad MEMRI le está dando demasiado micrófono a ese discurso al traducirlo a tantos idiomas y llevarlo a Occidente para su «desenmascaramiento»? No respondan tan rápido. No es un dilema sencillo.
ISRAEL EN BIKINI: DE LA HASBARÁ A LA DIPLOMACIA PÚBLICA
De allí nos fuimos al Ministerio de Relaciones Exteriores, donde nos recibió Ilan Sztulman, miembro del staff del Departamento de Hasbará de la Cancillería israelí. Conozco bien a Ilan, le he llevado decenas de grupos de América Latina, a los que les ha explicado sin cansancio cómo la prensa hostil a Israel manipula la información. Esta vez logró sorprenderme.
Más relajado, y sin su presentación habitual en Power Point anunció: «No se habla más del conflicto». Si se quiere hacer una hasbará efectiva, explicó, queremos alejar el foco de atención de la opinión pública, del conflicto, que es una pequeña parte de lo que ocurre en Israel, a los bienes que Israel trae al mundo. «Hoy pasamos de la Hasbará a la Diplomacia Pública, crear lazos y hacer ‘branding’, resignificar la marca Israel en las mentes de la gente, que todavía -créanme- piensan en Israel como un desierto con camellos».
«¿Para qué quieren explicar? Es cierto que Israel está en una guerra de terrorismo y se defiende, y a veces comete errores que yo tampoco puedo explicar. ¿Acaso Rusia explica cuando mata a chechenios? ¿Estados Unidos explica lo que hace en Irak? El problema con los palestinos lo van a arreglar sus gobiernos respectivos, el palestino y el israelí, y créanme que los gobiernos de todo el mundo, los nodos de toma de decisiones, saben quién tiene razón. Mi problema es con las opiniones públicas del mundo. Y allí ya no se trata de tener razón, sino de tener amigos».
La Cancillería, en efecto, busca cambiar el objetivo. Ya no se trata de Hasbará en un sentido clásico, aquella que buscaba -y todavía busca en muchos medios de comunicación, foros y páginas web, por cierto todas muy esforzadas- explicar, no sólo que Israel tiene razón desde un punto explicativo y racional, sino que aquel que critica a Israel de una manera cuantitativamente desproporcionada corre el riesgo de estar contagiado de antisemitismo. Por supuesto, ¿por qué, si no por antisemitismo, se critica más a Israel por la muerte de dos palestinos que a Rusia por la muerte de 500 chechenios?
No sólo eso. La doble vara tiene también otra dimensión, tal como intento explicar a mis estudiantes: derechos humanos vs. relativismo cultural. Cuando Israel bombardea un barrio palestino en busca de terroristas, o cuando construye una cerca, se habla de violación a los derechos humanos. Pero cuando los palestinos linchan literalmente en la plaza pública a colaboriacionistas, probados o supuestos, por entregar información a Israel, en ejecuciones sumarias con juicios ridículos, eso es «relativismo cultural»: es parte de la cultura musulmana, como también lo es la discriminación de la mujer, los asesinatos de mujeres por «honor familiar», la circuncisión del clítoris a las niñas, y Occidente no tiene derecho a intervenir. La retórica supuestamente de izquierda y humanista debe hacer una seria reflexión y balance de lo que entiende por derechos humanos y por respeto a las otras culturas al precio de justificar aberraciones.
Pero la Cancillería explica hoy, que demostrarles a los críticos que no tienen razón, o que, en el peor de los casos, son incluso antisemitas, no sirve a la causa de Israel, pues aleja posibles alianzas y la integración de Israel en el mundo, que es en definitiva lo que va a garantizar su continuidad, que es en realidad lo que preocupa.
¿Qué cosas sí hay que hacer? La Cancillería produce actos y eventos culturales donde se difunde el desarrollo israelí, el turismo, la alta tecnología, las delegaciones profesionales del Tercer Mundo que vienen a capacitarse a Israel en agricultura, tecnología, educación, etc., como lo hace el instituto Mashav, también de la Cancillería.
Incluso, por qué no, se trata de contar que las mujeres israelíes son hermosas, como lo demuestro cabalmente en la foto del principio. Una campaña publicitaria de turismo en Israel mostró a modelos israelíes en bikini, y a soldadas en posturas sexys en la revista norteamericana de «soft-porno» Maxim, que provocó un escándalo nacional. Alguien se equivocó al poner el sello de la cancillería en la invitación al coctail de lanzamiento de la edición… Pero esa es la dirección, explica Sztulman.
En el video a continuación, un servidor con los madrijim del Instituto de Líderes del Exterior, el Majón de Madrijim, de la Agencia Judía, en el Café Hillel, captado por uno de los estudiantes, Guillermo Wajner. Valga como homenaje a las víctimas.
Excelente nota. Muy interesante el nuevo rumbo que propone la hasbara israeli, especialmente el analisis de la estrategia («ya no se trata de tener razón, sino de tener amigos”).
Larry.
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Marcelo fue un gusto enorme trabajar contigo, realmente aprendi mucho tanto en el campo del trabajo y la investigacion, como en el espiritu de apoyar a israel.
Me imagino que tenes mi mail, aunque el majon haya terminado estaremos en contacto.
Un abrazo grande
guille
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