El rol de Dios

Desde el viernes estoy queriendo tener tiempo para traducir el siguiente artículo, escrito por Yair Lapid, el príncipe del mainstream israelí. A la luz de lo que pasó ayer en las dos escuelas de la UNRWA en Gaza, y antes de explicar que los del Hamás usan chicos y mujeres como escudos humanos, cosa cierta y sabida, vaya esta nota, para que no nos olvidemos de quiénes somos.

El rol de Dios

Por Yair Lapid – Yediot Ajaronot

La última semana, con todas sus sacudidas y horrores, surge nuevamente la pregunta que nadie se interesa por responder: ¿cuál es la función de Dios?

Porque, a pesar de todos sus fracasos probados, el Hamás ha logrado por lo menos una cosa: ha convertido el actual conflicto en una guerra entre nuestro Dios y el Dios de ellos.

En el plano táctico, nuestro Dios va ganando por ahora, porque tiene helicópteros Apache. En el estratégico, no se supone que el Dios de los judíos deba entrometerse en grescas de barrio del tipo que tiene lugar actualmente en Gaza. Él no es un jugador, sino el Árbitro.

Porque el Dios de los judíos es el verdadero fundador de la Globalización. Es lo que siempre fue tan fulgurante en él. El hecho de que ustedes creen en mí, le dice al Pueblo Elegido, les da un rol especial, pero eso no significa -ni por un segundo- que soy sólo de ustedes. Yo les pertenezco a todos, y todos me pertenecen.

No soy religioso, pero ello no significa que la idea no me atraiga. Hay algo de agradable en la pertenencia a la única tribu de la historia que ha logrado mirar más allá de su propio ombligo. El extremista Dios del Islam amenaza con asesinar a todo aquel que no acepte sus principios. El Dios de los cristianos acostumbra a ofenderse desde el fondo de su alma de que todavía no nos hemos bautizado en aguas benditas. Sólo nuestro Dios contempla a toda la humanidad con una mirada llena de misericordia. Musulmanes, cristianos u otentotes, nos dice, todos son mis hijos, y por todos me preocupo.

El Tanaj (Antiguo Testamento) nos recuerda una y otra vez que no estamos solos en el mundo. «Como ciudadano entre ustedes será para ustedes el extranjero que vive entre ustedes», dice el Levítico, «y lo amarás como a ti mismo». El hecho de que seamos judíos no nos da el derecho a ignorar que personas inocentes están perdiendo la vida. De hecho, se supone que nos debe angustiar más que a cualquier otro pueblo.

El rabino (ortodoxo) Yonatan Zachs escribe en su maravilloso libro «En favor de la diferencia» las siguientes palabras: «Sólo aquellos que han probado el sabor de la esclavitud entienden en lo más profundo de su ser por qué está prohibido esclavizar a otros. Sólo aquellos que han sentido la soledad del ser extranjeros pueden identificarse de modo natural con ellos».

Claro está que nos es más fácil identificarnos con nuestro dolor particular. En el último Shabat murió en Netivot por un misil Qassam Beber Vaknin, de 58 años. Su muerte nos dolió más que todos los 255 muertos en Gaza ese mismo día, incluidos 20 niños muertos allí. La muerte de Irit Shitrit de Ashdod, madre de cuatro, ya nos vacunó por completo de la necesidad de ver también las desgracias de la otra parte. ¿Catástrofe humanitaria? Ellos se lo buscaron. Estamos tan enojados con el gobierno del Hamás, que nos hemos enseñado a dejar de sentir. Que se mueran. Culpables e inocentes juntos.

¿Pero no es ése, precisamente, el rol de Dios? ¿Hacernos señas de cuál es nuestra obligación moral aun cuando nos enojamos? ¿Obligarnos a mirar más allá de nuestro dolor particular? ¿Recordarnos que la santidad de la vida y el respeto por el hombre -dos conceptos que nosotros, los judíos, hemos traído al mundo- no desaparecen ni siquiera cuando hacemos lo más obligatorio para mantener la entereza y la seguridad de nuestro estado?

El Estado de Israel no se puede permitir ser pacifista. Se ha reservado siempre, con empecinamiento, su derecho a la autodefensa, y la ola de misiles Qassam en el sur ha elevado el nivel de rabia más y más. La acción en Gaza es obligatoria y está justificada, pero no podemos aceptar ni adoptar la concepción hamásica del conflicto. Si ellos quieren ver aquí un conflicto inter-religioso, problema de ellos. Pues precisamente por eso, el Islam se ha convertido en la religión más criticada y temible del planeta: debido a que matan gente en nombre de Dios.

Nosotros hemos pensado siempre de modo diferente. No es el estado judío el que se está defendiendo hoy, sino la democracia israelí. Quien sostenga que «Dios está con nosotros», está degradando a Dios. Aun según la concepción laica de Dios -sí, existe tal cosa- Dios no es un comandante de Golani ni conduce un tanque Merkavá. Él es el Dios del amor.

Nuestros sacerdotes traicionan su mandato. En nombre de Dios se han convertido en el factor más militante en nuestro seno. Una y otra vez colocan a Dios en el medio de una competencia: quién tiene más razón, quién es más fuerte, quién garantiza la redención más rápida.

La mayoría de nosotros no estamos capacitados, en días de batalla, para continuar viendo en cada ser humano -ni siquiera en cada niño- una creación divina merecedora de protección y respeto. Por naturaleza, una guerra divide al mundo en «nosotros» y «ellos». Es mucho más cómodo creer que «ellos» -todos- son lo mismo, incluidas las dos hermanas, una de 4 años y otra de 11, que murieron esta semana en Beit Laía.

Sólo que los rabinos no debieran ser como la mayoría de nosotros. Deberían ser mejores. Hay algo de inaudito -y tremendamente triste- en el hecho de que no haya entre nosotros un solo líder religioso significativo, ni siquiera uno, que hable en voz alta acerca del sufrimiento de la otra parte.

Es cierto que hablar de la otra parte es un asunto complicado e impopular mientras los misiles caen en nuestras ciudades, pero ¿acaso no es ése, precisamente, el rol de los rabinos: ser capaces de transmitir mensajes aun cuando no fueren populares? ¿Aclararnos que los fundamentos de la fe no se actualizan con las noticias? ¿Formularnos ideas un poco más complejas, y más audaces, que «se lo merecen»? ¿Convertirnos en mejores personas, en lugar de emitir certificados de aptos a nuestros lados más oscuros?

36 veces aparece en las Escrituras el principio que dice: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Amar significa ver. Reconocer que el otro posee voluntad, fe, y a menudo errores, que les son propios.

Nosotros no hemos destruido Gaza, el Hamás lo ha hecho. Con su estupidez, con su violencia ciega, con haber colocado a su dudoso Dios en la línea del frente. Pero no los vamos a vencer convirtiéndonos en similares a ellos. Los niños muertos son niños muertos, y a los judíos siempre nos han importado los niños muertos.

(Traducción: Marcelo Kisilevski)

7 pensamientos en “El rol de Dios

  1. ¿Qué? ¿resulta que ahora, en nombre de Dios, los israelíes deben compadecerse de los escudos humanos del Hamás? Como si los israelíes debieran ahora guardar un minuto de silencio por los muertos palestinos. Sí, claro. Me imagino cuántos minutos de silencio guardaron los ingleses por las víctimas civiles alemanas en la Segunda Guerra Mundial. Seguro que lo hicieron. El primer día de la guerra a más tardar. Pfff!

    Debemos dejar de buscar la «moralidad superior», dejar de pensar tanto y actuar como lo haría cualquier nación normal del mundo: defendiendo a sus habitantes y si los civiles del otro bando quieren morir o son obligados a morir por sus propios compatriotas, allá ellos… Israel debería dejar de ser tan cuidadoso con el tema de los civiles palestinos… ESTÁ EN UNA GUERRA! (y siendo cuidadoso y todo, recibe los mismos «palos» de la gente ignorante, odiosa, malinformada o simplemente estúpida… en todos los países del mundo prácticamente).

    Menos «filosofeo» y más lucha (no por el valor de pelear, pues el pueblo judío nunca fue un pueblo guerrero, sino por el valor de la defensa de nuestra gente, que nos fue negada durante tanto tiempo y ahora es deslegitimada por nuestros enemigos de forma permanente). Para criticar ya tenemos suficiente con «los de afuera».

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  2. Cuando el Reino Unido bombardeaba Berlín las bombas no sólo caían sobre los techos de los nazis: también volaban por el aire los alemanes que no estaban de acuerdo con el régimen y seguramente algún judío milagrosamente escondido en un sótano o una buhardilla fué sepultado así. Lo mismo Hiroshima, etc, etc.
    A nivel individual hay libre albedrío (gran tema del yiddishkeit!) A nivel colectivo NO. A los que lo puedan entender de otra manera: hay karma individual y hay karma colectivo. Mientras, si no les molesta, me expresaré en yankee básico:
    MY COUNTRY-RIGHT OR WRONG-MY COUNTRY-NOW AND ALWAYS-MY COUNTRY!

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  3. Otro-sí-digo: Es por las lamentables actitudes «de estar viendo otro canal» que los rabinos se quedan (casi)siempre de espaldas al sentir del «hombre de la calle». Por eso los Tzaddikim y los Hassidim terminaban enfrentándose a la élite ilustrada de la religión oficial. Son los responsables de la agonía del Sionismo. Y si este corolario parece muy «traído» a partir del tema originario, surge a partir de lo mencionado en el artículo, en una melange cruel que vuelve a poner sobre el tapete un tema que cobra vigencia periódicamente (part. en vísperas de elecciones) HAY QUE SEPARAR LA RELIGION DEL ESTADO. Un rabino debe tener predicamento moral sobre sus talmidim, sus fieles, etc Eso NO lo puede convertir en un FUNCIONARIO PUBLICO que juzga inapelablemente sobre la vida, la identidad y la moral de quienes NO lo reconocen como su jajam personal. Es en momentos como éstos cuando semejantes evidencias se tornan irritantemente…evidentes!

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  4. Andrés, me pone muy triste tu último comentario, aunque confío en que es producto del enojo. O sea, espero realmente que se te pase. Nosotros no tenemos que compadecernos en nombre de Dios. Pero nos tiene que importar, a pesar de seguir «haciendo lo que tenemos que hacer», debemos seguir lamentando las víctimas civiles, te recuerdo, como lo hacemos en cada Seder de Pesaj por los egipcios que murieron con las plagas. No es una metáfora, que se recuerda «de mentirita» mientras esperamos los knéidalaj y el gefilte fish. Es real y está ocurriendo ahora. Y el hecho de que los ingleses no hayan lamentado las bajas civiles enemigas no tiene nada que ver con lo que nosotros como judíos estamos llamados a hacer. Y que haya críticos de afuera no significa que nosotros no tengamos que buscar ser mejores a través de la autocrítica. Si es por Hasbará, una cosa es la crítica con mala leche y otra bien diferente es la autocrítica. A veces, la excusa de no «dar pasto a los leones» (que no necesitan nuestro pasto) es una excusa para censurarnos entre nosotros. En este caso, la autocrítica pasa por el llamado a realizar (hacer reales, practicar) nuestros valores milenarios aun -y precisamente- en los momentos más difíciles. Tu comentario, que encarna la debilidad del fuerte, y no la fortaleza del sabio, no pasa esa prueba.

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  5. Creo que todos nos estamos concentrando en muchas cosas, pero no en una solución al conflicto judío-palestino o judío-árabe, como uds prefieran.
    Revisando un poco la historia, cuando en 1948 los británicos delegaron en la ONU la formación del futuro estado judío, estaba clarísimo que iba a ser la formación de 2 estados: uno judío y otro palestino, pero que, como los árabes NO estuvieron de acuerdo y, probablemente, debido a que los árabes (o varios grupos de ellos) apoyaron la causa nazi, se terminó creando un solo estado (estoy recordando la guerra de ese año, en donde irakíes, sirios y otros países árabes intentaron invadir el nuevo estado y fueron claramente derrotados).
    Concluyo mi tesis de la siguiente manera: 2009-1948 = 61 años de guerras.
    Pregunto ¿No es mejor pájaro en mano que 100 volando? ¿No es mejor que israel y la región estén en paz si para ello se crea un estado palestino?
    No soy judío, ni árabe ni cristiano. Solo es que NO me gusta el negocio de las guerras: Si señores, las guerras son un negocio para las potencias mundiales (¿tal vez un motivo para lo No creación de un estado palestino?) QUien sabe.

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  6. Moisés, estamos bastante de acuerdo. Es evidente que el problema está en los liderazgos del Medio Oriente y también del mundo, que fueron haciendo más extremas las posiciones del contrario, cuando en cada momento, los palestinos podían haber recibido su estado ya hace tiempo. Para mi gusto el liderazgo palestino ha sido más miope que el israelí, y se lo exime demasiado de su responsabilidad en no haber sabido negociar un buen trato para su pueblo, que evidentemente es el que más sufre. Pero estoy de acuerdo con vos en que el juego de intereses y negocios actúa en todos los niveles, y desde todos los actores de la partida.

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