
Hijos de trabajadores extranjeros manifiestan en Tel Aviv contra la nueva Dirección de Migraciones, a principios de mes.
Ayer fue postergada por tres meses, por orden del primer ministro Biniamín Netanyahu, la expulsión de 2.800 menores nacidos en Israel, hijos de trabajadores extranjeros y refugiados de África.
A veces me pregunto dónde habrá mecanismos que protejan a Israel de sí mismo, por lo menos cuando se trata de sus propios embrollos morales. Un embrollo moral es aquel resultado colateral que no se había tenido en cuenta a la hora de legislar una regla dictada con buena intención, pero que venía a resolver una situación totalmente distinta.
A la hora de decidir que serán israelíes sólo los hijos de israelíes, o los inmigrantes beneficiarios de la Ley del Retorno (judíos, sus familiares directos y sus descendientes hasta la tercera generación), los primeros israelies, surgidos de una realidad post Segunda Guerra Mundial no tuvieron que responder a la siguiente pregunta: ¿qué pasaría si hubiera trabajadores extranjeros en Israel, por naturaleza no judíos y no israelíes, que tuvieran hijos en Israel? ¿Qué nacionalidad tendrán?
La respuesta por default es casi violenta: ninguna. Porque la israelidad es sanguínea, y así la heredan aquí tanto judíos como árabes. Pero la ciudadanía de sus padres, en general, es territorial. Un hijo de obreros peruanos no judíos, nacido en Israel, no será israelí ni peruano, ni nada. Ni qué decir de los hijos de padres de distinta nacionalidad que, hasta ayer temían que sus padres fueran separados por la fuerza.
Así va creciendo en Israel un grupo no muy grande, de unos 2.800 chicos, hijos de trabajadores extranjeros y de refugiados de África nacidos en Israel y criados como israelíes, pero que no son israelíes: hablan hebreo con acento israelí (esa erre que yo ya ni sueño con poder aprender), se educan en escuelas israelíes con contenidos israelíes e incluso judaicos, sueñan con ser alguien en esta sociedad, incluido el poder ir al ejército y aportar al país como el resto de sus amigos. En fin, se enamoran, como cualquier ser humano, de la tierra en que nacieron, que es su casa.
El embrollo moral no se resuelve fácil diciendo: sus padres tienen la culpa; vinieron a Israel para trabajar, con visas de hasta tres años, y cuando se les venció se quedaron como ilegales, siguieron trabajando, se casaron o juntaron, y tuvieron hijos. Ahora, ellos y sus hijos nacidos aquí están por ser expulsados por violación a la ley de visado laboral. ¿Por qué no lo pensaron antes?
Porque resulta que las condiciones para su llegada fueron creadas por el estado israelí, bajo presión de los lobbies empresariales a los que les convenía la importación de mano de obra barata del tercer mundo para reemplazar a la palestina, en cuya estabilidad no se podía ya confiar debido a sus repetidos levantamientos y consiguientes cierres periódicos de los territorios. ¿Visas vencidas? El empresariado y distintos sectores de la economía privada bien pueden servirse de los ilegales, que si se quedan es porque hay dónde y para qué. Lo que se dice, una situación win-win.
Israel es el segundo país en cantidad de trabajadores extranjeros después de Suiza. Según datos del Ministerio del Interior, entran cada año 8.000 extranjeros a Israel, más de la mitad de los inmigrantes judíos, lo cual, para hombres del círculo cercano al primer ministro Netanyahu, «tiene significaciones demográficas». Últimamente se ha creado una nueva unidad de policía, la «Unidad Oz», bajo una nueva «Dirección de Migraciones» que debe «combatir el mal», confinando a trabajadores ilegales y gestionando su expulsión a sus países de origen, obviamente con sus hijos.
Ayer, los chicos festejaban la noticia de la postergación del veredicto por tres meses, «hasta que el nuevo gobierno elabore una política al respecto», según el premier, que tuvo que intervenir personalmente para impedir la expulsión. Hasta el presidente Shimón Peres entendió que la situación ameritaba su participación. Escribió bien:
«Qué pueblo mejor que el que ha sufrido amarguras en los países de su exilio deberá ser sensible hacia el prójimo que vive en su seno», escribió al ministro del Interior Eli Ishai (Shas). «No podemos permanecer indiferentes al destino de niños y adolescentes. Soy consciente de la complejidad de esta cuestión, pero creo que corresponde que se halle una solución justa, en el espíritu de la tradición y la herencia de nuestro pueblo y en el marco de la ley en esta cuestión».
Dentro de tres meses, Israel deberá encontrar, como suele hacerlo, otro artilugio legal para extender la situación provisoria que se acaba de inaugurar, o bien para llegar a una resolución permanente de la cuestión, consistente en otorgamiento, si no de ciudadanía, por lo menos de residencia temporaria para chicos nacidos en Israel y sus padres. Es un precio menor, comparado con la expulsión y sus secuelas.
Antes de ser vapuleado, quiero aclarar que comparto plenamente la opinión de Marcelo en el sentido de que estos pobres chicos no tienen la culpa de nada y, en todo caso, sus padres tienen una responsabilidad mínima dada la situación extrema en la que se encontraban. Los principales culpables de esta situación son los propios grandes empresarios israelíes que, por su avaricia y capitalismo salvaje antipatria, trajeron a toda esa gente del exterior para que trabaje por un sueldo mínimo, en vez de contratar a todos los olim desempleados llegados de la ex-Unión Soviética y otras partes para pagarles como corresponde. Eso está claro, ya sabemos quiénes son los responsables que deben ser repudiados y escrachados socialmente. Ahora bien, también está claro que hay una situación creada que se debe resolver y a veces tiene que salir perdiendo también el que no tiene la culpa (nosotros también estamos en una situación extrema bastante complicada)… qué se le va a hacer, algo hay que sacrificar para hacer un bien mayor. No creo necesario aclarar que una cosa son los olim (que no son inmigrantes, sino hebreos orgullosos que vuelven a su tierra por derecho desde la diáspora, pero automáticamente se convierten en israelíes cuando pisan Eretz) y otra cosa son los inmigrantes ilegales que le quitan el trabajo a los nuevos olim judíos (no intencionalmente, claro está). Entiendo perfectamente desde el punto de vista humano cuál es la situación terrible por la que pasan los pobres trabajadores extranjeros de Tailandia, África y Sudamérica que, además de las penurias por las que pasan en sus países de origen, son explotados injustamente en Israel (y, a diferencia de los «palestinos», ellos en verdad no le hacen mal a nadie y solo quieren ganarse el pan dignamente); no obstante todo eso, creo firmemente que deben ser expulsados de inmediato de Israel, por una cuestión de seguridad demográfica y protección de la ciudadanía israelí junto con su clase trabajadora, algo que va más allá del sentimentalismo que se pueda sentir (a veces enemigo de la razón). No obstante, creo que, junto con la expulsión, se debería dar algún tipo de compensación a esos inmigrantes (a lo mejor económica) por las penurias injustas que les hizo pasar el Estado. Pero con todo lo que se pueda argumentar a favor de la justicia de los trabajadores ilegales y sus hijos nacidos en suelo israelí, lo cierto es que no son israelíes y deben ser expulsados. No es por una cuestión de odio o rencor, nada que ver (el rencor solo le tengo a los que crearon ese problema deliberadamente para su propio beneficio egoista y antisionista: los empresarios explotadores), pero esto hay que solucionarlo porque se trata de un problema de identidad y seguridad demográfica. Cómo extraño los tiempos de Israel en los que estos problemas ni siquiera habían sido soñados con que surgieran alguna vez… sí, es cierto, como dijo Eli Yishai, nuestro pueblo ha sido extranjero y errante maltratado durante milenios por lo que debemos aprender la lección, pero tampoco podemos permitir que nuestro único país se suicide. Es cierto, Israel creó un problema en el que tiene responsabilidad, pero como dije anteriormente, hay que solucionarlo ahora, no nos queda otra, y esa solución, antes que nada (incluso antes que el sentimiento humano), debe tener en cuenta la seguridad de nuestra identidad. Y por supuesto, una vez que se expulse a esta gente, se deben iniciar los juicios correspondientes a los responsables de haber traido a esa pobre gente para explotarla y hacerla una población ilegal en Israel, para que nunca más se vuelva a repetir un error semejante.
Me gustaMe gusta
Marce: Interesante que en este blog no se trate solamente el tema de la guerra, y los palestinos que son, por cómoda definición, todos terroristas y malvados. Una vez más, brillante lo tuyo! El asunto de los «ilegales» tiene que resolverse con una solución de fondo que, sin duda, Nethaniahu no va a encarar por su naturaleza mediocre y timorata.
Fue muy piola (piola entre los argentinos significa vivillo, aclaro para los no argentinos que nos leen) contatar a extranjeros por menos del mínimo y postergar así a los olim, aún de los trabajos más mediocres. Y si hay trabajos tan mediocres que ni siquiera los olim los agarran, es muy piola no mejorar las condiciones, mantenerlas como en el siglo XVI y traer a tailand o a africanos.
Ahora tienen el paquete, señores, y hay que desenroscarlo. La solución de fondo más justa, sería darles status de extranjeros legales, a los hijos, dejarlos vivir en paz sin persecusiones idiotas que hacen distraer recursos (burocracia y policía) de donde se necesitan, y a partir de hoy, por ley, al que contrata ilegales, (por menos del mínimo, porque no hay ilegales que cobren millonadas), se le clausura el negocio y se le impide laburar de manera independiente por 10 años. Ya que somos tan duros con los perejiles, podemos apuntar alguna vez para arriba. Una mera ilusión, tratándose de un Primer Ministro que solamente sabe hacer lo que le dicta el stablishment.
Me gustaMe gusta
NO PUEDO CREER LO QUE LEI.
Marcelo, por medio de tu blog me enteré de esta noticia, la de expulsar a niños hijos de extranjeros de israel.Me parece una ridicules.
no lo habia leido en ningun otro medio israeli en castellano a los que me suscribi.
Justamente el pueblo judio que fue expulsado durante miles de años de su tierra, habla de expulsar a alguien que nacio en el territorio israeli?
deberan crear alguna ley que diga que es israelí el que nacio tambien en israel, aunque no sea judio.
el fanatismo ridiculo de jabotito es comparable a Hitler.
Que hubiese sido de todos nosotros, hijos, nietos y bisnietos de refugiados y escapados de los distintos paises del mundo de donde los judios fueron expulsados? no tendriamos nacionalidad, yo que sería sino una argentina judia? porque me encanta ser argentina y me enorgullece ser judía y practicante.
Nuestros antepasados trabajaron y forjaron raices en distintas partes del mundo y siguieron siendo judios, trabajaron e hicieron patria en todos lados, hicieron estudiar a sus hijos y ellos a sus hijos.y hoy un estupido dice que hay que expulsar a los hijos de extranjeros de israel por una cuestión de seguridad e identidad demográfica.
ES PARA REFLEXIONAR
NO LE HAGAS AL OTRO LO QUE NO TE GUSTARIA QUE TE HAGAN A VOS.
Todos somos ciudadanos del mundo.
Me gustaMe gusta
El problema no es tal. Como lo del matrimonio civil. Como que los inmigrantes se tienen que convertir. Si yo me voy a vivir a España me tengo que hacer católica? NO! Y EL PROBLEMA ES QUE ISRAEL TIENE LAS PATAS EN EL SIGLO XXI Y CIERTO SECTOR DEL CEREBRO EN EL SIGLO X. La Edad Media es incompatible con un país de punta en tantos sentidos. Con Francisco Franco sólo se podía casar por la iglesia, no había otra…Pero HASTA EN ESPAÑA ESO TERMINÓ. Ahora hay matrimonio civil, divorcio, matrimonio gay, en fin, hasta Internet parece que tienen los gaitas.Ah, y con el Rey, encima!…
Me gustaMe gusta
…y sacame esa cruz irlandesa, Marcelito, por fa…!
Me gustaMe gusta
es un problema complejo, que hoy , mayo de 2010, no esta solucionado.-
Me gustaMe gusta
estuve en un evento de sudamericanos
trabajadores de ISRAEL, Y sostienen que ellos no quieren que sus hijos se conviertan en judios, ni reciban educacion como judios, son catolicos y pretenden seguir siendolo, para lo que reunen fondos, para»formar una escuela donde sus hijos estudien español y educacion cristiana, como hicieron nuestros padres mandandonos a la escuela judia, para no perder la identidad, ¿esta bien o mal? 2 ejemplos identicos.-
Me gustaMe gusta
Jabotito tiene razón, pero no mucha. Propone un buen remedio: sólo q es peor que la enfermedad. RESIDENTE LEGAL con derecho a trabajar, para los que vinieron Y PARA TODO SER HUMANO NACIDO EN EL HOGAR NACIONAL DEL PUEBLO JUDÍO CIUDADANÍA ISRAELÍ PLENA. Educación e instrucción religiosa? Libre, por supuesto! No fué nuestra bandera durante 62 años la libertad de cultos? No nos quejamos de la asimilación de los judíos en el galuth? Y la mayoría de estos pibes no se van a integrar? Entrenarán en el Tzáhal, combatirán y morirán, trabajarán y estudiarán…no es probable que se conviertan? Sobre todo mediando las bellezas israelíes…Y LOS MATRIMONIOS MIXTOS? Si se convierten son judíos, o no? Además parece que viene el matrimonio civil, que ya va siendo hora. POR SI ALGUIEN TODAVÍA NO LO SABE: ABRAHAM,ABINU ERA GOY, nacido en UR de los Caldeos,se hizo judío en Canaan…creo que alguna vez lo deben haber escuchado…Así que no solamente «respetarás al extranjero porque esclavo y extranjero fuiste en la tierra de Egipto…» sino que en realidad SOMOS TODOS HIJOS DE UN GOY. De la pureza de la sangre, mejor no, verdad?
Me gustaMe gusta
La demostración por el absurdo de la pifiada de Jabotito podría ser llevar al extremo su actitud execratoria. La «SOLUCIÓN FINAL»: que esa policía especializada canalice el fruto de sus razzias a «campos de trabajo y reeducación», que estén dotados de unas altas chimeneas…verdad que no? Entonces es tan sólo una cuestión de grado.
Me gustaMe gusta