Últimamente se me ocurrió que existe, entre las llamadas inteligencias múltiples, una «inteligencia mediática»… de la que parte del liderazgo israelí carece casi por completo. Hablo, en este caso, de parte de su gobierno y del sector militar. Venimos lidiando con esta ceguera de imagen desde hace años, pero ahora se ha dado una seguidilla que vale la pena mencionar.
El primer ejemplo de estos últimos días fue la denegación de la entrada del filólogo judeo-norteamericano Noam Chomsky. Si la empleada del Ministerio del Interior lo hubiera dejado hablar, el académico habría hablado sólo para universitarios palestinos en Bir Zait en Ramallah, que de todos modos son su público de convencidos. Hubiera hecho menos daño a la imagen israelí que la que se produce ahora al haberle denegado la entrada. Lo cual además fue un hecho ilegal -o ilegítimo, o inmoral, o decididamente estúpido- en un estado democrático, de lo que tanto se vanagloria Israel.
El segundo hecho es la conmemoración de 10 años de la retirada del sur del Líbano. Este hecho es un ejemplo de la mentada miopía mediática y de relaciones públicas, en el sentido de lo que Faucault llamó «Las palabras y las cosas». Los diseñadores de políticas parten de la premisa -un poco por la mentada miopía y otro poco por arrogancia paternalista- de que los actos hablan por sí mismos. En este caso, que la sola retirada del Líbano en 2000 habría de demostrar al mundo cuán amante de la paz es este país. No había nada que explicar, no había nada que decir.
Error. Existen «cosas» básicas que son reales, y hasta por ahí nomás. En este caso: Israel se retiró del Líbano. El resto son las «palabras», pues a las cosas hay que ponerles nombre. Y el campo de los nombres, es decir de las interpretaciones, las relaciones públicas y el marketing, es abandonado por Israel en manos del otro bando, una y otra vez.
Hezbollah sí supo ponerle «nombre» a la «cosa». Llamó a la retirada israelí: «una victoria más de la resistencia islámica contra el enemigo sionista, que sólo entiende el lenguaje de nuestras santas armas; seguiremos con la jihad hasta la derrota total del invasor sionista», etc. ¿Qué nombre le puso, en cambio, Israel? Podía haber sido, por ejemplo: «Una nueva e incontestable demostración de la voluntad de paz de Israel». Pero Israel no habló. Estiró la nariz para arriba, y esperó que «el mundo entendiera solo».
Y otro tanto ocurrió en 2005 con la Desconexión, la retirada unilateral de la Franja de Gaza. Lo máximo a que llegó Ariel Sharón fue a que se trataba de «asegurar la mayoría judía en el Estado de Israel». También balbuceó algo de «fronteras más defendibles», no vaya a ser cosa que fuera a ser tomado por a-patriótico y a-militar. Pero ello fue para convencer a sus votantes. Al mundo, Sharón no le dijo nada: que todos vean por televisión las imágenes de los pobres colonos siendo expulsados de sus casas, y verán qué sacrificios hace el país por la paz. Pero el mundo no entendió nada de eso, porque el único que le puso nombre fue Hamás: «Una nueva victoria de la heroica resistencia palestina»…, etc.
Último ejemplo: el gabinete israelí acaba de aprobar una propuesta de ley -por suerte debe pasar todavía por la Knesset- para retirar beneficios a los presos de seguridad pertenecientes al Hamás. Si se aprueba, los presos no podrán leer periódicos ni ver televisión, no podrán seguir sus estudios académicos en la cárcel, ni recibir visitas de familiares y otras. Sólo gozarán de los derechos que marca la Convención de Ginebra: visitas de sus abogados y de la Cruz Roja, y poco más. La llamaron «Ley Shalit», porque es un intento de responder a las malas condiciones de Guilad Shalit en su cautiverio de 4 años a manos del Hamás.
La medida ya ha sido catalogada por sus opositores de populista: no tiene otra motivación ni efecto que la sensación venganza de quienes votan al partido de sus impulsores, el Likud. No va a tener el efecto buscado: que las madres de estos presos presionen al Hamás para que alivie las condiciones de cautiverio de Guilad Shalit y permita cuanto menos la visita de la Cruz Roja.
Porque existe otra suposición israelí, dentro de este analfabetismo mediático de cierta parte del liderazgo israelí: que con sus medidas agresivas, y sólo con ellas (es decir con la «cosa») basta para que, automáticamente, la opinión pública palestina reciba el mensaje y actúe como Israel quiere: presionando a su liderazgo para que se porte bien. Pero qué vamos a hacer: no es así como funcionan las cosas.
Ya desde la guerra civil en el Líbano en los años ’70, Israel debió entender que no se puede influir en los procesos socio-políticos de países y pueblos vecinos. Podemos llenar otro blog con los fracasos israelíes en este terreno. Pero sobre todo, para que las madres de los presos reciban semejante mensaje, debe ocurrir primero lo obvio: Israel se los tiene que decir. La sola medida no configura el mensaje.
Porque, insisto, una cosa es la medida, y otra bien distinta es el «nombre» que se le habrá de poner. Israel no habla con los palestinos de la calle. El que habla con los palestinos de la calle, con las madres de los presos, se llama Ismail Haniyeh, primer ministro del Hamás en la Franja de Gaza. ¿Y qué va a decir Haniyeh a las madres de los presos si esta medida nefasta se pone en práctica? Adivinaron: que es «otra medida de opresión del régimen sionista genocida para torturar a nuestros héroes y mártires encarcelados por la liberación de nuestra tierra islámica».
El efecto de esta medida miope, si se aplica, será que una vez más el gobierno autoritario y fanático del Hamás tendrá al enemigo externo de siempre al cual echar la culpa de los sufrimientos de la gente en la Franja. Históricamente, cada vez que se agravaron las condiciones de encarcelamiento, ello sólo condujo a huelgas de hambre, motines dentro de las prisiones que se extendieron a disturbios fuera de ellas. Y en cuanto al pobre de Guilad Shalit, Hamás puede vengarse del «opresor sionista», agravando más aún sus condiciones, porque «Israel empezó», y después vaya uno a explicar. A no preocuparse: si se cae un solo pelo de Guilad Shalit, ya sabrán Dany Danón (paladinezco impulsor de la «Ley Shalit») y sus amigos impulsar acciones de venganza. Vamos a estar bárbaro acá.
Hay muchos otros muchos otros hechos que no pasan el examen de la cámara, como la construcción de las viviendas judías en Ramat Shlomo y la habilitación de viviendas judías en pleno barrio palestino, al mismo tiempo que se amenaza con demoler viviendas palestinas construidas «ilegalmente».
Hago votos por que alguien imparta un curso acelerado y urgente de inteligencia mediática a nuestros líderes. Porque de un tiempo a esta parte, la imagen -es decir el «nombre»- que sale de estos lados es el de un país feo y oscuro. Es una lástima, porque la «cosa» es mucho más linda que eso.
lA PRIMERA DIRIGENCIA era de o´rigen ruso, o de Europa oriental (en su mayoría) que sólo había conocido el totalitarismo zarista y luego el soviético. Se anhelaba una población de dóciles mujiks a quienes se pudiese conducir por la nariz. Con la inmejorable excusa de la carencia de alimentos se enalteció la actividad agrícolo-ganadera en desmedro de la intelectual (la intelectualidad crítica con lucidez sin dar satisfacción a la gastro-intestinal era indefendible)y soslayando lo artístico (el arte se considera, en voz baja, superficial y parasitario, siguiendo las directivas de Karl Marx, rabeinu.) Consecuentemente, los objetivos en materia educacional apuntaban a «producir» gente «sencilla». «Sin tantas vueltas». Yo sé que a partir de lo que había «el que en Israel no cree en milagros , no es realista». Pero los baches que esa formación dejó se tornan evidentes hoy. (Y bué, pior es ná…)
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Hola Hannah!
Quizás tengas razón en lo que a los orígenes se refiere. Sin embargo es raro, porque Israel se terminó convirtiendo en el país más creativo del mundo, con cerebros brillantes en todas las áreas. Israel es el país con más patentes e inventos per cápita del mundo en todo, incluido en la informática y las telecomunicaciones. También son genios en métodos educativos, en educación a distancia, y producen buena publicidad, buen cine y buena televisión, aunque yo les echaría un poco de polenta a sus dramas televisivos, que son para inyectarse cianuro de tanta depre. Y sin embargo, a Israel le patina la comunicabilidad político-militar, y se la dejan a las comunidades judías, que hacen lo que pueden. Pero vamos, convengamos en que es ridículo que, justo en ese tema, los que reciban los embates y se vean en la necesidad de explicar una problemática tan compleja sean quienes no están involucrados en ella.
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Todos sabemos que Israel carece de gente apropiada para las relaciones públicas (en Cancillería y fuera de ella). Por suerte algo está cambiando y se tiene la intención de cambiar. Por eso Israel necesita gente como vos, Marcelo.
Por otra parte, el endurecimiento de las condiciones de los terroristas y asesinos árabes presos me parecen muy leves, pero al menos no les darán más garantías que la Convención de Ginebra ni estudios universitarios ni alguna que otra comodidad que en definitiva convierte a las cárceles israelíes en un hotel de cinco estrellas para los terroristas del Hamás (por algo prefieren cometer un crimen para disfrutar de esa cárcel, a costa de lastimar a un israelí, claro está). En España acaban de condenar a un etarra (un pobre nenito al lado de un terrorista islámico) a mil años de prisión, mientras en Israel se liberan asesinos todos los días. Esto debería haber cambiado hace mucho tiempo. Pero, al igual que sostiene Marcelo, yo también creo que hacía falta darle el mensaje textual a las madres palestinas: ESTO ES POR CÓMO HAMÁS TRATA A SHALIT. Es decir, combinar los hechos verdaderos, con las palabras.
No obstante ello, te pregunto Marcelo… ¿vos realmente crees que si Israel fuera menos mediáticamente analfabeto las cosas cambiarían demasiado? Es decir… ¿vos realmente crees que al monopolio mediático antisemita (El País, Clarín, Página/12, BBC, etc, etc, etc) le interesan los hechos y estarían dispuestos a difamar menos y largar menos mentiras por cómo hablen los diplomáticos israelíes? Me parece una mirada un poco ingenua, que además no se atiene a las verdaderas razones del antiisraelismo mediático en el mundo y descuida un factor principal: a la prensa no le interesa informar, sino defender a toda costa sus intereses (sean económicos, ideológicos, políticos o dependiendo en cada caso). Creo que, a veces, vos Marce te excedes en tus demandas a Israel… no todo depende de nosotros (ni de Bibi).
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Hola Andy!
Coincidís conmigo en el problema. La pregunta es por qué te parece tan complicada la solución. A veces, hacer las cosas distinto es más fácil de lo que parece. TANTO demando de Israel al pedirle que mire dos jugadas más adelante en el campo mediático, no sólo en el militar? Como dije a Hannah, creeme que hay suficiente gente capacitada en Israel para dar vuelta todo el mundo comunicacional, sólo es cuestión de ponerle huevos, es decir: presupuesto y decisión política. Mi respuesta es no, no me estoy excediendo con mis demandas a Israel. Me estoy quedando corto, y te voy a decir por qué. Por que su miopía mediática te está obligando a vos, que no estás en Israel, o sea, a las comunidades judías del mundo, a ponerse la camiseta de Israel al punto de quedar identificados (por voluntad propia y por el dedo acusador de los anti más o anti menos) con tanques, bombas, demoliciones de casas palestinas y apretadas de clavijas a presos del Hamás. Ojalá todos los judíos del mundo tuvieran la comprensión que tenés vos del conflicto para poder representar la voz israelí. Pero lo cierto es que ni ellos ni vos tendrían por qué cargar con esa función, salvo que fuera una pasión, como lo es tuya. Si eso va a contrarrestar los mensajes mediáticos antiisraelíes? No tengo idea, los judíos siempre pasamos de la impotencia a la omnipotencia, y de allí a la impotencia otra vez, con demasiada facilidad. Yo puedo cambiar mi propia actitud, menos puedo curar sus taras a otros. Pero mientras tanto, lo cierto es que Israel no está haciendo nada en ese campo, y en estos días, por el contrario, está haciendo daño a su propia imagen. ¿Será una «excesiva demanda» que este gobierno, por lo menos, se calle la boca y baje el perfil?
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¿Quién carajo soy yo, un judío en el medio del Río de la Plata, como para tener que recibir explicaciones o consideraciones de Israel?
Gerald tiene una muy mala concepción de la diferencia entre ser ciudadano de un país y diáspora de un pueblo… Israel no piensa en todos los judíos del mundo cada vez que realiza una acción militar, ni tiene por qué hacerlo (aunque a los judíos de la diáspora trata y le otorga oportunidades de visitar y asentarse en el país de una manera maravillosa, en comparación con cómo tratan otros países a sus respectivas diásporas, como Japón, Irlanda, etc). Israel, como país común y corriente, debe combatir al terrorismo como pueda y velar por la seguridad de SUS CIUDADANOS, deber primero y único de la nación, sin caer en el chantaje antisemita de «guarda que si haces esto nos descargamos con los judíos de Australia…» eso sería una reverenda estupidez y no creo que nunca se le pasaría por la mente a ningún funcionario israelí pensar en mí o en una comunidad judía del exterior antes de atacar al Hezbollah. Israel tiene que pensar en Israel, nadie más.
Ahora bien… ¿eso quiere decir que yo defiendo a Israel porque tengo el deber de hacerlo? NO! al igual que hay judíos como Noam Chomsky, también hay muchísimos judíos (la inmensa mayoría) y no-judíos (bastantes también) que sienten lazos afectivos con el Estado judío y están convencidos de que la de Israel es una causa justa. Yo defiendo a Israel PORQUE QUIERO, Marcelo, porque tomo políticamente una postura de ser judío y sionista, no porque crea que todo lo que hace un gobierno de turno es infalible ni porque reciba algún cheque del Departamento de Hasbará. Si para los antisemitas o la gente ignorante todos los judíos en cualquier parte del mundo son embajadores de Israel, es un problema exclusivamente de ellos y pronto se darán cuenta de su error… yo defiendo a Israel PORQUE SE ME CANTA, no porque tenga algún beneficio extra por ello ni porque yo le deba algo al Estado (o visceversa). Y si Israel no nos debe nada a nosotros, menos le debe al resto de los países de mierda que fueron cómplices del Holocausto (por omisión o comisión) y se la pasan opinando sin saber. Tampoco le debe nada a sus aliados verdaderos (EE UU, Canadá, Australia, etc) o sus aliados supuestos (Europa), porque entre Estados no hay amistad, sino intereses compartidos, incluso puede que sean ideológicos y afectivos, pero nadie le regala nada a nadie en la arena internacional. Al único que le debe algo Medinat Israel, es a los ciudadanos israelíes, a nadie más. Si algún judío diaspórico quiere que el Estado le deba algo o quiere recibir los beneficios y el bienestar de cualquier ciudadano… no tiene más que tomarse un avión que diga «El Al», bajarse en una parada llamada «Aeropuerto Ben Gurión», pedir la nacionalidad, cumplir con su deber en el ejército, trabajar, respetar la ley y pagar impuestos… recién ahí que putee todo lo que quiera, exija todos los derechos que le corresponda y vote a quien quiera.
Ahora bien, fuera de eso, si realmente es como decis vos, Marcelo, que Israel confía en los judíos de la diáspora para explicar su postura, pues me parece un grave error. Justamente porque los judíos del exterior tampoco le deben nada a Israel. Como sea, ambos coincidimos en que Cancillería y el Ministerio de Hasbará y Relaciones Públicas debería ponerse un poco más las pilas y el gobierno le debería prestar más atención a las relaciones públicas (con presupuesto, gente y voluntad). Ahora bien, de ninguna manera eso implica que las relaciones públicas deben dejar de estar subordinadas a los intereses de seguridad de la nación… me explico, si Israel tiene que invadir Líbano porque pronto al Hezbollah lo único que le faltará tener en su arsenal son armas químicas, que lo haga de una buena vez… después veremos cómo se trata el tema para la prensa, pero primero lo primero… me importa un carajo lo que intente hacer Quebracho en Buenos Aires (de última les damos una paliza como el 17 de mayo del año pasado). Que quede claro eso, porque sino estamos confundiendo cuáles son las prioridades y deberes, no ya de Israel, sino de cualquier nación soberana.
Por otra parte, Israel ya no necesita de mayores hechos reales para relucir la justicia de su causa, simplemente necesita, como ya se dijo, menos analfabetismo mediático. Pero tampoco es tan sencillo cuando se tiene un monopolio mediático inmenso cuyo único interés es difamarte.
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Marce, excelente articulo como siempre.
Yo creo que el gobierno se empezaría a poner serio en estos asuntos, si desde la diáspora misma se unieran a reclamárselo. Pero lamentablemente esto no sucede así. Sino que el Estado de Israel siempre pide que lo defiendan por medio de la hasbará para dar explicaciones de sus acciones. Nunca consideran que todo lo que hacen por allá nos afecta a todos los judíos del mundo. Bien recuerdo una situación en particular que ilustra esto mismo, al igual que los hechos que citas en el artículo, donde Israel entra en Jenín, en el marco de la operacion «Muro de defensa» en el año 2002, por 5 días, bloqueando todo acceso a la prensa. Luego de ese tiempo, pudieron acceder y ver como se había destruido una parte de la ciudad. Los medios informaron al mundo la masacre que ocurrio alli y aseguraron que, para evitar que los medios muestren esta carnicería (que no era tal, sino que los palestinos la habían fraguado, colocando cadáveres en las calles, que no eran 500 sino 50), los israelíes censuraron durante ese tiempo a la prensa. Los informes estuvieron llenos de falsedades como de costumbre, pero despues se tuvo que salir a dar explicaciones, en vez desde un principio ser más inteligentes con la prensa.
Esto al igual que todo evento repercute en el exterior. Pero sin embargo el Estado sigue considerando que nosotros debemos salir con la hasbará. ¿Cuándo seran más inteligentes y nos ayudarán primero desde allí? Sería mas sencillo llegar a las personas, incluso judías, si desde la fuente tuviéramos una base para comenzar a esclarecer las situaciones. Por eso considero que deberíamos DEMANDAR desde la diáspora al Estado de Israel para que comience a pensar más inteligentemente cómo se muestran las cosas, porque de ello también depende la seguridad de su pueblo fuera de sus límites.
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Andy, lo único que comentaría de tu comentario es que el tema del «apoyarse en los judíos del mundo» tiene su punto complejo en la interna israelí en este campo. El dpto de Hasbará de la Cancillería se pelea todo el tiempo con el Ministerio de Defensa y el Ejército, y opinan como te digo: que en Defensa podrían mirar un poco más ampliamente sus «necesidades operativas» e incluir entre ellas también las mediáticas, asegurando que es posible. Admiten que no es posible en todos los casos, pero sí en muchos de ellos, pero su crítica es que en Defensa ni siquiera se lo preguntan, y ahí entra la bronca y la impotencia, porque es como hablar a la pared. Y estamos hablando de gente que tira para el mismo lado! El tema es que el mentado dpto es muy chiquito, y Defensa es enorme en presupuesto y poder político interno, y le puede hacer «pito catalán» porque «¿qué me vas a hacer, a ver?» Y por eso más de una vez yo sí vi a funcionarios de la Cancillería diciendo a grupos de judíos del exterior en visita, frases como: «Es ahí donde los necesitamos a ustedes». Yo lo único que digo es lo que decís vos: que los judíos no le deben nada a Israel, que es un pedido de ayuda y no una orden, y que tienen que decidir ellos, cada uno, el papel que va a jugar. Yo agregaría que a veces, la ayuda puede ser también una advertencia y un tirón de orejas amistoso, es decir crítico desde una postura sionista: ojo, porque lo que está pasando en Israel repercute así y así, y creemos que están dadas las condiciones para…, etc. A veces un buen consejo de afuera hace bien, tanto en la vida cotidiana como en la política internacional. Que es lo que plantean iniciativas como J-Street de la que hablaba en otro post. Ser incondicionales no solamente es anacrónico, también puede no ayudar a avanzar en los objetivos comunes: la continuidad de Israel como expresión del derecho a la autodeterminación del pueblo judío, y la paz con sus vecinos. El «cómo», tanto judíos afuera como israelíes en Israel, se puede discutir, puertas adentro y puertas afuera. Abrazos.
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Me resulta acertado el primer comentario.Hay una base brutal.Persiste.Se suman otros fundamentos,entre los que se encuentran
extravagantes combinaciones de soberbia y desconsideraciones entre las distintas capas geológicas que nos fuimos adhiriendo
al cuerpo fundacional.Distintos mitos y leyendas exteriores van siendo derribados por esta etapa fantástica de la verdad post
moderna.Mi amigo y colega Ioram Selser diserta brillantemente sobre algunos de ellos.
El abandono de «lo exterior»en forma y fondo se ha desarrollado como una impronta lastimosa durante mucho tiempo,pero yo lo veo
con un punto de inflexión a partir del ’67.Es como una paradoja,tanta alegría tuvimos,tanta gloria evocamos los veteranos,tanto
retro incorporamos.La comunicación,y vos Marcelo,obvio bien sabés por tu carrera de Comunicaciones Sociales,no debe estar divorciada de la sustentabilidad política,la nuestra la Carta Sionista.Nuestra decadencia en los Fundamentos de la Doctrina
política fundacional es simétrica a la decadancia de la imágen «natural»de Israel.Esa asimetría se acendró, a mi entender,
por un abandono e irresponsabilidad,no fácil de entender,sin realizar exhaustivas investigaciones,del tema que nos ocupa.
En mi caso,que he trabajado y aún trabajo en el tema luego de cuatro décadas,luego del triunfo militar del ’67,pero no sólo en
la vereda de Israel,sino tambien en la otra,la de nuestra Hispano-Luso América,no deja de asombrarme la ceguera y la sordera
de distintos estamentos al respecto.A veces asisto a reuniones en la Universidad y otras paralelas y escucho las opiniones mas temerarias y sobradas de sí mismas,de personajes que van y vienen y repiten las mismas incongruencias.Hasta antes de la segunda
guerra en el lïbano,mas de una vez era mal mirado por otro veteranos,todos profesionales universitarios y algunos escribiendo en medios por dinero.Desde hace poco tiempo veo a algunos de ellos ya preocupados.El tema es que no tienen idea de que hacer.
No tienen la menor idea porque,primero no son idóneos en comunicación , segundo que odian a los creativos e innovadores en el tema y correlativamente son groseramente soberbios.No lo pueden superar(coincido con primer Forista).No tienen idea de trabajar
en think tank de la materia y si alguien con ideas se acerca lo segregan sin piedad.Algun tiempo atrás le organizé a la entonces Ministra de Exteriores un equipo de voluntarios,sustentado con fondos privados,con lo que yo entiendo un grupo de intelectuales fantásticos,tanto en Eretz,como en el exterior.La citada dama ni nos recibió,ni contestó los pedidos de audiencia.Se perdió una oportunidad brillante.Como analista económico y postgrado en periodismo económico,le envié mi síntesis
Marca País,me felicitaron,dí dos charlas,pero nadie reacciona.Días atrás en B.A. un emérito hombre de la prensa argentina,judío
él,me declaraba con todo dolor, que en su larga trayectoria profesional y sus libros muy conocidos,nunca fué llamado para consulta por las instituciones de la Comunidad,ni tampoco por la representación allí.
En los últimos tiempos,sobre mojado llovido, me angustia ver arribistas sin ninguna preparación largandose al fastuoso
mundo de la web,con todos los secundarismos que ello involucra.
Me han gustado mucho tus últimos artículos en Guysen,sos una persona mas, que desaprovecha nuestra Bendita Eretz Israel.
Coincido contigo,que no es una tarea fácil,pero se podría dar un vuelco de 180 grados en este tema para felicidad de nuestra
patria.
Muchas gracias.
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