Netanyahu, la plataforma doble y el offside

Bibi, entre la mano dura y un horizonte de paz

En muchos ámbitos he explicado la «Ley de la Plataforma Doble» que rige en Israel. El principio indica que ningún líder puede ganar los comicios en este país si no se maneja en base a dos lineamientos electorales y gubernativos paralelos: por un lado, mano dura sin concesiones contra el terrorismo palestino; por otro, un horizonte de paz negociada.

El descubridor de este principio, que en los últimos 15 años, desde los Acuerdos de Oslo, parece haber funcionado como la ley de la gravedad de Newton, no es otro que el actual premier, Biniamín Netanyahu. Con genialidad política, triunfó en las elecciones de 1996, contra Shimon Peres, candidato laborista post magnicidio de Rabin, con su famoso lema: «Osim Shalom Batúaj», «Hacemos una Paz Segura». «Haremos la paz», decía, «pero no al precio de arriesgar la seguridad de nuestros ciudadanos.

Así, Peres perdió por apuntar a un solo término de la ecuación, cuando tanto él como Rabin antes de su asesinato, llamaban a las víctimas del terrorismo «víctimas de la paz». La gente dejó de «comprar», en especial ante la ola de atentados suicidas de 1996, y le pasaron la batuta a quien lo había captado, Biniamín Netanyahu. Ariel Sharón, el emblemático «archi-derechista», ganó las elecciones en 2001 mirando a la cara de la gente y anunciándole que habría «concesiones dolorosas» (el término de la mano dura en la ecuación no necesitaba explicitarlo: él la encarnaba).

Pero Sharón comenzó a caer en popularidad cuando aplicó sólo la mano dura en su gobierno, intensificando la política de las «liquidaciones selectivas», dando muerte, entre otros, al líder espiritual del Hamás, el jeque Ahmad Yassin, y a su lugarteniente, Abed El Aziz Rantisi, una semana después. Por aquel entonces, se había lanzado el «Acuerdo de Ginebra», un pacto virtual sin validez, de políticos de segunda línea israelíes y palestinos. Esto -y otros factores, como los casos por corrupción que pendían sobre su cabeza- dejó a Sharón en offside y fue cuando decidió recordar a la gente lo de «concesiones dolorosas», y lanzar el «Plan de Desconexión», concretado en 2005. Su popularidad volvió a estabilizarse.

Pero la Desconexión había sido el puntal de la plataforma de su adversario en esos mismos comicios, el olvidable y olvidado Amram Mitzna, del Laborismo. Él había prometido explícitamente: retirada unilateral de la Franja de Gaza en el lapso de un año y construcción de una Cerca Separadora. Pero Mitzna perdió miserablemente, porque fue percibido como demasiado blando al faltarle el otro plato en la balanza: mano dura contra el terrorismo palestino.

Netanyahu volvió a vencer en 2009 con otro soundbyte doble: «Si dan, recibirán; si no dan, no recibirán». Y así sucesivamente, la «Plataforma doble» debe ser manejada con virtuosismo por el político israelí si quiere gobernar una sociedad israelí que se debate en el dilema mesoriental, que quiere seguridad, pero que también entiende que la paz por medio de un pacto con sus enemigos es la única salida, aunque parezca imposible, y están dispuestos a pagar el precio.

El desafío de Abu Mazen

Con vistas al encuentro entre el premier israelí Biniamín Netanyahu y el presidente norteamericano Barack Obama esta semana, el titular de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) Mahmud Abbas (Abu Mazen) presentó al enviado norteamericano al Oriente Medio, George Mitchell, su propuesta de paz con Israel, que no se diferencia mucho del viejo Plan Clinton, pero sí, quizás, presenta un tono más apaciguado, buscando probablemente hacerse más potable para la opinión pública israelí.

Abu Mazen propone la creación de un estado palestino según las fronteras de 1967, con modificaciones. Y pone el acento en la aceptación de los reclamos israelíes: renuncia a los bloques de asentamientos: Gush Etzion, Pisgat Zeev, Maalé Adumim, Ariel. Reclamo de un 2,7% de territorios a cambio, a ubicarse en el sur del Monte Hebrón, es decir, al sur de Cisjordania, además del Paso Seguro entre Cisjordania y la Franja de Gaza. En Jerusalem se repite el Esquema de Clinton: Jerusalem Oriental fuera de la Ciudad Vieja, será la capital palestina. En la Ciudad Vieja: el Barrio Cristiano y el Musulmán serán palestinos, el Barrio Armenio y el Barrio Judío serán israelíes. La Explanada del Muro y el Muro mismo, serán israelíes (novedad, porque hasta ahora los palestinos lo consideraban parte de la Explanada del Monte de Al Aqsa), y habrá libertad de culto para todas las religiones en todos los lugares santos. Esto debería ser también una obviedad, pero los palestinos jamás lo habían mencionado y, además, es significativo como gesto, teniendo en cuenta que, en realidad, no habría lugares santos del judaísmo bajo su jurisdicción en Jerusalem, aunque sí cristianos.

En cuanto a la seguridad, Abu Mazen suena revolucionario: fuerzas no palestinas, sino de la OTAN, serán responsables últimos por la paz en la zona; Israel se retirará totalmente, poniendo fin a la ocupación. «Nosotros obtendremos soberanía, Israel obtendrá seguridad», dijo. Recuerda con ello la solución que destrabó las negociaciones con Egipto por el Sinaí: desarme de la península por un lado, soberanía egipcia, con honor y banderas, por el otro.

Hace una semana, Abu Mazen había dado un paso previo al reunirse con seis cronistas políticos de diversos medios israelíes para decirles estas cosas, apuntando al corazón de los israelíes, y reclamaba a Israel que, en el marco de  conversaciones directas, las negociaciones se reanudaran desde el punto en que se habían interrumpido con el gobierno anterior de Ehud Olmert. Según Abu Mazen, todos estos puntos habían ya sido acordados entre ambos líderes si bien no se había firmado papel alguno, y no es razonable, dijo, que con cada cambio de gobierno en Israel haya que retornar a fojas cero. No queda claro cuánto de estos y otros detalles no conocidos habían sido aceptados por Olmert, y sus allegados ya se apuraron a aclarar que habían quedado muchos puntos de desacuerdo.

Como quiera que sea, el marketing pacificador agresivo de Abu Mazen pone a Netanyahu ante un nuevo desafío. Por un lado, sus acciones han puesto de relieve el lado duro de la ecuación por él descubierta y lo han colocado, como antes a Sharón, en offside ante la opinión pública israelí, por no hablar de la internacional. Por otro, su reducido margen de maniobra coalicionaria le impide por el momento lanzar su propia propuesta de paz, y se ve obligado a actuar por reflejo y por reacción. La reducción del bloqueo a Gaza es el efecto colateral de la «Flotilla de la Libertad». La reanudación de las conversaciones de paz también lo serán. De la Flotilla y de la iniciativa de Abu Mazen.

Quizás está bien que así sea, como ya hemos dicho antes. La paz con la ANP versión Cisjordania -para aislar a Hamás en Gaza- es un interés israelí, y a Netanyahu no se le escapa. Si hay presiones, podrá decir a Avigdor Liberman y sus demás amigos a su derecha, lo que ya les dijo antes: «No quedó más alternativa». Lo hizo con el retiro del bloqueo, y con su declaración de Bar Ilán, de aceptación de la fórmula de «dos estados para dos pueblos».

La oportunidad es tentadora: el «conflicto árabe-israelí» que, de un tiempo a esta parte, se va convirtiendo en «conflicto palestino-israelí» (faltaría hablar con la Liga Árabe de su propuesta de 2002, y luego la paz con Siria), podría reducirse aun más, a un «conflicto Gaza-israelí».

Para ello, sin embargo, Bibi deberá cruzar una línea roja, la de una eventual concesión en Jerusalem, y Abu Mazen se cuidó por ahora de no mencionar el tema del derecho al retorno de los refugiados. Por un lado, no le hace falta su ala derecha para poner el freno: el propio Netanyahu no acepta modificaciones en el status de Jerusalem. Pero por otro, Kadima y otros partidos ya le han prometido un colchón de seguridad, para que no se caiga de su sillón si las presiones se vuelven insoportables.

Para Bibi, la realidad le va cerrando las pinzas, y le va llegando la hora de volver a reeditar la «Plataforma doble», que tantas satisfacciones le ha dado en el pasado.

4 pensamientos en “Netanyahu, la plataforma doble y el offside

  1. Ahora hay más PAZ y tranquilidad que durante toda la “paz” de Oslo o los primeros años de la Intifada. Si esto es la guerra (cuando no muere un solo israelí explotado por hombres bomba) y lo otro es la paz (cuando mueren mil), me quedo con la guerra sin dudarlo… ¿cuántos israelíes han muerto en los últimos cinco años producto del conflicto? (las cifras lo dicen todo). Y eso que técnicamente estamos “en guerra”. El problema de seguridad principal, después de la paliza que se comió Hamás (cuya infraestructura militar prácticamente fue destruida), reside en el norte (algún día de estos vamos a tener que pulverizar al Hezbollah de una vez por todas y para siempre).

    No obstante ello, no me consta que Bibi haya rechazado la propuesta de Abbas. Sigue diciendo lo mismo que dijo desde que asumió el ejecutivo: “hay que sentarse a negociar cara a cara con la Autoridad Palestina, sin condiciones previas y en negociaciones directas”. Pero parece que los palestinos quieren el postre antes de empezar a comer, quieren que su intransigencia sea premiada de forma gratuita, solo apelando a Mitchell. En otras palabras, quieren tener fronteras cuando ni siquiera aceptan sentarse con el premier israelí en negociaciones directas… o imponer condiciones de antemano para ello. Sería un error que Israel aceptara semejante chantaje. Antes de hablar de fronteras, que primero y principal terminen con la incitación al odio en su propia televisión, terminen con la hostilidad y la retórica belicista, y se sienten en una misma mesa para comenzar negociaciones directas que conduzca al final sabido por todos. Olmert le ofreció a Mahmud Abbas más de lo que pide ahora (pero por extraño que parezca Abbas lo rechazó, tal vez porque no creía que sus fuerzas estuvieran preparadas en Cisjordania para hacer frente al Hamás)… Barak lo mismo… me temo que el público israelí perdió la confianza en la Autoridad Palestina. Y con toda la razón.

    Honestamente, cuando estuve en Israel me di cuenta de algo: creo que estamos mejor sin “paz”. Con respecto a los de afuera… los de afuera son de palo. Lo que importa es la tranquilidad, seguridad y PAZ (la verdadera) de Medinat Israel.

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  2. Así que Gadol Bibi inventó el método de la zanahoria o el garrote. Que lo patente, por si las moscas leen historia. Sin duda que la teoría de la doble plataforma explica por qué o cómo se ganan elecciones EN EL COLEGIO ELECTORAL,y también debe ser en la rúa PORQUE YO SIGO EN MIS TRECE QUE SERÁ LEGAL PERO NO ES SEGURO, y si Kadima ganó las elecciones (Kadima es Tzipi, porque el Capitán Piluso con sus negociados…) habrá sido porque aplicó la doble plataforma, también! Si es una regla, si es una «ley», digo. Yo quiero mantener esa llaga abierta para señalar a los DOS (2) responsables cuando se venga abajo la estantería.

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