Tres comentarios a las noticias del día

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Por Marcelo Kisilevski

1) No a la desinformación sobre la nueva vuelta de violencia con Gaza, que ya empezó. Tal como ocurrió con los operativos israelíes anteriores, la actual espiral ya ha comenzado. Desde hace varios días se producen ráfagas diarias de cohetes Qassam desde la Franja de Gaza hacia Israel. En el fin de semana, uno impactó en una fábrica de Sderot, que ardió en llamas. Hoy cayeron 13, solamente a la mañana, por suerte en terrenos abiertos. En Gaza gobierna el Hamás, probablemente autor también del secuestro de los tres adolescentes en Cisjordania. Hamás sigue con una agenda que es inversa a la del Fatah, partido laico nacionalista que controla la Autoridad Palestina en Cisjordania: mientras que este partido apoya la fórmula de «dos estados para dos pueblos», también aceptada por Israel, y la confrontación no violenta y diplomática, Hamás se empecina en un solo estado, que sea de corte islámico radical en toda la llamada Palestina, destrucción de Israel mediante. También apoya el mantenimiento de la «lucha armada» y se opone a todo diálogo con Israel. Como lo dijo Yossi Beilin, ex líder de Meretz: «Por supuesto que habría que hablar con Hamás, pues no podemos elegir a nuestros enemigos; el problema es que Hamás no quiere hablar con nosotros». Desde Cisjordania, que intenta -hasta nuevo aviso- mantener una calma que da paso al desarrollo, miran azorados cómo sus hermanos palestinos de Gaza patean su propio avispero una y otra vez. Hasta que Hamás no dé su vuelta de página, que implicará abandonar dogmas religiosos ligados a Dar el Islam y la vuelta al Califato, cualquier gobierno de unidad nacional con Fatah será sólo para John Kerry, la ONU y la CNN. En tanto, debe quedar claro que todo cohete que cae en territorio soberano ajeno es «casus belli», causal de guerra. Y que por lo tanto, si se produce (lo que ocurrirá en caso de que los lanzamientos trepen a decenas o cientos por día, o si hay muertes israelíes, indigeribles para la opinión pública), Hamás ya ha encargado el próximo operativo israelí. En todas las de la ley internacional.

2) Sí al estado kurdo. El premier Netanyahu se pronunció ayer a favor de un estado kurdo en el norte de Irak, donde los kurdos tienen ya autonomía. Ese estado debería abarcar también el resto de la zona del Kurdistán, que incluye territorios de Turquía y de Siria. Los tres estados -así como el resto de los países árabes- son creación occidental post Primera Guerra Mundial, sin tener en cuenta grupos étnicos ni religiosos, sino solamente qué tipo de arreglo garantizaría a las potencias europeas el conveniente flujo petrolero hacia el Mediterráneo. En algunos lugares, las fronteras fueron trazadas literalmente con reglas. Probablemente, y a la luz de los sangrientos aconteceres en Medio Oriente, haya llegado el momento de rever el dibujo. Si aceptamos el principio de autodeterminación de los pueblos (de todos los pueblos), e Israel oficialmente ha declarado su apoyo a la fórmula de un estado palestino, el pueblo kurdo está parado en fila incluso desde antes que nuestros vecinos de Cisjordania y Gaza. Sólo cabe esperar que el sinceramiento del mapa implique también un reconocimiento árabe -y de aquellos que todavía no se despertaron en el resto del mundo- a la autodeterminación, de hecho ya concretada, de otra minoría étnica en el Medio Oriente: los judíos del Estado de Israel. Dicho sea de paso, los kurdos ya agradecieron el apoyo israelí.

3) No al cierre de comercios en Shabat en Tel Aviv, decretado por el ministro del Interior Gideon Saar. Israel es un estado judío y democrático que basa su delicado equilibrio entre los deseos y sentires de su población laica y de su población religiosa en base a delicados arreglos de modus vivendi. El primero de ellos fue el acuerdo de «Status quo en materia de religión y estado», entre Ben Gurión y el partido religioso ortodoxo no sionista Agudat Israel. Éste concedía a los religiosos el no transporte público en Shabat, la kashrut en las instituciones estatales, el manejo de los asuntos de familia (casamientos, entierros) y la prórroga al servicio militar (que luego se fue convirtiendo en exención) entre otras cosas. A cambio, los religiosos prometían no batallar contra el estado sionista al que, ideológicamente, consideraban herético. Las líneas del «status quo» se fueron corriendo con los años: los religiosos fueron cerrando más y más calles en Shabat al tránsito automotor, consiguieron leyes de no importación de productos no kasher; los laicos fueron abriendo más y más comercios, restaurantes y discotecas en Shabat. Pero el equilibrio se sigue manteniendo, e incluso ha cobrado ribetes geográficos: en Jerusalem (y en Modiin, donde vivo) todo se cierra en Shabat; en Tel Aviv, ciudad de colores plurales, muchos establecimientos abren. En el resto de Israel, todos los matices coexisten. Así, en Israel se vive y se deja vivir, aquí y allá con medidas que enfurecen a uno u otro sector, y sembrando el terreno para oportunismos políticos varios. Por ejemplo, el embanderado de la nueva embestida contra la apertura de comercios en Shabat es el ministro del Interior Gideon Saar, un laico, del partido Likud, autor del decreto de cierre. La municipalidad de Tel Aviv anunció que apelaría a la Corte Suprema la orden de Saar, y agregó que la ordenanza «retrotrae a Tel Aviv decenas de años hacia el pasado». Yo puedo entender al ex ministro del Interior Eli Ishai, del partido religioso sefardí Shas, que solía hacer campañas parecidas. ¿Pero cuál es la agenda personal de Gideon Saar?

Noticias de un secuestro: primera semana

Guil-Ad Shaar, 16 años; Eyal Ifraj, 19; Naftali Frenkel, 16. Secuestrados.

Guil-Ad Shaar, 16 años; Eyal Ifraj, 19; Naftali Frenkel, 16. Secuestrados.

Por Marcelo Kisilevski

El secuestro de Guil-Ad Shaar, Eyal Ifraj y Naftali Frenkel, ocurrió minutos después de iniciada la apertura del Mundial 2014, lo cual fue intencional, según estimaciones de inteligencia, lo cual muestra el poder de Hamás (por ahora principal sospechoso del acto terrorista) de ejecutar atentados donde quiera y en el momento que elija.

Pero por sobre todo, el secuestro es una prueba de fuego para el modus vivendi que se ha desarrollado en este triángulo de amor odio entre Israel, la Autoridad Palestina encabezada por el partido laico nacionalista Al Fatah, que domina Cisjordania, y el movimiento radical islamista Hamás, que es gobierno en la Franja de Gaza.

Se trata de un status quo que viene desarrollándose desde 2004, con la muerte de Arafat y el sinceramiento de las relaciones de fuerzas en la interna palestina: la retirada de Israel de Gaza en 2005, que dejó a Hamás las manos libres para ser el nuevo patrón en la Franja, las elecciones de 2006, que pusieron al descubierto el arraigamiento de Hamás, su golpe contra Fatah en 2007 en Gaza, y la creación de facto de dos Autoridades Palestinas paralelas, pero con dos agendas contrapuestas.

En efecto, la Autoridad Palestina en Cisjordania, liderada por Fatah, apoya formalmente la fórmula de dos estados para dos pueblos y la confrontación no violenta con Israel. Su presidente Mahmud Abbas, entiende -y lo declara explícitamente- que la Intifada de Al Aqsa fue un error y que los palestinos tienen mucho más para perder que para ganar si lanzan una nueva conflagración contra Israel a raíz del nuevo fracaso en las negociaciones.

Del otro lado, Hamás no abandona su sueño de Dar El Islam, de volver al Califato consolidado desde Mahoma a los Omeya, y lucha por devolver «Palestina» a soberanía islámica: un solo estado, de corte islámico tipo Arabia Saudita, donde los judíos podrán vivir como «dhimmi», ciudadanos de segunda, tolerados, protegidos y restringidos. También se embandera en la continuación de la lucha violenta contra Israel, y considera los vericuetos diplomáticos de Abbas como traición a la causa.

El factor religioso

No por nada continúa la beligerancia cíclica con Gaza, ya que no con Cisjordania: el componente religioso es el que prima. O, como me dijo una académica boliviana citando al politólogo argentino Carlos Escudé: «Cuando te declaran una guerra santa, por más que no creas en esas cosas, tienes una guerra santa encima». Occidente, especialmente sus fuerzas de izquierda, harían bien en dejar de traducir todo a los viejos paradigmas de «lucha de clases» o «centro-periferia», que no alcanzan a explicar los múltiples conflictos del Medio Oriente, por ejemplo esta abismal diferencia entre Cisjordania y Gaza: la diferencia no está en Israel, sino en los palestinos.

La paz de facto en Cisjordania, rota de modo esporádico por actos terroristas individuales, u otros más graves como la masacre de una familia entera en el asentamiento de Itamar, o el secuestro de los tres chicos hace una semana, tiene tres razones: la Cerca Separadora o «Muro», la fuerte cooperación entre las fuerzas de seguridad palestinas y las israelíes, y la reducción del consenso en la calle palestina a favor de la violencia, a raíz del aumento en su calidad de vida, emprendida por la ANP post Arafat.

Es decir, bajar los decibeles de la violencia es interés supremo de la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas, que repitió luego del fracaso de las negociaciones, luego de la puesta en escena de unidad con Hamás, y luego de este secuestro, que «la cooperación de seguridad (con Israel) es sagrada».

Ahora, Israel ha lanzado un operativo, «Shuvu Banim», «Regresarán los hijos» que es, en realidad, dos en uno: rastrillaje por miles de soldados para hallar a los secuestrados, y operativo contra blancos terroristas de Hamás, con objetivo de debilitarlo en favor del Fatah. Por eso, entre otras cosas, fueron arrestados 53 terroristas liberados a cambio de Guilad Shalit, que habían violado su libertad condicional y que, hasta ahora, Israel se abstenía de reapresar. El operativo israelí permitió a Abbas animarse a decir lo que dijo anteayer: que «el secuestro ha sido perpetrado para destruir a los palestinos», y que «los secuestrados deben ser devueltos inmediatamente a sus hogares», sin temor a ser visto como un colaborador con el sionismo. Antes había advertido: «Si se comprueba que los secuestradores son de Hamás, se acabará la unión nacional».

Desafío triple

Por todo esto, el secuestro de los tres adolescentes es un desafío a todos los actores del triángulo: Israel deberá seguir al Hamás para devolver el equilibrio de fuerzas a uno favorable a Fatah en Cisjordania y, aunque responsabilice a Abbas por haber ocurrido en su territorio, deberá cuidarse de que el operativo sea breve, y que no patee el tablero más allá de lo controlable políticamente, tanto a nivel local como de presiones internacionales.

Mahmud Abbas, por su parte es desafiado por una facción del Hamás, la del sur de Hebrón, y deberá mostrar que puede controlar el terreno, tanto a ojos de Israel y de Occidente, como de su propia opinión pública. También deberá resolver si mantiene el pacto de unidad nacional con Hamás si se comprueba que los secuestradores son miembros de esa facción.

También el liderazgo de Hamás se ve desafiado: su aceptación de un pacto de unidad nacional con Fatah, y con un gobierno de Mahmud Abbas que apoya la existencia del Estado de Israel y todos los acuerdos anteriores firmados con el estado judío, lo fue desde una posición de debilidad política y económica. Expulsado su liderazgo de Damasco por haber declarado su apoyo a los sunitas contra Bashar el Assad, perdiendo el padrinazgo de Siria y de Irán; y huérfanos de sus subsecuentes sponsors, los Hermanos Musulmanes en Egipto, Hamás necesitaba desesperadamente nuevas fuentes de legitimidad. El secuestro, según algunas fuentes, ha puesto en situación embarazosa a los líderes hamásicos, que deberán hacerse cargo: o poner la casa en orden, o huir hacia adelante, hacia una confrontación total con la ANP y también con Israel.

MARCELO KISILEVSKI: «Se han configurado nuevos bloques»

(Entrevista en el diario El País de Montevideo, 16.6.14)

Periodista, docente y analista de la compleja realidad de Medio Oriente, Kisilevski ve muchas incógnitas respecto al escenario global, aunque registra algunos cambios sorprendentes en el inestable tablero político.

RENZO ROSSELLO, lun jun 16 2014

Pese a lo irreconciliables que surgen las posiciones israelíes y palestinas en el discurso, el experto israelí observa un doble discurso en el que ambas partes están interesadas en mantener el statu quo. Los cambios en la alineación global, con nuevos bloques que agrupan los intereses del Estado judío con Estados Unidos y todo el Mundo Árabe, frente al alineamiento de Rusia con Siria e Irán, bajo la mirada atenta y cercana de China.

-¿El diálogo entre Israel y palestinos está en un punto muerto o solo lo parece?

-La clave para entender lo que pasó tiene que ver con que al parecer el único que quería una resolución final de todos los puntos del conflicto -que incluyera Jerusalén, refugiados, las fronteras y todo lo demás-, era John Kerry, el secretario de Estado norteamericano. En el sentido de que a ambas partes del conflicto de palestinos e israelíes les conviene el statu quo como interés de Estado supremo. ¿Por qué? Porque si hay una resolución del conflicto que derive en la creación de un Estado Palestino, a (Benjamin) Netanyahu se le cae el gobierno, eso por el lado israelí. Por el lado palestino, también, desde la muerte de (Yaser) Arafat en el 2004 hay una situación en la que Mahmud Abbas, el heredero, cambia toda la política palestina. Es la primera vez que un líder palestino le habla a la gente en la cara, y hace una política de cara a los palestinos. Crea una economía palestina, hay una clase media palestina, hay vida nocturna en Cisjordania. De un tiempo a esta parte no se habla de los palestinos, en general se habla de Gaza, del bloqueo que sufre Gaza, el pueblo que sufre en Gaza, la invasión israelí. ¿Qué pasó con Cisjordania? Que cambiaron de página, el presidente palestino tiene una agenda que consiste en la fórmula de dos estados para dos pueblos y la confrontación no violenta, diplomática, con Israel, conseguir cosas por las buenas. Y le está saliendo muy bien, logró reconocimientos en la ONU, logró la liberación de presos palestinos aún antes de empezar las negociaciones. Del lado de Hamas en Gaza, la agenda es otra: un solo Estado, islámico tipo Irán, y mantener la confrontación violenta.

-¿Y cómo llegan a la unidad con esas diferencias?

-Como dijo un analista israelí, ahora en vez de haber un gobierno unificado hay tres gobiernos. Porque no cambia nada en el terreno, lo primero que no cambia es cuando termina el 30 de abril el plazo de John Kerry de los nueve meses, no pasa absolutamente nada, todo sigue igual, la cooperación en materia de seguridad entre las fuerzas palestinas, la policía y el servicio secreto palestino cooperan con el ejército y el servicio secreto israelí, exactamente igual que antes. Los ministros de Economía de ambas partes se reúnen, si Netanyahu tiene la iniciativa de hacer el boicot impositivo, de no pasarles el dinero de impuestos recaudados a la Autoridad Nacional Palestina, viene (Yair) Lapid, el ministro de Economía, y lo frena y por las dudas le pasa rápido el dinero. Es decir que hay un doble discurso de ambas partes.

-También en Israel hay un nuevo actor, que es el nuevo presidente Reuven Rivlin, ¿cómo incidirá eso?

-El presidente israelí es una figura simbólica, donde lo máximo que hace es dar un matiz. Shimon Peres era una figura de una talla internacional que nunca va a tener Reuven Rivlin y aunque es un halcón, es básicamente un republicano, un demócrata, un «señorito inglés» de la política israelí. A muchos no les gusta, incluido al propio primer ministro Benjamin Netanyahu que hasta último momento estuvo tratando de boicotear al candidato de su propio partido (el Likud, derecha), eso a Bibi Netanyahu le va a costar muy, muy caro, salvo que durante el tiempo que queda hasta las internas del Likud pueda cambiar todo. Yo no veo a un Rubi Rivlin sentándose con Mahmud Abbas y el Papa, daría la impresión, pero no sabemos, pero al mismo tiempo no es un fanático.

-¿Los ruidos en la línea con Estados Unidos no han generado una peligrosa situación con el principal aliado en un momento de gran aislamiento?

-Por un lado, es cierto, comparto esa lectura. Por otro lado, tenemos que entender que la geopolítica del Medio Oriente con las potencias va un poco más allá hoy en día y tiene que ver con el contexto ruso-norteamericano. De un tiempo a esta parte se están configurando bloques nuevos, donde EE.UU. se estaría debilitando en su capacidad no solamente económica, como superpotencia, sino en el sentido político de poder influir en los procesos, como lo hacía antes. Ya no es EE.UU. e Israel contra todo el Mundo Árabe, detrás del cual estaba la Unión Soviética. Es Israel, EE.UU., todo el Mundo Árabe, incluidos los palestinos y por el otro lado, Rusia, Irán, Siria, y China mirando detrás de bambalinas en lo económico.¿Cómo se va a terminar de perfilar, de dibujar el mundo? No lo sabemos exactamente, pero si me preguntan por Israel y EE.UU., yo creo que la alianza se puede llegar a fortalecer, más allá de las simpatías que pueda haber entre Obama y Netanyahu.

 

La psicología «evolutiva» de la educación israelí

evolución del hombre 2

Por Marcelo Kisilevski

Se me disculpará hoy el tono ácido. Es que hay buenas noticias en el ámbito educativo israelí: el Ministerio de Educación ha aprobado un programa para enseñar, en el área de ciencias, la teoría evolutiva de Darwin y similares, sólo que sin incluir el origen del hombre, de modo de no ennervar a los religiosos ortodoxos, que niegan que el hombre tenga un antepasado común con los gorilas, que ahí deben andar, muy ofendidos con los humanos que les niegan su pertenencia a tan noble familia.

La directora de la comisión del Ministerio que elaboró el programa, Prof. Nava Ben Zvi, dijo que «en los libros de estudio que están siendo escritos ahora, habrá tratamiento de la teoría, sin herir la sensibilidad del público religioso». No sé qué pensarán los lectores, pero no creo que todos los religiosos piensen que hay contradicción entre el relato bíblico de la creación y las teorías científicas. Personalmente creo que ciencia y religión responden a preguntas diferentes. La ciencia intenta dilucidar qué ocurrió y cómo ocurrió, mientras la religión bien entendida busca enseñarnos para qué ocurrió y cómo comportarnos de modo acorde. Es decir, moral y ética. Siendo así, pensar que enseñar ciencia ocultando una parte para no ofender a los religiosos… ofende a los religiosos.

Obviamente que estoy haciendo wishful thinking en lo que toca a Israel. Aquí hay un establishment religioso ortodoxo que tiene voz y veto sobre lo que se enseña acerca de la creación del mundo, y se trata de un establishment que se ha enamorado de su postura antidarwiniana, quedando allí atascado como un gatito que no logra bajarse del árbol. Siendo esto cierto, no obstante, los diversos sectores religiosos israelíes, la «calle», están haciendo grandes avances en todas las áreas de la vida moderna, y habría que darles una chance.

De todos modos se trata de excelentes noticias, decía, pues nos venimos a enterar de que hasta ahora, los niños israelíes y adolescentes no estudiaban en absoluto la teoría de la evolución. Ahora por lo menos, los chicos de 8° y 9° grado podrán saber lo que es la selección natural y la supervivencia del más apto, eso sí, de todos menos de los Homo Sapiens, que según teorías últimas, fueron contemporáneos de los Neanderthal y otras especies homínidas hasta que, simplemente, los matamos a todos. Por lo menos eso sostiene el historiador Yuval Harari, de la Universidad Hebrea de Jerusalem, en su libro «Breve Historia de la Humanidad», refutando la creencia científica y popular de que las especies homínidas se sucedieron una después de la otra, como lo muestra el famoso dibujito.

Pero hasta que Yuval Harari entre en la secundaria, en lugar de quedar atónitos al escucharlo en la universidad, los chicos israelíes deberán seguir enterándose de las teorías científicas acerca del origen del hombre por Wikipedia, fuente autorizada si las hay.