
Moshé Katzav, recibido por su esposa, amigos y flores, a la salida de la cárcel.
Después de cinco años de cárcel, de un total de siete, el expresidente Moshé Katzav, condenado a prisión por violación y otros delitos sexuales, ha salido en libertad. Sin embargo, se trata de libertad condicional, y estará sometido a algunas limitaciones. Entre otras: no podrá salir al exterior sin permiso (hasta diciembre de 2018), tendrá que estar en arresto domiciliario entre las 22.00 y las 6.00 horas todos los días. Tendrá que presentarse como buen alumno a estudiar en la Midrashá (casa de estudios religiosos) en Kiriat Malaji, donde vive, todos los días. Además, una vez por semana tendrá que asistir a un grupo terapéutico para atender sus inclinaciones sexópatas, y una vez por semana tendrá terapia individual psico-social. No podrá dar entrevistas, y no podrá ejercer ningún puesto de trabajo en el que tenga relación de jefe a subordinadas mujeres. Una vez por mes tendrá que estampar su firma en la comisaría cercana a su domicilio.
Sus amigos lo recibieron contentos a la salida de la cárcel y dijeron: «Se cometió una gran injusticia contra él en el juicio, y no se le hizo justicia».