Israel, Gaza y el Mundo: Cuando Todo Aumenta

Por Marcelo Kisilevski

El islam radical aumenta la apuesta. El cinismo de Hamás a trepado a nuevos picos. El antisemitismo se ha quitado la máscara. La superficialidad en el análisis no conoció límites. La guerra de los números (de muertos) adquiere ribetes macabros. Crónica de un mundo que «va por más». 

En muchas manifestaciones, los motivos antisemitas directos se entremezclaron en los clásicos llamados a "parar la masacre". Los medios y los gobiernos no pueden quedar indiferentes al aumento del antisemitismo abierto.

En muchas manifestaciones, los motivos antisemitas directos se entremezclaron en los clásicos llamados a «parar la masacre». Los medios y los gobiernos no pueden quedar indiferentes al aumento del antisemitismo abierto.

Durante esta guerra se exacerbó todo. Los cohetes de Hamás llegaron más lejos. Más israelíes quedaron dentro del rango de tiro y millones debieron correr a los refugios. Hamás aumentó su apuesta casi hasta el final, y así aumentó también la reacción israelí.

El islam fundamentalista también fue más. La contienda no fue solamente contra Hamás: los políticos, los países árabes, los analistas, miran hacia el noreste, donde ISIS sólo ha comenzado su carnicería, y su marcha implacable hacia Siria, Líbano Jordania, Israel y también hacia Europa. Las banderas de ISIS ya han llegado al Viejo Continente. No por nada los países árabes no se pronunciaron esta vez, como era su costumbre, condenando a Israel por el ataque en Gaza. El contexto internacional se ha modificado, se ha amplificado.

Durante el último Ramadán, que terminó hace pocos días, organizaciones como ISIS en Irak, Jabat El Nusra en Siria, Boko Haram en Nigeria, mataron a 15.500 personas. En 2013 habían sido 8.000. Este fin de semana, ISIS conquistó una aldea de la etnia yazidi en Irak, y les dio dos opciones: conversión al islam o muerte. Al final fusilaron a sangre fría a 80 varones y secuestraron a 100 mujeres. Los muertos en Siria ya rozan los 200.000, entre ellos 1.800 palestinos de campos de refugiados. Sin embargo, sólo la muerte de 1.867 palestinos en Gaza a manos de Israel, fue calificada de «genocidio» por gente muy respetada en Occidente. El relativismo moral también alcanzó niveles de exuberancia.

Periodistas «apretados» y amenazados

Creció también la sofisticación de la táctica de Hamás de utilización de civiles en la contienda. Una vez que los corresponsales extranjeros salieron de la Franja, comenzaron a relatar lo que verdaderamente había ocurrido. Fueron publicadas las órdenes de Hamás a sus combatientes de mantener a la población en sus hogares: «El ejército israelí limita su fuego contra concentraciones de población civil», se lee en el documento de instrucciones a los cuadros. «Recomendamos utilizarlas con fines ofensivos. Disparar desde viviendas civiles es interés de Hamás puesto que potencia el odio contra Israel».

Los periodistas fueron «apretados» para que den una sola versión de los hechos, a saber: «Israel dispara deliberadamente contra civiles». Cuando un periodista de la India filmó desde su cuarto de hotel a una célula de Hamás disparando misiles de entre las casas, lo hizo murmurando: sabía que estaba arriesgando la vida. Muchos periodistas saben que no podrán entrar más en Gaza por estas revelaciones.

Medios respetados y no precisamente pro-israelíes, como New York Times, la mismísima Al Jezeera y la BBC de Londres, comenzaron a poner en duda las estadísticas hamásicas y a hacer las preguntas correctas, si bien sólo después de la retirada israelí de Gaza, cuando el daño en la opinión pública mundial ya estaba hecho.

El NYTimes analizó las cifras y las edades de los muertos de la lista entregada por «fuentes médicas en Gaza» pero controlada por Hamás con mano de hierro, y descubrieron que los hombres de 20 a 29 años (varones en edad de combatir), que son el 9% de la población general, constituían un tercio de los muertos. Ello implicó, por ejemplo, quitarles los uniformes a los cuerpos de los combatientes caídos y hacerlos pasar por civiles. En cambio, las mujeres y los niños menores de 15 años -menos propensos a empuñar un rifle- y que representan juntos el 71% de la población general, representan un tercio de los muertos. Es decir, con todo el dolor por la muerte de civiles no involucrados, no se puede llamar a eso «matanza indiscriminada». Algo bien diferente sucedió allí.

En el islam radical, la posibilidad de «ocultar la verdad en la defensa del islam» se llama «taqiyya», que es difinido como «disimulación, o dispensa legal, por la cual un creyente puede negar su fe o cometer otros actos ilegales o blasfemos, al verse en peligro significativo de persecución». En otras palabras, el islam prevé el uso de la mentira, pero sólo ante el peligro para la propia vida. El islam radical, con Hamás a la cabeza, ha llevado ese concepto a altísimos y macabros niveles de sofisticación.*

Cuando los «sionistas» eran los «judíos»

La cobertura de ciertos medios de comunicación también fue exacerbadamente militante. Un «poeta» palestino fue entrevistado por una radio sudamericana diciendo que los soldados caminaban entre la multitud palestina «buscando mujeres y niños», y cuando los encontraban «les disparaban en la cabeza». Los periodistas de la radio lo dejaron hablar sin siquiera repreguntar.

Es que la superficialidad del análisis también fue la estrella de este período. La lectura se redujo a un pensamiento moralmente escandaloso: «Murieron más palestinos. Ergo, Hamás tiene razón». Ese pensamiento, llevado a sus últimas consecuencias, daría la razón a Hitler: en los bombardeos de los aliados sobre Alemania murieron entre 400.000 y 600.000 alemanes civiles. Por los cohetes nazis sobre Londres, murieron 10 veces menos: 60.000.

También ha crecido el antisemitismo en el mundo, o por lo menos, ha aumentado el desembozo. A partir de la Segunda Guerra Mundial y la Shoá, el antisemitismo había quedado colocado en el freezer: ya no era políticamente correcto decir «yo soy antisemita», o «yo odio a los judíos» a excepción de los neonazis, por décadas alejados del mainstream occidental. No es que el odio hubiera desaparecido, sino que había quedado sublimado, recanalizado hacia «el judío entre los estados», Israel. De ello hemos tratado en un post anterior.

Pues bien: el «recreo» de siete décadas ha finalizado, y los antisemitas ya no tienen problema en identificar al odiado sionismo con los judíos. En Alemania se escuchaban gritos de «judíos (ya no ‘sionistas’) a las cámaras de gas». En Berlín, un hombre fue golpeado por usar kipá en la calle, y el embajador israelí en Alemania denunció que «están atacando judíos en la calle como si fuera 1938». En México se gritó «Fuera judíos de México», en París una sinagoga fue atacada por una horda neonazi y repelida por la juventud judía. En Toulouse, un hombre fue arrestado por lanzar bombas incendiarias contra un centro judío, periodistas mezclaron la palabra «judío» como sinónimo del demoníaco «sionista». En las manifestaciones en Londres, Hitler fue convocado y bendecido.

Es que también ha aumentado la claridad, el sinceramiento de todas las pasiones. El antisemitismo no había desaparecido, sólo estaba camuflado. Ahora ha recibido certificado de buena conducta, ha quedado en libertad, y se ha sincerado. La mayor parte de la humanidad, que en general se mantiene imparcial, cuando no indiferente, deberá ser advertida de que de eso se trataba, y deberán cuidarse de aquellos que llaman a la destrucción de Israel: estaban hablando de los judíos. Ahora queda más claro.

 

* Para leer un informe completo de USNews traducido al español: http://hatzadhasheni.com/las-mentiras-del-hamas-sobre-los-muertos-y-los-medios-de-comunicacion-que-les-creen-por-oren-kessler/ 

«Margen Protector», Día Veintiocho

El tractor volcó el autobús (que estaba vacío de pasajeros), luego de atropellar a Abraham Vales. El soldado herido: grave pero estable. La policía en alerta para mañana, por temor a intentos de venganza de judíos extremistas.

El tractor volcó el autobús (que estaba vacío de pasajeros), luego de atropellar a Abraham Vales. El soldado herido: grave pero estable. La policía en alerta para mañana, por temor a intentos de venganza de judíos extremistas.

El operativo «Margen Protector» continúa, da quizás sus últimos estertores, y las partes se preparan para un nuevo alto el fuego de 72 horas propuesto por John Kerry, secretario de Estado norteamericano, que comenzaría mañana a las 8.00 AM hora israelí.

Mientras tanto, se produjeron dos ataques de palestinos contra israelíes en Jerusalén. El primero de corte terrorista mediante un tractor. El conductor de un tractor, proveniente del barrio de Djabel Mukáber en Jerusalén Oriental, atropelló este mediodía al rabino Abraham Vales, religioso ortodoxo de 29 años, perteneciente a la comunidad religiosa Toldot Aharón y habitante del barrio de Meah Shearim, que resultó herido de gravedad y luego murió. El terrorista fue abatido por efectivos de seguridad.

En el segundo ataque, un motociclista disparó contra un soldado hiriéndolo en el estómago de gravedad. Fue operado y su estado esta noche sigue siendo grave pero estable. El atacante se dio a la fuga.

Hoy, el ejército israelí dio por cumplida la misión de destruir 31 túneles que penetraban en territorio israelí. Portavoces militares indicaron que se habían destruido «todos los túneles», pero los analistas lo pusieron en duda y dijeron que en realidad, el ejército no podía dar garantías. Como venimos informando, la detección de túneles fue relativamente «manual», tanto por rastrillaje como por información de inteligencia, y no por medios tecnológicos de detección. Habitantes de los pueblos y kibutzim de la zona expresaron sus temores al respecto, mientras nutridas tropas permanecen en la zona en torno a Gaza.

En tanto, la mayor parte de las tropas israelíes se retiraron de la Franja de Gaza desplegándose en las inmediaciones, aunque en alerta máximo en el límite norte, en la zona del paso fronterizo Erez, por temor a una infiltración terrorista. El operativo, cuando continúa, lo hace sólo por aire.

Israel realizó un alto el fuego humanitario de 7 horas. Durante todo el día de hoy, del lado palestino continuaron los lanzamientos de cohetes de Hamás y la Jihad Islámica contra objetivos civiles israelíes en el cinturón en torno a Gaza, Ashdod, Askelón, Jerusalén, sin que se registraran víctimas.

Según explicaron analistas en Israel, la delegación de Hamás, Jihad Islámica, FPLP (Frente Popular para la Liberación de Palestina) y hombres de la Autoridad Nacional Palestina de Mahmud Abbas (Al Fatah) se reunieron en El Cairo, y escucharon del Ministro de Inteligencia egipcio, general Muhamad Tohami: «Señores, si bien vemos con simpatía su larga lista de reclamos hacia Israel, primero debían acceder a un cese el fuego total por 72 horas».

Recién una vez obtenido el consentimiento palestino, los mediadores egipcios se dirigieron a los negociadores israelíes. Según trascendió, Israel, que esta vez decidió no enviar representantes a El Cairo, accedería al alto el fuego humanitario de 72 horas para negociar, tal como había accedido las veces anteriores. Altas fuentes en Jerusalén indicaron que «si la propuesta de alto el fuego es sin precondiciones, la consideraremos positivamente».

Periodismo israelí: la guerra contra Israel Hayom llega a la Knesset

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Israel Hayom (izq.) y Yediot Ajaronot, cabeza a cabeza. El primero incluye en tapa, abajo sobre fondo rojo: «Se cayó la máscara de la cara de Noni Mozes» (editor de Yediot, su archienemigo y competidor).

Por Marcelo Kisilevski

No me gusta Israel Hayom, a pesar de ser uno de sus lectores, más por comodidad -y por deber profesional, claro- que por adhesión ideológica. Pero la nueva propuesta de ley de limitar el modelo del «jinamón», el diario de distribución gratuita, destinada a perjudicarlo para salvar a otros diarios, específicamente Yediot Ajaronot, me deja una sensación incómoda. 

Israel Hayom fue creado en 2007 por un empresario judío norteamericano, Sheldon Adelson, quien no necesita de los ingresos del diario para sobrevivir. Adelson es dueño de la empresa Las Vegas Sands, que posee mega hoteles y casinos en Las Vegas, en las islas Macao de China, en Singapur y en Vietnam. La revista Forbes calculó su riqueza en 39.900 millones de dólares. Es multimillonario, y es amigo de Biniamín Netanyahu. 

La ley propuesta determina que un diario podrá ser gratuito en su primer año, luego del cual deberá cobrar aunque sea una suma simbólica. En las razones de la ley, se expresa que, de lo contrario, se pone en peligro a otros diarios que sí cobran sus ejemplares, cuestionando de hecho la libertad de expresión en Israel.

En 2010, la fallecida diputada Marina Solodkin (Kadima) había elevado una propuesta similar, que no prosperó. Este nuevo intento es presentado por diputados de la oposición (Avodá, Shas) y también del oficialismo (Iesh Atid, Habait Hayehudí), con lo cual tiene más posibilidades de ser aprobada. Netanyahu se opondrá, y lo seguirán seguramente todos los diputados del Likud.

Israel Hayom es un diario de buena factura profesional, que cubre todas las áreas de la información, escrito en lenguaje moderno y sintético, compacto y legible en lo que dura el viaje en tren o autobús, adaptado a la era del smartphone, el whatsapp y la atención dividida. A nivel editorial, es: democrático republicano, secularista, anticorrupción, adherente al Likud en todas sus posturas, y fanático de Biniamín Netanyahu en lo personal. Por eso, la guerra que le hizo el diario a Ehud Olmert le calzaba como guante: Olmert es corrupto, y es rival de Bibi. 

La Guerra de los Mozes

El problema de Israel Hayom, periodísticamente hablando, es su excesiva editorialización en los titulares. Israel Hayom no titula: hace campañas. Ante cada situación que toca a su agenda, el diario tomará alguna declaración que va en su mismo sentido y la amplifica a gritos. Por ejemplo, ante nuevas condiciones palestinas para continuar las negociaciones, Israel Hayom titulaba: «Abu Mazen demostró: No quiere la paz». Más pequeño, más arriba, anteponía: «Ira en Jerusalén:». O sea, no importa quién lo dijo: de hecho, la frase pasa a ser del diario.

Otro ejemplo, la intención de la Fiscalía de pedir 6 años de prisión efectiva para Olmert le valió el titular a toda página: «La Fiscalía: Por lo menos 6 años de prisión». Periodísticamente no hay noticia, pero una mera «intención» es suficiente para Israel Hayom, mientras se ajuste a su campaña contra Olmert. Último ejemplo, esta vez por omisión: nunca, pero nunca, habrá un titular o siquiera una noticia pequeña que cubra los repetidos escándalos domésticos que involucran a la primera dama, Sara Netanyahu. No importa si son reales u orquestados, como denuncian en el oficialismo: para Israel Hayom, el tema no existe. 

La guerra entre Israel Hayom y Yediot ya alcanza ribetes cinematográficos. Las relaciones entre Adelson y Noni Mozes (editor de Yediot) son de enemistad abierta, al punto que Israel Hayom ha inaugurado hace ya un tiempo su sección: «El Imperio del mal de Noni Mozes». Ahora se suman lobbies, intrigas y conspiraciones en las altas esferas de la Knesset y el gobierno. Lo único que le falta para ser llevado a la pantalla grande es un asesinato, y cartón lleno. 

Hace poco, Israel Hayom se adjudicó el ser el diario de mayor tirada salvo la edición de los viernes, que sigue siendo bastión de Yediot. Pero no tan rápido. La última medición de TGI (empresa de investigación del mercado mediático) para 2013, les adjudicó un empate: 37,7% de exposición a cada cual.

De la libertad de prensa a la libertad de empresa… y viceversa

Lo que es cierto, es que la aparición de Israel Hayom pone en problemas comerciales a Yediot, y entonces surge un debate que no es nada fácil de resolver para un lado u otro. La pregunta que se plantea en primera instancia es: ¿puede el señor Adelson, un empresario no israelí, con claras intenciones político-personales, hacer lo que hace? ¿Puede interferir en el mercado periodístico de otro país para hacerle el favor a un amigo? 

El problema es que la pregunta podría plantearse al revés: ¿por qué no? Si lleváramos el debate, de esta situación puntual a una más general, incluso filosófica, ¿es la libertad de expresión un derecho de algunos o de todos? ¿Por qué no podría, una persona que cuenta con los recursos, abrir un diario en la parte del mundo que lo desee, y decidir el modelo de negocio que se le dé la gana? ¿Puedo taparle la boca a un diario porque no se ajusta a mi ideología y porque perjudica comercialmente a otro diario? Y si hablamos de legislación, ¿no debería ser ésta universal, en el sentido de no estar destinada a resolver un problema coyuntural? O sea: ¿qué pasaría si surgiera un diario gratuito hecho con capitales locales, que estuviera justo en el centro del mapa político, que no tuviera intereses personalistas, en fin, que no fuera posible acusarlo de nada malo, y que facilitara el acceso de las masas a una información fidedigna? En suma, ¿es legítimo dictar leyes para perjudicar a un solo medio de comunicación?

Si Israel Hayom hace campaña, recordemos que cada diario tiene (y puede tener) su línea, y que sin ir más lejos, Haaretz también lo hace, aunque algo menos vulgarmente, y de signo contrario. Pero Haaretz no amenaza comercialmente a Yediot, y esa es toda la historia. 

¿Deberíamos aplicar aquí la inmortal frase de Voltaire? «No estoy de acuerdo con lo que dice, pero me pelearía para que usted pudiera decirlo», dijo el filósofo francés, inaugurando una era. Una cosa es que no seamos ingenuos: entiendo que no hay libertad de prensa sino libertad de empresa. Pero otra bien diferente es tapar la boca de unos para defender la empresa de otros. 

¿O deberíamos aplicar el criterio «nacional y popular», impidiendo que capitales extranjeros vengan a desequilibrar el pequeño mercado local, influyendo de paso, y de modo tan decisivo, en la opinión pública israelí? ¿Qué haremos con los empleados de Yediot Ajaronot si cierra? ¿Y qué haremos con los de Israel Hayom, que también son laburantes israelíes, si el diario pro-Bibi cae derrotado?

El que esté libre de toda tendenciosidad, que lance su primera piedra de sabiduría, y resuelva este dilema. 

 

Nuestro gobierno te educa, nuestro gobierno entretiene…

"La democracia comienza por la educación". Cartel de los chicos del Colegio Arara.

Linda manera de terminar el año. Noticia en Haaretz: el director de una escuela árabe en Israel salió con todos sus alumnos a una manifestación por los derechos humanos y contra el racismo. Recibió por ello una reprimenda del Ministerio de Educación: «Los alumnos portaban pancartas contra el racismo, la demolición de casas y otros, lo cual contraviene las instrucciones del Director General».

En la escuela respondieron anonadados: «Se trató de una apasionante clase de educación cívica. Los alumnos  actuaron según las reglas de la educación y la democracia, y propusieron ellos mismos su participación en un evento de esta naturaleza, a expensas de sus días libres. Se encontraron allí con todo el abanico social del Estado de Israel. ¿Por qué el estado nos ataca?»

En octubre de 2000, al iniciarse la Intifada de Al Aqsa, los árabes israelíes salieron a protestar en paralelo con los palestinos de los territorios. Lo hicieron «a la palestina»: en lugar de salir a las plazas con carteles, lanzaron piedras y cócteles molotov y quemaron coches. La policía los reprimió, también «a la palestina»: con balas de goma y de las otras, muriendo 13 ciudadanos árabes.

En la escuela árabe Arara, en la zona del Triángulo (norte de Israel) decidieron enseñar a sus alumnos, por fin, a protestar «a la israelí»: caminando, con pancartas y con cánticos, tomando parte activa en la lucha por el perfil democrático de Israel. Tampoco esto es suficiente para nuestro nacionalista gobierno, que prefiere ver bocas cerradas a bocas educadas y críticas, eso sí, pero en pacífica coexistencia.

En su respuesta, la dirección de la escuela también citó textualmente al ministro de Educación, Gideon Saar, en su comunicado difundido con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos: Saar llamaba a TODOS los docentes israelíes a enseñar a sus alumnos a «demostrar compromiso y responsabilidad personal, social, cívica y nacional, que los lleve al involucramiento y la participación». En el Ministerio se abstuvieron de replicar. Parece que el sentido del absurdo de todo este gobierno tiene también sus límites, aunque esto podría ser wishful thinking.

Tengo amigos que me propondrán una solución drástica a este problema: «¡Dejá de leer Haaretz de una vez!» Pero no puedo. Junto con mi optimismo a ultranza termino este año con un sentimiento de preocupación por el año que está por empezar.

Yo tengo otra solución. Seguir bregando por un Israel mejor, más seguro pero también más democrático, transitar este 2012 en puntas de pie (pero con pancartas en alto) y esperar pacientemente a las elecciones de 2013.

Feliz año nuevo para todos.

Cómo no defender a Israel

Por Carlo Strenger – Haaretz, 22.9.10

Deberíamos estar contentos. Luego de más de medio año de rodeos, el Ministerio de Diplomacia Pública (Hasbará) y Asuntos de la Diáspora ha lanzado la versión en inglés de su sitio Masbirim (Esclarecedores), que apunta a proveer a aquellos que quieren responder a los detractores y enemigos de Israel con material para defender a este país. ¡Qué idea maravillosa! Finalmente contamos con las municiones que nos permitirán, de una vez y para siempre, contrarrestar a todos los críticos de Israel.

Veamos pues el contenido del website. El mismo parte de la suposición de que la gente ignorante en el mundo piensa que Israel es un país atrasado, donde la gente se traslada montada en camellos, y explica orgullosamente que Israel es pletórico en automóviles, que los israelíes no cocinan en primitivas parrillas, ni que comen sólo falafel.

La sección que pretende derribar mitos sobre Israel ofrece abundante «información». Se nos dice que la Línea Verde ha sido inflada más allá de toda proporción, y que los asentamientos no son de ninguna manera un obstáculo para la paz. El problema real es que los árabes no aceptan en absoluto a Israel. El problema, parece insinuar el sitio web, es que Tel Aviv no es menos que Elon Moreh (asentamiento en Cisjordania, N. de T.), pues los árabes sencillamente no aceptan la existencia de Israel. Más aun, así se nos dice, Israel no tuvo nada que ver con el origen del problema de los refugiados palestinos.

Todo el proyecto Masbirim está basado en la falsa premisa de que defender todo lo que hace Israel es una manera efectiva de representar los intereses y asuntos de este país. El Ministro Edelstein podría saber ya que esto no funciona, nada más revisando la excelente información recogida por el proyecto Israel Branding del Ministerio de Relaciones Exteriores. Uno de los hallazgos más importantes es que en el mismo momento en que los voceros israelíes asumen una posición esencialista, según la cual Israel tiene razón en todo y jamás comete errores, pierden a su audiencia automáticamente.

Los siguientes son algunos consejos para la gente que quiere generar empatía hacia Israel, que no costarán al contribuyente israelí un centavo, debido a que se basan en datos sólidos por los que ya han pagado. El proyecto Branding Israel ha mostrado que la élite juvenil global es el público más importante al que debemos dirigirnos.

No piensen que están todos mal informados, ni piensen que son estúpidos. No tienen ninguna de las malas persepciones que el Ministerio de Hasbará les imputa. Tienen una sola preocupación primordial: piensan que la ocupación de los territorios palestinos y la construcción de asentamientos en los territorios es indefendible; que el acoso a los palestinos en la Margen Occidental y el bloqueo en Gaza es inmoral; y que Israel utiliza a menudo fuerza desproporcionada, como lo hizo en el operativo Plomo Fundido. No están para nada preocupados por si utilizamos más camellos que automóviles.

Mi sugerencia es: no traten de venderles patrañas. Nunca se rebajen al nivel de los peores detractores de Israel. Nunca mientan, y nunca distorcionen los hechos. Nunca utilicen frases propagandísticas huecas; perderán su credibilidad en el preciso momento en que lo hagan.

En lugar de ello, traten de de hacer a Israel humanamente inteligible. Señalen que la mayoría de los israelíes desean una solución de dos estados, pero que una serie de eventos, desde la segunda Intifada, al bombardeo del sur de Israel luego de la retirada de Israel de la Franja de Gaza, ha decepcionado profundamente a los israelíes; que éstos tienen temores bastante justificados de que una retirada de la Margen Occidental podría conducir al bombardeo de la zona central de Israel; y que son bastante reacios a correr riesgos por la paz después de estos traumas.  

Hablen acerca de los temores y los errores de Israel; de la parálisis de su sistema político; del hecho de que los israelíes tienen problemas para elegir a un primer ministro que no exude un duro machismo, debido a que temen los muchos peligros reales que los rodean. Díganles que los israelíes a menudo no pueden desentenderse por más tiempo de los muy reales peligros de Hezbollah y Hamás por un lado, y del Fatah y otros árabes moderados por el otro, porque vivir en Israel puede ser bien traumático.

Se encontrarán con que la gente estará dispuesta a escucharles. Yo vivo esta experiencia una y otra vez. A menudo escribo en The Guardian, un diario que no es precisamente pro-israelí. La mayoría de los comentarios son considerados (aun cuando siempre van a haber algunos groseros). No siempre aceptan mis argumentos, pero en general aprecian los intentos de proveer un análisis equilibrado y no ideológico.

Mi experiencia con otros medios europeos es similar: los periodistas me dicen que están absolutamente hartos de los voceros oficiales israelíes; sienten que éstos los llenan de propaganda vacía, y no creen una palabra de lo que escuchan. Pero se interesan inmediatamente cuando les explican qué difícil es la situación de Israel en términos humanos. Estarán dispuestos a escuchar explicaciones acerca de las cosas inaceptables que Israel hace, si comparten su experiencia aquí, en lugar de hablar con slogans propagandísticos, más típicos de regímenes totalitarios.

Díganles que están preocupados por el aumento del odio hacia Israel; díganles que son críticos de muchas de las políticas de Israel, pero que sienten que muchos detractores siemplemente no advierten que la sombra de la muerte pende sobre Israel todo el tiempo, y que muchos de los temores de Israel son, desafortunadamente, bastante reales.

Si quieren que la gente entienda a Israel, lean a Amos Oz y David Grossman. Ellos son mucho mejores embajadores de Israel. Y por último: si se sienten dolidos por los errores de Israel, no tengan miedo de compartirlo. La mayor parte de sus interlocutores prefieren la imperfección humana a una engreída arrogancia.

Traducción: Marcelo Kisilevski

Entendiendo la dinámica de medios

Una cosa no quita la otra. El hecho de que en el Marmara se hubieran preparado para la guerra, no quita que el gobierno israelí actual se comporte como un elefante en un bazar frente a un contexto internacional que no entiende. Y viceversa. El hecho de que Israel esté haciendo todo para ayudar a los antis del mundo, no quita que los procesos que se están dando en la opinión pública mundial sean por demás preocupantes.

En aquel rincón, alguien le tiene que contar a la izquierda occidental con quién se está juntando. Los videos de seguridad de la cubierta del Marmara rebelados ayer por el Canal 2, mostraban los preparativos con caños de metal, cadenas, hondas e incluso botellas rotas, por parte de los «militantes de la paz» a bordo del Marmara. A la pregunta de cómo la Inteligencia israelí no sabía con qué implementos había subido un grupo de mercenarios al barco, la respuesta parcial la dieron unas imágenes de serruchos de metal: los palos los confeccionaron a bordo, cortando las barandas de la embarcación.

El Hamás va entendiendo la magnitud del éxito obtenido por la trampa a Israel en altamar. Ayer se lo veía a un Khaled Mashal (líder del brazo político del Hamás exiliado en Damasco) exultante, anunciando nuevas flotillas. En la organización fundamentalista comienzan a comprender que lo que no pudieron hacer los Qassam y los hombres bomba, lo harán unas cuantas embarcaciones desvencijadas, enviadas una vez por mes hacia Gaza desde Europa con la ingenua (o no, lo que sería peor) complicidad de agrupaciones pacifistas.

En este otro rincón, el barco irlandés Rachel Corrie, que llegó tarde a la primera fiesta, hace su camino ahora hacia las aguas de Gaza y se prevé su llegada para el sábado a la mañana. Será una verdadera prueba para ver hasta qué punto Israel sigue siendo un país pequeño y ágil, que sabe adaptarse a los desafíos cambiantes.

Pero lo más importante: si Israel está dando el primer paso hacia la lucidez, al entender (al menos según declara el gobierno y la prensa) que la nueva formar de hacer la guerra y la paz pasa por los medios de comunicación, alguien tiene que explicarle cómo se hace. Con Avigdor Liberman como canciller, y con el portavoz del ejército encabezando la campaña de medios, no vamos a ir muy lejos, tampoco con los apenas siete millones de dólares anuales para gastos de diplomacia pública (hasbará) en ese ministerio. Se acaba de reabrir el ministerio de Hasbará, pero ante esta crisis, que le ofrecía un digno bautismo de fuego, no se lo ha visto siquiera abrir la boca.  Todo, a la generosa cuenta del contribuyente israelí.

Pero no sólo de la Hasbará vive el hombre. También hacen falta políticas. Israel hizo muy bien en decidir liberar de inmediato a todos los detenidos en los barcos y deportarlos de regreso a sus países, así como devolver todas las embarcaciones a Turquía. La siguiente política necesaria es el asunto de la comisión investigadora. El Consejo de Seguridad ya ha decidido nombrar otra comisión estilo Goldston, ante lo cual lo recomendable sería no volver a cometer el mismo error que con la que «investigó» Plomo Fundido. Entonces, Israel boicoteó el trabajo de la comisión y así fueron los resultados. La acusación de que era una comisión «vendida» de antemano no se puede sostener con evidencias si no se colabora con ella.

Se multiplican las voces en Israel que llaman a adelantarse y formar una comisión investigadora imparcial propia, encabezada por un ex juez, como ocurrió después de cada guerra. Ello, dicen frenaría una comisión internacional como la de Goldston. En la coalición expresaron que era «muy temprano todavía para ello». Léase: que vengan las presiones, nomás.

Pero ante una comisión internacional, existe otra alternativa, la de jugar una nueva mano, con naipes nuevos en la mano: presentarse, mostrar las evidencias, aclarar los tantos en público. El orgullo de «a nosotros no nos van venir a investigar», más que muestra de soberanía, lo es de arrogancia y estupidez. Si Israel dice que entiende la dinámica de los medios, ese y no otro es el camino.

«Flota de la Libertad», preguntas del día después

Los interrogantes que deja la tragedia de ayer con la «Flota de la Libertad» no se acaban con las referidas a la mala organización del abordaje por Israel. Ese es sólo el comienzo. El resto tiene que ver con los escenarios a futuro, incluidas las posibilidades de supervivencia, a este ritmo, del actual gobierno israelí.

Sangre en altamar. "Flotilla de la Libertad" y después.

Israel pagará barato la tragedia de ayer si se lo juzga por la negligencia en la organización del abordaje a los barcos de la «Flota de la Libertad», más que por su carácter violento. En efecto, las imágenes de los videos no dejaban lugar a dudas: los soldados israelíes, armados con rifles «paint-ball», de hecho un juguete, y pistolas por las dudas, no estaban preparados con medios de dispersión de manifestaciones violentas, como hubieran debido. A bordo del barco se hallaron verdaderos arsenales de machetes de metal, cuchillos, botellas incendiarias (Molotov).

Su idea, se ha explicado hasta el cansancio, no era hacer llegar ayuda humanitaria. Si así fuera, hubieran accedido a la invitación israelí de pasar por Ashdod, dejar los paquetes y emprender el regreso. Aquí se encargarían ya la Cruz Roja y la UNWRA de hacer llegar la ayuda a la Franja. Incluso les hubieran permitido sacarse hermosas fotos en el puerto con fondo de las toneladas de asistencia (que todavía no hemos visto) carteles y cantos por el fin del conflicto e incluso de la opresión israelí. Pero la idea no era esa, sino una batalla bien organizada y bien televisada. Sólo así la protesta iba a llegar, como lo hizo, a las pantallas del mundo. En ese sentido, tuvieron un éxito resonante, e Israel se los ha facilitado en bandeja de plata.

En lugar de flores y palomas de la paz, con carteles de «Sionistas go home», los «pacifistas» los esperaron bien organizados: al bajar de los helicópteros con sogas a lo Batman, cada soldado era tomado por tres o cuatro activistas, lo llevaban a un costado y literalmente lo molían a golpes. Por lo menos a uno -dicen los soldados que fueron más- lo arrojaron de una cubierta a otra en un piso más abajo. Algunos debieron saltar al agua.

Viendo peligrar sus vidas, o las de sus compañeros, los soldados dispararon, primero a las piernas, mientras pedían por radio evacuación médica urgente, y los activistas seguían lanzando bombas Molotov, canicas por medio de hondas, y otras armas creativas como contundentes. En el momento en que los israelíes fueron suficientes en número, las cosas parecen haberse complicado hasta el terrible desenlace: dominio de los barcos, 10 muertos y decenas de heridos.

El día de la ira

Los soldados y la sociedad en Israel amanecen hoy muy enojados, al punto que muchos ya llaman a la renuncia del Ministro de Defensa, Ehud Barak. La puesta en escena de los manifestantes, que unieron a activistas y dignatarios europeos con acendrados militantes islámicos de organizaciones como la IHH turca, los Hermanos Musulmanes egipcios, la Jihad Islámica egipcia (brazo armado de los anteriores) y su homólogo de Jordania, el Movimiento Islámico israelí, etc., lograron su cometido.

La batalla mediática, que estaba ganada para los activistas europeos e islámicos antes de empezar, tuvo para ellos rédito doble, por haber sido planificado acudiendo a la llamada «opción violenta»: se sabe que una manifestación cualquiera tiene obvias posibilidades de salir en los medios -y por ende tener éxito- si hay violencia, a condición que los manifestantes estén dispuestos a pagar el precio. Aquí vinieron a apostar alto, pagaron y ganaron.

Los israelíes se hacen dos preguntas en lo operativo: ¿cómo es que, contando con el nivel de Inteligencia de los servicios israelíes, no se sabía nada de lo que preparaban los activistas? Los soldados estaban preparados apenas para «escenarios posibles», y el de la resistencia violenta era el de más bajas probabilidades. El de resistencia violenta organizada, ni siquiera se contempló.

Segunda pregunta, formulada por el locutor Gadi Sukenik, quien fuera miembro del Comando Marino: cuando se está iniciando el abordaje, y los primeros soldados ven que abajo los esperan con palos y no con flores, se decide de todos modos el descenso de a uno. Dice, casi grita Sukenik: ¿cómo no se abortó la operación en ese preciso instante? Se podía haber reagrupado al Comando y pensar otro modo de neutralizar el avance de los barcos, que ideas no les hubieran faltado.

Tercera pregunta: Israel sabía que la batalla era mediática, que el combate era un forcejeo por la puesta en escena y el encuadre. De todos modos, decidió que el modo de neutralizar la demostración de fuerza era con más fuerza (debido al contexto geopolítico, ver post de anteayer). Lo que queda claro es que, dado el resultado de ayer, en el próximo round Israel adoptará una táctica completamente diferente. ¿Tiene capacidad el actual gobierno para pensar «fuera de la caja»? ¿Lograrán dar con una forma no violenta de hacer las cosas? ¿O será que es Israel el que «entiende sólo por la fuerza»? Por ahora, este gobierno se las viene arreglando muy bien para aparecer, una y otra vez, como el matón del barrio.

El verdadero examen está por venir, porque habrá nueva flota -¿por qué no repetir una experiencia tan exitosa?- y habrá nuevo examen. En 1988, nos recuerda Eitan Haber, amigo y mano derecha del asesinado Itzjak Rabin, una iniciativa similar se resolvió con un agujerito en la quilla, y cierto barco no pudo zarpar del puerto de Roma, hundiéndose miserablemente, y ocupando con suerte cinco líneas en los periódicos de la mañana siguiente. Si la hipocresía de «querer aparecer en los medios» a costa de la vida de la gente es una táctica válida, la travesura de pincharles el bote es definitivamente una respuesta adecuada.

Los escenarios políticos

La cuarta pregunta es la política. ¿Cuáles son los escenarios posibles? No es la primera vez que esta dinámica sobrepasa a Biniamín Netaniahu. Al principio de su primer mandato, en 1996, otro hecho de violencia le hizo cortar su gira por el extranjero. Con la apertura del Túnel de los Hasmoneos frente al Kotel, y la batalla con muertos entre policías palestinos y soldados israelíes, Bibi también debió regresar de urgencia. El entonces presidente Bill Clinton terminó imponiéndole un encuentro con Arafat y eventualmente la retirada de Hebrón.

El interrogante es si no se ha abierto una página similar en la evolución del proceso de paz. La idea de que no hay otra alternativa que el bloqueo a la Franja de Gaza mientras el Hamás gobierne allí, parece haber sido hasta ahora un axioma en Jerusalem como en Washington. ¿Impondrá nuevas concesiones la Administración Obama al gobierno de la derecha israelí? Los ejemplos no se reducen al aflojamiento del bloqueo, sino a la continuación del congelamiento de la construcción en los territorios, su extensión a Jerusalem, etc. ¿Podrá esta coalición de Bibi-Barak-Liberman digerir tales imposiciones sin derrumbarse?

En el plano regional, frente a la carrera nuclear iraní, se había dado un extraño alineamiento de fuerzas en el Medio Oriente: en este rincón Irán, Siria, Hezbollah, Hamás, Sudán, y ahora Turquía. En este otro rincón, Estados Unidos, Israel, Egipto, Jordania, la Autoridad Palestina y Arabia Saudita, entre otros. Turquía, gobernado por un partido más islámico que de costumbre, que se venía tambaleando como aliado israelí desde Plomo Fundido, el operativo israelí en Gaza en 2009, está por terminar de cortar sus relaciones con Israel. Egipto es un entusiasta aliado de Israel en su represión al Hamás.

La pregunta es: ¿podrán los mencionados «países árabes moderados» alineados hoy en día con Israel y contra Irán, mantener ese alineamiento sin que el consenso en sus países se quiebre y sus regímenes se tambaleen? ¿Podrá recomponerse algún día la alianza israelo-turca? ¿Qué ocurrirá ahora con las conversaciones de acercamiento con la ANP? Dicen los más críticos: en nombre de la defensa, pero sin haber sido puesto en verdadero peligro, Israel ha arriesgado sus propias posiciones estratégicas por medio de una pésima política de relaciones públicas. ¿Sacará las conclusiones correctas?

A no dudarlo, esta historia continuará.

Flotilla de la Libertad: más idiotas que útiles

Israel en general, y su Marina en particular, están muy preocupados con el tema de la «Flotilla de la Libertad», la manifestación de embarcaciones en camino desde Chipre. Israel sabe que tiene todas las de perder en el campo mediático, pero en este caso no puede hacer nada por impedirlo. La llegada de barcos al puerto de Gaza constituirá un desbloqueo impuesto al Hamás sobre el en Gaza, que le permitiría a la larga intensificar su contrabando de armas, a expensas del pueblo palestino, verdadero damnificado de este rompecabezas interminable.

Esta iniciativa, según explica Alex Fischman en Yediot Ajaronot de este fin de semana, no es de un grupo de izquierdistas de buena voluntad, unidos con algunos sacerdotes musulmanes encantadores que tejen escarpines y preparan el té a sus nietitos. Que los mentados izquierdistas ya han recibido hace rato su doctorado en idiotez útil al unir armas con el fundamentalismo islámico reaccionario no hace falta explicarlo. El hecho de que cuando el Hamás logre su cometido de crear en toda Palestina (Israel + Territorios) una república islámica a la Irán, y no un estado socialista con justicia social, convierte a todos los derecho-humanistas en más idiotas que útiles.

En este caso queda claro que se trató de una iniciativa orquestada, no por verdosas ONGs pacifistas, sino por un estado, a saber Turquía, en su proceso de realineamiento con el eje iraní-sirio, en alianza con los Hermanos Musulmanes egipcios y jordanos, padres intelectuales del Hamás en la Franja de Gaza, con padrinazgo iraní. A bordo de uno de los barcos, incluso, se encuentra el jeque Salah Raed, líder del Movimiento Islámico Facción Norte, que es la versión árabe israelí con sede en Um El Fajem de los mentados y temibles Hermanos Musulmanes.

Mientras tanto, Israel se asegura que las necesidades de la gente en la Franja estén satisfechas, por medio de unos 100 camiones con suministros que entran todos los días a la zona, con atención médica y provisión energética permanente.

Israel no puede permitir la expansión del Hamás a expensas del laico y más racional Al-Fatah, explica Fischman, pero tampoco desea su caída, debido a que no hay por el momento una fuerza política capaz de reemplazarlo. En esto coincide con Egipto, y juntos se encargan de apretar, sin ahorcar, al Hamás.

Turquía, y sus aliados fundamentalistas islámicos, desean quebrar esta dinámica. Este juego, pues, es de intereses entre países y no tiene nada que ver con lo humanitario. No por nada Chipre se negó a ofrecer su puerto como base de lanzamiento de la alegre regata. Y a este juego de Realpolitik pura han entrado militantes de izquierda europea que probablemente tienen buena voluntad y una inocencia conmovedora.

Si de verdad les preocuparan los derechos humanos lucharían contra las violaciones a esos derechos que comete el Hamás, no sólo contra israelíes, sino en la represión de su propia gente y de la oposición política y en el freno a la creación de un estado palestino viable, al lado -y no en lugar de- Israel. En cambio, hoy al mediodía, cuando estaba previsto en encuentro con la Marina israelí, se dejarán fotografiar con gente dispuesta literalmente a cortar cabezas si en ello va la supremacía del Islam.

¿Desean bregar por la paz y la autodeterminación de los pueblos? Vengan a Israel y únanse a uno de los miles de proyectos israelo-palestinos que buscan con acciones positivas e inteligentes presionar a los liderazgos de ambas partes a una paz viable. No a una paz que implique la desaparición de una de ellas.

Mientras tanto, del puerto de Ashdod salía una «contra-flotilla» israelí de la organización Stand With Us International, con carteles y camisetas con el lema: «Liberen a Gaza del Hamás». Se quieren encontrar con los barquitos anti-israelíes y veremos qué resulta.

Los marineros israelíes, en tanto, se preparaban para reducir al máximo posible la violencia en el encuentro con los barcos, y recibían instrucciones precisas de cómo no agredir ni empujar ni gritar.

Es lo que se llama «control de daños», porque la batalla, como dijimos, se perdió de antemano.

Análisis del Bicentenario: suspendido por buen tiempo

El viejo Cabildo. ¿Dónde habrá un troquelado de la revista Anteojito?

Ayer me enganché con el canal C5N por Internet, y me di una panzada de Bicentenario. Vi los granaderos, escuché las marchas, y hasta canté la de San Lorenzo sin cambiarle la letra. Vi un montón de mandatarios saludar a Cristina y la verdad que no podía creer el ataque de paciencia que me agarró a esta altura de mis años. Hasta la escuché hablar de principio a fin en la inauguración de la sala de los Patriotas Latinoamericanos, y vi el rimbombantemente anunciado «Show 3D» proyectado sobre las paredes del Cabildo. ¿El análisis? Suspendido por buen tiempo.

Después me fui a dormir, porque acá ya era la 1.30 AM y todo tiene un límite, así que me perdí el show teatral en la calle Esmeralda. Pero hoy me desperté, puse la tele en la compu a las 6.30 y ahí estaba Fito Páez en el show nocturno. ¡Una fiesta, o sea! Se lo explicaba a mi hija de 8, y se me partió el alma al ver cuán lejano le resulta el tema.

Pero en todo este tiempo, una emoción muy grande, y digan de mí lo que quieran, que hoy estoy pa’l cachetazo. La verdad es que extraño la Argentina, sigo siendo argentino y estoy contento con sus 200 años. A sus taras le encontré la vuelta: veo la tele argentina o escucho la radio por Internet, leo los diarios argentinos y tomo mate. ¿Qué diferencia hay con hacer exactamente lo mismo en pleno Buenos Aires? Respuesta: es como estar en la Argentina sin los bolonquis criollos, sin la corrupción, los baches y los corralitos periódicos. Pero no, ya sé, no es lo mismo.

Mientras Cristina cruzaba la Plaza de Mayo, un amigo querido me preguntó por chat desde otra punta cualquiera del planeta si todavía, después de tantos años en Israel, me seguía sintiendo argentino. A pesar de algunas series de televisión que dicen lo contrario, el ADN todavía no se puede cambiar. Para mí es como si le preguntaran a un pato que se fue a vivir entre monos si se sigue sintiendo pato.

Y no, no estoy comparando a los israelíes con monos. Yo sigo siendo argentino, a pesar de haber aprendido a treparme de los árboles… ¡Feliz Bicentenario!

El analfabetismo mediático de (parte de) Israel

Últimamente se me ocurrió que existe, entre las llamadas inteligencias múltiples, una «inteligencia mediática»… de la que parte del liderazgo israelí carece casi por completo. Hablo, en este caso, de parte de su gobierno y del sector militar. Venimos lidiando con esta ceguera de imagen desde hace años, pero ahora se ha dado una seguidilla que vale la pena mencionar.

El primer ejemplo de estos últimos días fue la denegación de la entrada del filólogo judeo-norteamericano Noam Chomsky. Si la empleada del Ministerio del Interior lo hubiera dejado hablar, el académico habría hablado sólo para universitarios palestinos en Bir Zait en Ramallah, que de todos modos son su público de convencidos. Hubiera hecho menos daño a la imagen israelí que la que se produce ahora al haberle denegado la entrada. Lo cual además fue un hecho ilegal -o ilegítimo, o inmoral, o decididamente estúpido- en un estado democrático, de lo que tanto se vanagloria Israel.

El segundo hecho es la conmemoración de 10 años de la retirada del sur del Líbano. Este hecho es un ejemplo de la mentada miopía mediática y de relaciones públicas, en el sentido de lo que Faucault llamó «Las palabras y las cosas». Los diseñadores de políticas parten de la premisa -un poco por la mentada miopía y otro poco por arrogancia paternalista- de que los actos hablan por sí mismos. En este caso, que la sola retirada del Líbano en 2000 habría de demostrar al mundo cuán amante de la paz es este país. No había nada que explicar, no había nada que decir.

Error. Existen «cosas» básicas que son reales, y hasta por ahí nomás. En este caso: Israel se retiró del Líbano. El resto son las «palabras», pues a las cosas hay que ponerles nombre. Y el campo de los nombres, es decir de las interpretaciones, las relaciones públicas y el marketing, es abandonado por Israel en manos del otro bando, una y otra vez.

Hezbollah sí supo ponerle «nombre» a la «cosa». Llamó a la retirada israelí:  «una victoria más de la resistencia islámica contra el enemigo sionista, que sólo entiende el lenguaje de nuestras santas armas; seguiremos con la jihad hasta la derrota total del invasor sionista», etc. ¿Qué nombre le puso, en cambio, Israel? Podía haber sido, por ejemplo: «Una nueva e incontestable demostración de la voluntad de paz de Israel». Pero Israel no habló. Estiró la nariz para arriba, y esperó que «el mundo entendiera solo».

Y otro tanto ocurrió en 2005 con la Desconexión, la retirada unilateral de la Franja de Gaza. Lo máximo a que llegó Ariel Sharón fue a que se trataba de «asegurar la mayoría judía en el Estado de Israel». También balbuceó algo de «fronteras más defendibles», no vaya a ser cosa que fuera a ser tomado por a-patriótico y a-militar. Pero ello fue para convencer a sus votantes. Al mundo, Sharón no le dijo nada: que todos vean por televisión las imágenes de los pobres colonos siendo expulsados de sus casas, y verán qué sacrificios hace el país por la paz. Pero el mundo no entendió nada de eso, porque el único que le puso nombre fue Hamás: «Una nueva victoria de la heroica resistencia palestina»…, etc.

Último ejemplo: el gabinete israelí acaba de aprobar una propuesta de ley -por suerte debe pasar todavía por la Knesset- para retirar beneficios a los presos de seguridad pertenecientes al Hamás. Si se aprueba, los presos no podrán leer periódicos ni ver televisión, no podrán seguir sus estudios académicos en la cárcel, ni recibir visitas de familiares y otras. Sólo gozarán de los derechos que marca la Convención de Ginebra: visitas de sus abogados y de la Cruz Roja, y poco más. La llamaron «Ley Shalit», porque es un intento de responder a las malas condiciones de Guilad Shalit en su cautiverio de 4 años a manos del Hamás.

La medida ya ha sido catalogada por sus opositores de populista: no tiene otra motivación ni efecto que la sensación venganza de quienes votan al partido de sus impulsores, el Likud. No va a tener el efecto buscado: que las madres de estos presos presionen al Hamás para que alivie las condiciones de cautiverio de Guilad Shalit y permita cuanto menos la visita de la Cruz Roja.

Porque existe otra suposición israelí, dentro de este analfabetismo mediático de cierta parte del liderazgo israelí: que con sus medidas agresivas, y sólo con ellas (es decir con la «cosa») basta para que, automáticamente, la opinión pública palestina reciba el mensaje y actúe como Israel quiere: presionando a su liderazgo para que se porte bien. Pero qué vamos a hacer: no es así como funcionan las cosas.

Ya desde la guerra civil en el Líbano en los años ’70, Israel debió entender que no se puede influir en los procesos socio-políticos de países y pueblos vecinos. Podemos llenar otro blog con los fracasos israelíes en este terreno. Pero sobre todo, para que las madres de los presos reciban semejante mensaje, debe ocurrir primero lo obvio: Israel se los tiene que decir. La sola medida no configura el mensaje.

Porque, insisto, una cosa es la medida, y otra bien distinta es el «nombre» que se le habrá de poner. Israel no habla con los palestinos de la calle. El que habla con los palestinos de la calle, con las madres de los presos, se llama Ismail Haniyeh, primer ministro del Hamás en la Franja de Gaza. ¿Y qué va a decir Haniyeh a las madres de los presos si esta medida nefasta se pone en práctica? Adivinaron: que es «otra medida de opresión del régimen sionista genocida para torturar a nuestros héroes y mártires encarcelados por la liberación de nuestra tierra islámica».

El efecto de esta medida miope, si se aplica, será que una vez más el gobierno autoritario y fanático del Hamás tendrá al enemigo externo de siempre al cual echar la culpa de los sufrimientos de la gente en la Franja. Históricamente, cada vez que se agravaron las condiciones de encarcelamiento, ello sólo condujo a huelgas de hambre, motines dentro de las prisiones que se extendieron a disturbios fuera de ellas. Y en cuanto al pobre de Guilad Shalit, Hamás puede vengarse del «opresor sionista», agravando más aún sus condiciones, porque «Israel empezó», y después vaya uno a explicar. A no preocuparse: si se cae un solo pelo de Guilad Shalit, ya sabrán Dany Danón (paladinezco impulsor de la «Ley Shalit») y sus amigos impulsar acciones de venganza. Vamos a estar bárbaro acá.

Hay muchos otros muchos otros hechos que no pasan el examen de la cámara, como la construcción de las viviendas judías en Ramat Shlomo y la habilitación de viviendas judías en pleno barrio palestino, al mismo tiempo que se amenaza con demoler viviendas palestinas construidas «ilegalmente».

Hago votos por que alguien imparta un curso acelerado y urgente de inteligencia mediática a nuestros líderes. Porque de un tiempo a esta parte, la imagen -es decir el «nombre»- que sale de estos lados es el de un país feo y oscuro. Es una lástima, porque la «cosa» es mucho más linda que eso.