
Shifra Korenfeld, la "Fridmanit" vencedora.
Para mí el triunfo de Shifra en «Haaj Hagadol», derrota de Iosi Bublil mediante, es una buena noticia. No por nada. Sencillamente me gustan más las mujeres que los hombres (sin ofender a nadie), y la gente delicada más que la violenta, la gente inteligente más que la tonta. Me corrijo: los tontos no me disgustan, al contrario, hace mucho tiempo dejé de colocar la inteligencia en el tope de las virtudes humanas, pues hay otras tanto o más nobles; me molestan, en cambio, aquellos que siendo tontos se creen inteligentes, mirando con arrogancia al resto de los mortales, lo cual no los hace sólo tontos sino también insoportables. Y eso, entre otras cosas, es lo que casi se corona rey en Bubliland.
Pero también es una buena noticia por el asunto étnico en Israel. No porque hayan ganado los «Fridmanim» sobre los «Bublilim», es decir, los ashkenazim sobre los sefardim. Tampoco porque sea mentira que Shifra representaba a los primeros, como si no hubiera ningún problema étnico en Israel. Tampoco soy ciego: una parte de los participantes y del público hicieron de «Haaj Hagadol» una contienda étnica.
Y en ese sentido, el triunfo de Shifra viene a decirles a los que hicieron del tema étnico lo central en el Gran Hermano israelí, es decir, los Bublilim mismos: si ése es el papel que juegan los mizrajim-sefardim en una contienda supuesta o no contra los ashkenazim, no merecen ganar. La próxima, pongan a alguien mejor, que los hay, y muchos. Y si no, compitan por quienes son, sin ínfulas de representación social.
Los mizrajim en Israel vienen dando una seria batalla que dura décadas por el acceso a los resortes del poder, de la cultura, de la educación y de la economía. Hoy en día los Eyal Golán y Sarit Hadad ocupan lugares de honor en la primera línea de la cultura junto con los Shlomo Artzi y Aviv Guefen. Olim (inmigrantes) de Marruecos y de Irak llegan a presidentes y a ministros del gobierno, en virtud de méritos propios y dobles, porque tuvieron que enfrentar adversidades superiores a las condiciones de los ashkenazíes en su integración al país.
Todavía queda mucho por hacer. Los bolsones de pobreza y desocupación en las ciudades en desarrollo, que fueron pobladas con inmigrantes mizrajim en los años 50 y 60, lejos de desaparecer, comienzan a sufrir renovadamente por la crisis mundial, y el tercer sector no da abasto para paliar la desigualdad de oportunidades. La integración entre poblaciones, explican los sociólogos, es heterogénea en ritmo, en geografía, en franjas etarias, etc.
¿Pero dirimir estas cuestiones tan serias por medio de Iosi Bublil? Mm… Muchachos, a ponerse las pilas, que si ése es vuestro modelo, podríais perder la carrera en más de un sentido. ¿Iosi Bublil intendente de Ashkelon, por ejemplo?