En el tintero: Una a favor de Jabad

Reasumo después de una semana de trabajo muy intensa, en la que pasaron muchas cosas y muchas más me quedaron por decir. Ya habrán visto que me tocó contar el atentado en Bombay para Clarín, así que aproveché y usé las notas como posts, cosa de no faltar demasiado a este «trabajo» tampoco.

Se puede hablar horas de lo que pasó ahí, pero me quedé con las ganas de hablar bien de Jabad, aunque suene sorpresivo o desubicado viniendo de un laico declarado, o bien a destiempo. Pero lo es cierto es que Jabad nos provoca una sensación de incomodidad que cuesta definir a los que estamos afuera. Como no aceptamos lo que viven los de adentro a nivel ideológico, nos consolamos pensando que les «lavan el cerebro». Nos sentimos bárbaro pensando que Jabad utiliza las más altas tecnologías y las más refinadas técnicas de marketing para manipular a las masas de judíos perplejas por la globalización y la malaria económica. Y que para ello mueven grandes cantidades de dinero. En resumen, mala gente.

Cuando la verdad es que lo que tenemos es envidia. Envidiamos a Jabad, ante todo, porque tienen éxito. Porque cuando nosotros hacemos marketing, lo llamamos marketing. Cuando Jabad hace el mismo marketing, lo llamamos «manipulación» y «lavado de cerebro». ¿Y para qué hacen marketing? No sólo para captar, traer hacia adentro de sí a más adeptos, sino para hacer el bien tal como ellos lo entienden, y como lo creen de corazón.

Por supuesto que hay (o puede haber) un cálculo estadístico dentro de su «business plan»: de tanta gente para la que hagamos mitzvot sin mirar a quién, un porcentaje «x» vendrá a otra charla, un porcentaje «y» del cual se convertirá en habitué, un porcentaje «z» del cual comenzará un proceso de teshuvá, de volverse religiosos. ¿No es el tipo de cálculo de ventas que hace o debiera hacer cualquier empresa seria? ¿Y no dicen hoy que las organizaciones del tercer sector se comportan o se debieran comportar en gran medida como empresas para poder crecer? Jabad es pionera en asimilar conceptos del marketing, del maxi-marketing y del posicionamiento a su institución/organización/movimiento sin fines de lucro, tema sobre el que ya escribieron, entre otros, Peter Druker, gurú del marketing moderno. En ese sentido, kol hakavod Jabad.

Porque además hay otro punto. Jabad invierte en estar presente en la mayor cantidad de lugares posible. Se podría decir que esa es su misión intra-institucional, así como la de Walt Disney era «cuidar hasta el mínimo de los detalles». Y lo que lleva a esa cantidad de lugares con la que ningún movimiento laico se ha atrevido siquiera a soñar, es «Toire» al estilo jasídico: valores, no sólo místicos, sino aquellos ligados a lo humanístico y a lo afectivo entre la gente: la hospitalidad, la tzedaká, el sentido del dar, también la alegría, la dimensión del cuerpo puesto en acción junto con el alma, en el baile, chupi incluido. Dirán: eso es por los millones que mueven, que andá a saber quién y por qué los pone. ¿Saben qué? Ojalá todos los que tienen esos millones, lo pusieran en cosas en las que creen, en lugar de patinárselos en placeres, amantes, diamantes, y viajes por el mundo. Tampoco los filántropos laicos, que los hay, y muy fuertes, no dedican sus esfuerzos al reaching out a un nivel mundial como lo hace Jabad. Entonces, a no quejarse.

Es cierto: me hace un poquito de «ruido» la campaña que están haciendo ahora, justo después de Bombay, sobre «¿En qué podés ayudar?», es como que alguien se olvidó allí de poner el freno, y no es la primera vez que les pasa. Cualquier experto en marketing, ahora, les recomendaría guardar silencio por un buen rato, dejando que los Kisilevskis del mundo les hagan, sin que se los pidan, prensa a favor.

Pero ya los volveremos a criticar cuando se nos pase este ataque de fervor jabadnik. Hoy elijo perdonarles el desliz, contarles que los laicos de buena voluntad sí creemos que su presencia en Bombay, en Moscú y en Tanganika es buena para los judíos, y que esperamos que otros movimientos más racionales y menos alegres, por el bien de la pluralidad judía, atinen algún día, en lugar de a criticarlos, a preguntarles cómo lo hacen.

La trágica historia de Moshe, el nene que sobrevivió a la masacre

Sus papás murieron en el ataque a un centro judío. A él lo salvó su niñera. Ayer cumplió 2 años.

Por:  Marcelo Kisilevski
Fuente: JERUSALEN. ESPECIAL PARA CLARÍN
Rabino Gavriel Holtzberg y su esposa Rikva z"l

Rabino Gavriel Holtzberg y su esposa Rikva z"l

Mientras en Bombay las fuerzas de elite indias todavía intentaban penetrar en el edificio de Jabad Lubavitch, en Bombay los padres de Rivka Holtzberg intentaban reconstruir la relación con su nieto Moshe, el pequeño hijo de Rivka (28) y de su marido, el rabino Gavriel Holtzberg (30), el director de la Casa Jabad en India. Las tragedias tienen aristas inconcebibles: precisamente ayer, cuando se confirmó la muerte de sus padres, Moshe cumplía dos años.

«Al principio no nos reconoció. Sólo después que le hiciera gracias que él ya conocía del pasado, se tranquilizó. ¡Moishe está con nosotros!», decía en tono esperanzado el «zeide», como se dice abuelo en idish, el idioma judío europeo que todavía se habla entre los religiosos ultraortodoxos para no profanar la «lengua sagrada», el hebreo. Así, la familia intentaba ayer temprano mantener el espíritu en alto, rezando, al encender las velas del Shabat, «para que el Santo Bendito Sea nos traiga a Rivka, a Gavriel y a todos los demás sanos y salvos».

El rescate de Moshe por su niñera india Sandra fue un capítulo estremecedor de los atentados de Bombay. Sandra se había ocultado en una despensa junto con otra persona cuando entraron los terroristas en el Centro Jabad y allí estuvo en silencio, hasta que escuchó los gritos del nene, que la llamaba. «Decidí ir a buscarlo a pesar del tiroteo», relató al diario israelí Yediot Ajaronot. «Cuando llegué arriba, los terroristas estaban sobre el techo. Encontré a Moshe sentadito al lado de sus padres. Todo estaba lleno de sangre. Lo tomé en brazos y salí corriendo». La foto de esta mujer de unos 50 años con Moshe en brazos saliendo del lugar conmueve al mundo. Las ropas del bebé tenían restos de la sangre de sus papás.

Los otros abuelos de Moshe, los padres del rabino Holtzberg, aterrizaron ayer en el Aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv, antes de recibir la noticia de la trágica muerte de su hijo y su nuera. A la madre, Frida, se la veía cansada y ojerosa, después de 12 horas de vuelo desde Nueva York.

El hermano, Meir, fue el único que logró sintetizar el estado emocional de los Holtzberg: «La familia, naturalmente, vive esta situación de una manera terrible, pero por otro lado somos fuertes creyentes, y sabemos que todo ser humano tiene su rol en este mundo». «No hay otra pareja igual, que haga tanto por los extranjeros allí. Los ayudan, los van a visitar a la cárcel, llevando comida kosher a los israelíes que se meten en líos con las drogas; los ayudan con abogados, con comida, con plata. Y él se sacrifica a sí mismo por los demás», había contado Frida, la madre del rabino asesinado.

Algo parecido decía la madre de Rivka, Yehudit Rozenberg, quien relató a algunos medios cómo la pareja educaba a su nietito, el pequeño Moshe: «Ellos se dedicaban todo el tiempo a hospedar, a dar de comer y beber, a prestar el hombro y a escuchar a todos los israelíes que se encuentran allí. Un rinconcito cálido de la Tierra de Israel. Es cierto que para ellos era un sacrificio estar lejos de la familia, pero eso es lo que hacen los emisarios de Jabad en todo el mundo». Gavriel y Rivka Holtzberg de 29 y 26 años, habían sido enviados por el movimiento Jabad Lubavitch hace cinco años para erigir la Casa Jabad en Bombay. Antes ya lo habían hecho en Tailandia, donde el movimiento de mochileros israelíes es muy intenso.

Si bien nació en Israel, a los 9 años Gavriel se mudó con sus padres al centro mundial del movimiento, Crown Hights, en Brooklyn, Nueva York. Al crecer, estudió en la ieshivá (instituto de estudios religiosos judaicos) de esa ciudad, y también, hace unos 15 años, en Buenos Aires, donde aún estudia su hermano, quien esta noche saldrá de Argentina para venir a Israel.

La familia Holtzberg es muy conocida y querida en la comunidad judía de Brooklyn, donde se los considera como una familia muy cálida y solidaria.

Miles de miembros de esa comunidad han efectuado rezos públicos y privados desde que se supo la noticia del cautiverio de Gavriel y Rivka.

Abraham Goldman, pariente de los Holtzberg, relató detalles de la historia familiar muy duros. «El rabino perdió otro hijo hace tres años por una enfermedad, y tiene otro hijo acá en Israel, en un hospital de rehabilitación. El único hijo que estaba con ellos fue salvado por la niñera y volverá a Israel con sus abuelos».

Una plegaria en Buenos Aires
Convocados por el rabino Tzvi Grumblatt, director de Jabad Lubavitch en Argentina, la comunidad judía se reunió ayer en la sede de esa organización para la ceremonia del Shabat. Asistieron todas las organizaciones comunitarias para rezar por las almas de los rehenes muertos en Bombay. La foto fue sacada antes del inicio del Shabat.
Qué es Jabad Lubavitch
Jabad Lubavitch es uno de los movimientos judíos religiosos ultraortodoxos más grandes del mundo. Pertenece a la corriente ortodoxa jasídica y fue fundado a fines del siglo XVIII en la aldea rusa de Lyubavichi. Es el movimiento judío con más fuerza de atracción. Posee unos 200.000 miembros, un millón de asistentes a sus actividades al menos una vez al año, y miles de sedes, entre centros comunitarios, sinagogas y escuelas. Una clave de su expansión es su sofisticado sistema de difusión, que apela al marketing avanzado y de Internet y otras tecnologías.

El drama de los rehenes en Jabad de Bombay

Entre los cautivos figura el rabino Gavriel Holtzberg, quien estudió en Argentina.

Por:  Marcelo Kisilevski
Fuente: JERUSALEN. ESPECIAL PARA CLARIN
A salvo. La cocinera del centro religioso logra escapar con el hijo del matrimonio Holtzberg, de dos años.

A salvo. La cocinera del centro religioso logra escapar con el hijo del matrimonio Holtzberg, de dos años.

En Israel, los medios cubrieron el múltiple atentado en la India haciendo foco en la Casa Narimán, edificio que aloja a la Casa Jabad Lubavitch, una institución judía religiosa ultraortodoxa. Su director, el rabino Gavriel Holtzberg, de 30 años, fue secuestrado por los terroristas junto con su esposa Rivka (28) y alrededor de 25 personas más, en su mayoría judíos e israelíes. A última hora de ayer se informaba que 17 de ellos habían sido liberados. Pero en realidad los datos acerca de la cantidad exacta de personas que permanecían cautivas era confusa. Una versión difundida por la agencia AP hablaba anoche de ocho rehenes liberados.

El rabino Gavriel Holzberg nació en Israel, pero tiene nacionalidad norteamericana, e incluso pasó unos meses estudiando en Jabad Lubavitch de Buenos Aires hace 15 años, según reveló el director de esa institución, el rabino Tzvi Grumblatt. Agregó que un hermano menor de Holzberg llegó hace un mes a la Argentina para quedarse aquí por un año, en el marco de un programa de estudios en Jabad.

«Estamos rezando por Gavriel y su esposa», dijo Grumblatt a Clarín.

En Bombay, durante la mañana, se vio salir de Casa Narimán al hijito del matrimonio Holtzberg, Moishe, de dos años y medio, en brazos de Sandra Samuel (44), una cocinera del Centro que sólo declaró: «Tomé al chico, lo alcé y salí corriendo». Los informes más insistentes indicaban que tanto el rabino como su esposa estaban «vivos pero inconscientes» y se temía por su vida y la de los demás.

Entrevistada por el sitio israelí de noticias Ynet, Sandra relató: «Moishe todo el tiempo pregunta por su papá y su mamá. Nosotros estamos bien y él también, pero no tengo idea de lo que pasa con sus padres». Sobre el cautiverio, dijo: «Fue terrible, había explosiones por todos lados, tiros… Incluso intentaron dispararme».

Durante todo el día fluyeron desde Bombay versiones contradictorias acerca de la cantidad de rehenes tomados por la organización terrorista islámica Mujahidines de Deccan. En un principio se informó que los terroristas habían llegado a la Casa Jabad de casualidad por su cercanía a uno de los blancos principales de su atentado múltiple, pero luego quedó claro que también el ataque al centro religioso había sido cuidadosamente planificado.

Según informó la TV india, los terroristas atrincherados en el interior indicaron que, si el gobierno se avenía a sus exigencias, liberarían al resto de los rehenes. Al mediodía, una de las rehenes israelíes en la Casa Jabad telefoneó a la embajada israelí en Nueva Delhi. La mujer indicó que los terroristas exigían la inmediata liberación de militantes presos en cárceles de la India.

La importancia de la Casa Jabad, uno entre los 10 blancos del ataque de ayer en Bombay, fue quedando clara durante el día. Nutridas fuerzas de seguridad confluyeron al lugar a medida que pasaban las horas, incluidos altos comandantes del ejército indio. Según testigos oculares, se trató de una verdadera batalla urbana, en la que los terroristas utilizaron rifles de combate y granadas de mano.

La canciller israelí, Tzipi Livni, envió un mensaje de solidaridad y condolencias al gobierno indio y le ofreció ayuda tanto humanitaria como operativa. Al mediodía, un pequeño contingente de la Estrella de David Roja (equivalente israelí a la Cruz Roja) partió rumbo a Bombay para prestar ayuda médica a los cientos de heridos. La embajada israelí en la India informó acerca de 30 israelíes, entre empresarios y turistas, que aún no se han comunicado con sus familiares.