Yom Kipur en Israel

Dia de balance sobre ruedas. Yom Kipur en Israel.

Día de balance sobre ruedas. Yom Kipur en Israel.

 

Yom Kipur (Día del Perdón) es una de esas extrañas ocasiones en que los israelíes se unen. Bueno, ya sabemos que los israelíes no son muy unidos, salvo cuando pasa algo malo, digamos, una guerra. O cuando meten a una nena adentro de una valija, o cuando hay un atentado terrorista o cuando está Kojav Nolad (el Operación Triunfo de acá) o Gran Hermano en la tele (y sobre este último, no se pierdan el post alusivo, muy pronto).

Yom Kipur, digo, es una de esas extrañas ocasiones en que los israelíes se unen. Eso sí, para muchos, también es por la guerra. Por la Guerra de Yom Kipur, la de 1973. Hace unos años, en una encuesta entre los estudiantes secundarios en la que se les preguntaba qué era para ellos Yom Kipur, la mayoría hablaba de aquella guerra, y no del día más espiritual del judaísmo.

Pero hay algo en lo que los israelíes se unen: en no viajar. Todo el país se apura, se apuraba ayer al mediodía, a llegar a aquellos lugares en donde habrían de pasar el feriado. Los más devotos en sus casas, los demás, en algún tzimer o en casa de amigos. Dicen las estadísticas que la mayoría de los israelíes ayuna, no importa si se declaran religiosos, tradicionalistas o laicos. Los demás, llenaron ayer los supermercados, y asaltaron las librerías de video y los «videomat», y se llevaron todo. Porque en Yom Kipur no hay televisión.

Pero cuando el Día del Perdón empieza, las calles se vacían, y los chicos pueden andar en bicicleta o en rollerblades por la calle, y los adultos caminan -o corren- ídem. O sea: salvo que la calle de asfalto es más lisa, no hay nada que impida seguir caminando por la vereda, pero uno lo hace de prepo por la calzada. Es una sensación de libertad, como un carnaval, en el que una vez por año reventamos al sistema.

Y si alguien, que no sea una ambulancia, se atreve a viajar en coche, lo miran mal. Muchos no viajan por temor al qué dirán: un nuevo sistema ha reemplazado -por tan sólo un día- al anterior, y no es menos estricto y total que el del resto del año.

Es lindo Yom Kipur. A mí me gusta. Mis hijos andan en bici por la calle, sin temor a los coches, y yo leo, pienso y duermo. No rezo, pero hago mis cuentas, mis balances. Y es un día de la familia. Si el pueblo de Israel es un poco mejor luego de este día de recogimiento nacional, bueno, esa ya es cuestión aparte.