Sionismo de verdad

Por Shlomo Avineri *

Publicado en Haaretz el 3.8.2011. Traducido por Lic. Shai Abend.

Artículo original en: http://www.haaretz.co.il/hasite/spages/1236936.html

Si bien Herzl no era socialista, comprendió muy bien que un proyecto revolucionario como el sionismo no tendría éxito, mientras estuviera basado únicamente en el modelo capitalista de mercado. Por eso en “Altneuland” describe a la Eretz Israel futurista como una sociedad de bienestar, una especie de tercera vía entre capitalismo y socialismo.

Se trata de una sociedad donde las riquezas naturales –tierra, agua, yacimientos- pertenecen a todos; la industria es en su mayoría cooperativa, al igual que la agricultura; el comercio minorista está en manos privadas. La sociedad le garantiza a sus ciudadanos educación, salud y cuidados. Pero para hacer uso de los servicios de bienestar, todos tienen la obligación –hombres como mujeres- de un Servicio Nacional de dos años. Herzl denomina a este camino intermedio “mutualismo”, inspirándose en la experiencia económica y social europea: del capitalismo toma la sociedad judía futurista los principios de libertad y competencia, y del socialismo toma los principios de igualdad y justicia.

Esta concepción es válida hoy, como fue válida –y revolucionaria- cuando Herzl la planteó en 1902. El movimiento sionista, el Ishuv en Eretz Israel y el Estado de Israel en los primeros diez años de su existencia, marcharon por esa senda, profundamente conscientes de la necesidad de institucionalizar la solidaridad social, como condición para el éxito del proyecto sionista. No es casual que Israel ha sido objeto de admiración e imitación para tantos individuos y movimientos en occidente; porque supo combinar sabiamente –en condiciones nada fáciles- democracia y libertad con fuertes principios de solidaridad social. No tiene sentido idealizar a Israel y considerarla como sociedad ejemplar; pero no cabe duda que uno de sus logros más importantes fue su capacidad para mantener la cohesión social con un relativo alto grado de igualdad.

Esta combinación otorgó al Movimiento Laborista ventaja sobre el Movimiento Revisionista, embanderado en el “monismo”, es decir, en la focalización únicamente en los objetivos políticos nacionalistas. El Estado de bienestar que fue creado aquí permitió absorber millones de olim de países en crisis de Europa Oriental y del Medio Oriente – impresionante emprendimiento que, a pesar de todos sus defectos, no tiene precedente histórico por sus dimensiones; y tuvo lugar, no en un rico país escandinavo o en Suiza, sino en una sociedad pobre y carente de medios, que se encontraba sitiada política y militarmente. Solemos despreciar y quitar mérito a esta hazaña.

El mundo cambió mucho, y el fracaso histórico del Movimiento Laborista fue que no supo lidiar con estos cambios de manera sistemática. En lugar de ello fue adoptando un modelo simplista de privatización, que tuvo frente a sus ojos la economía neo-capitalista de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Los gobiernos del Likud lideraron estos procesos, pero no se puede negar, además, que el Laborismo perdió la fe en su “justo camino”.

La actual protesta social es una consecuencia directa de los trastornos creados por este capitalismo salvaje, que fue acompañado –debido a intereses políticos de coalición- de un sistema global de subsidios gubernamentales de viviendas, empleo en el sector público y reducciones disparatadas de impuestos para colonos y ultra-ortodoxos. Quienes cargan sobre sus hombros estos subsidios sectoriales son quienes ahora protestan, jóvenes que pagan impuestos, sirven en el Ejército y aportan a la economía.

Es difícil predecir adónde conducirán estas protestas. Pero está claro que aquí sucedieron tres cosas revolucionarias: primero, se trata de manifestantes que no pertenecen a la ultra-ortodoxia, ni al fundamentalismo de derecha, ni a aquellos obsesionados con Sheikh Jarrah o Bil’in – sino la columna vertebral de la sociedad israelí. Segundo, va quedando claro que la democracia está basada en el pueblo y su participación en el sistema político, y no sólo en las sentencias de los tribunales de justicia. Y por último, parece ser que el modelo neo-capitalista (que claramente produjo las crisis económicas por las que pasa Occidente) es opuesto a las necesidades y valores del proyecto sionista. Por eso es maravilloso ver las banderas de Israel izándose en las manifestaciones, luego de que parecía que las había monopolizado la derecha colona. La protesta no es solamente social; es sionista, en el sentido más profundo, justo y humano del sionismo.

* Avineri es Profesor de Ciencia Política en la Universidad Hebrea de Jerusalem y laureado del Premio Israel en 1996.

6 pensamientos en “Sionismo de verdad

  1. Cuando empieza la TESHUVÁ nacional? Me reprochan: «Ya pasó el tiempo de las naranjitas!» Y lo acepto, dolorosamente, lo acepto. Estos son tiempos de Hi-Tech. Pero «ESTO», del Bibi, el Avigdor y los ultra ortodoxos NO VA porque NO ES!= no tiene nada que ver con nuestros ideales de vida, los ideales de Justicia Social que aprendimos (vanguardia de la Humanidad!) cuando «Moshé kibbel Ha Toráh m´ Sinaí». (Pirké Avoth)
    Excelente comentario! Gracias!!!

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  2. Si bien comparto parcialmente las ideas del artículo, viniendo de un izquierdistas transnochado como Shlomo Avineri, no puedo mas que descartarlo. Además, no le creo nada. Si bien algunos reclamos sociales son completamente legítimos y serán resueltos por el gabinete creado recientemente, la economía israelí es próspera y progresa perfectamente desde los ’80 sin el laborismo. Todas las crisis internacionales pasaron de largo, sin afectar a la población israelí. Además, una posible solución para disminuir el precio de las viviendas es construir más casas en Jerusalem, Judea y Samaria, una idea brillante que propuso esa misma derecha que tanto desprecian los fracasados del Haaretz. Todavía tienen que pedir perdón al pueblo de Israel por el millar de cadáveres israelíes que dejó su amado proceso de Oslo. Viven equivocándose y tienen el atrevimiento de culpar a cualquiera menos ellos (o los palestinos) de todos los problemas del país.

    Sí, yo también estoy a favor de expandir los beneficios sociales, no en vano me considero socialdemócrata y estoy profundamente preocupado por el deterioro del nivel de vida que algunos israelíes pueden llegar a experimentar. Sin embargo, descreo y rechazo el oportunismo político de algunos como Avineri que pretenden canalizar las demandas sociales en ataques al gobierno electo por la ciudadanía. No me dejo engañar ni como vidrio por mas que venga envuelto en aparente «patriotismo» sionista en artículos pedorros como este que, en vez de hablarnos con estadísticas y posibles soluciones económicas a problemas reales, solo aprovecha para pegarle al gobierno.

    Escuchen el audio

    Aguante Bibi

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  3. ¿Y qué es eso de «sionismo de verdad»? ¿Significa que los arabistas del Haaretz son los «verdaderos sionistas» y todo el resto no? Todos siempre son los «verdaderos sionistas». Otros siempre son los verdaderos judíos o «los verdaderos revolucionarios». Más allá tenés a las verdaderas verduras y así sucesivamente.

    A vos Marce que te gusta Shlomo Artzi, escucha esta bella canción.

    Un saludo

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  4. Una última reflexión, sin relación con lo que piensa el señor Avineri…

    Marcelo, como seguramente sabrás, este sábado hubo marchas masivas en Israel por reclamos sociales, donde participaron aproximadamente 300.000 personas (¡toda una multitud para una población de siete millones!). No hubo un solo enfrentamiento, un solo herido ni un solo reprimido. ¿Entendes bien lo que te estoy diciendo?. Durante las últimas semanas, la policía de Chile reprimió a estudiantes; en París también; en Londres hubo incendios (las fotos son muy ilustrativas); en España, los “indignados” agredieron verbal y físicamente a algunos miembros del parlamento, entre otras cosas; en Portugal, Grecia e Irlanda pasó más o menos lo mismo; y de los países árabes ni hablemos. Pero en Israel no pasó nada de esto. La gente se manifestó en paz. ¿Y como reaccionó la izquierda internacional, en Europa y Latinoamérica, frente a este noble gesto democrático? ¿Escuchaste a algún “indignado” decir: “miren como se manifiestan en Israel, que ejemplo de democracia…”? Por supuesto que no, si ya sabemos que la mera existencia del Estado judío es una fuente de indignación para la izquierda reaccionaria (no lo digo yo, lo dicen ellos). Nos guste o no nos guste, esa es la izquierda DE HOY.

    Por mi parte, independientemente de que comparta o no las demandas sociales de muchos israelíes (sean de izquierda, centro, derecha o nada), LOS FELICITO por la forma en que se manifestaron. En eso siguen siendo un ejemplo digno de imitar.

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    • Así es, Andy, y hasta había colonos de los territorios protestando por lo cara que está la vivienda en Judea y Samaria. Hubo discusiones pero todo bien. Hubo religiosos de Jerusalem que apenas llegan a fin de mes, derechistas que no quieren saber nada con un estado palestino, pero están hartos de los bajos salarios y la salud limitada. Todavía no entiendo qué te enoja tanto, aunque entiendo que llevás la confrontación en el ADN. Visto esto y lo que vos mismo decís, y que fueron 300.000 (un 4% de la población en la calle!) y no una banda de izquierdistas que quieren bajar a Bibi (una mina llamó a voltearlo y los organizadores la bajaron a ella del escenario), visto que en Israel todo es muy político pero aunque te cueste entenderlo hay otros asuntos políticos que no son los territorios, visto todo esto… aflojá macho!

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