Cada vez que se produce un terremoto en el mundo, y se empiezan a inundar los medios de comunicación con los informes y las explicaciones, uno piensa que, en realidad, todo lo que se dice sobre el evento en cuestión habla más de quien habla, que del evento en cuestión.
En eso pensaba cuando escuchaba el informe de Ariel Segal, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica de Lima, acerca de por qué Haití, en realidad, no le interesa a nadie. En pocas palabras, allí se produjo la primera revolución latinoamericana por la independencia, pero fue una revolución de esclavos. Por eso, Francia no tiene mayor interés en ayudar a su ex colonia por no haber allí recursos ni cultura en común. Los países latinoamericanos mismos, que se independizaron después, lo hicieron liderados por elites criollas temerosas de que sus propios esclavos se revelaran de crearse contacto alguno con Haití.
De ese modo, Haití ha quedado pobre, ignorante y sin nada que ofrecer a otros países en términos de intereses, que es en definitiva lo que une a los países a la hora de entablar relaciones. Y como todo esto es así, no cabe esperar demasiado dentro de un par de meses, cuando el polvo del terremoto termine de depositarse. Entonces, ¿dónde quedarán las denuncias -incluida esta- sobre la indiferencia del mundo mientras la gente en Haití se sigue muriendo por falta de asistencia?
Vaya como consuelo este reporte de la CNN sobre el único hospital de campaña -el israelí- montado al día de hoy en Haití.
http://www.cnn.com/video/?/video/world/2010/01/18/dnt.cohen.haiti.patients.dying.cnn