Bibi, el grande. Y su esposa. Y su hijo

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Por Marcelo Kisilevski

La estatua dorada en tamaño natural de Biniamín Netanyahu, del artista Itay  Zalaít, se elevaba cuatro metros y medio (sumando su pedestal) en medio de la Plaza Rabin en Tel Aviv, esta semana. Dice que lo hizo como una instalación artística para generar el debate sobre la libertad de expresión. Los más cínicos dicen que fue para obtener de una vez sus quince minutos de fama. Fue sin permiso municipal, en medio de la noche, y la gente que pasaba se desayunaba a la mañana con la extraña visión. Algunos se rieron, otros se enfurecieron, todos hicieron selfies, y después de unas horas, un ciudadano iracundo la volteó y entre varios la destrozaron. Más que una muestra artística con debate, se pareció al volteo de las estatuas de Lenin al fin de la Guerra Fría, la de Saddam Hussein luego de la Guerra del Golfo II, o la de Khadafi en Libia como resultado de las tristemente célebres Primaveras Árabes.

Las estatuas para el debate no son un invento del artista israelí. Hace unos días nomás, después de la elección de Trump en EEUU, una banda de artistas de grafitti colocaron estatuas de un Trump desnudo en diversos lugares del país.

El tema es que a Bibi esto todavía no se le había ocurrido, y la pregunta es: ¿habrá disfrutado con la visión de su figura dorada al viento, en pleno centro de Tel Aviv? ¿O habrá pensado nuevamente en qué dirán de esto quienes lo acusan de tener alguna responsabilidad en el asesinato de Rabin?

De un modo u otro, lo seguro es que nuestro Bibi sí piensa en su grandeza. No por nada ha batido en estos días el récord, ostentado hasta ese momento por David Ben Gurión, de ser el Primer Ministro que más días seguidos ocupó el cargo máximo del país.

También lo piensa su esposa. Según reporta la revista The Marker, Sarah Netanyahu dijo, también esta semana, que hablaba de su hijo, Yair Netanyahu, como próximo Primer Ministro luego de su padre. Citando a una fuente de la Oficina del Primer Ministro, la revista cuenta acerca de la influencia creciente del retoño, de apenas 25 años de edad, en las posiciones de su padre. Como ejemplo, cuando lo del soldado Elor Azaría, juzgado en estos días por disparar a un palestino moribundo en el suelo en Hebrón, luego de que éste intentara acuchillar a un soldado, Netanyahu emitió una condena a la conducta del soldado luego de que otros encumbrados, como el mismo Jefe de Estado Mayor Yoav Galant, hicieran lo propio. Pasó el fin de semana, Netanyahu lo disfrutó en familia, y el domingo por la mañana Bibi habló de otra manera, respaldando al soldado. Dicen los que saben, que ya es lugar común en la Oficina del Primer Ministro ser testigos de estos cambios de postura política por parte de su jefe, luego de pasar por casa para el Shabat.

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Biniamín Netanyahu visita el Kotel luego de su triunfo en las últimas elecciones. A su lado, su hijo Yair.

En el despacho mayor del país, llaman a Yair «el hijo de Sarah». Es que ella sabe también enervar a todo el entorno del premier, y muchos analistas en Israel están preocupados cada vez más por su posible influencia en decisiones políticas importantes.

Sarah fue interrogada por la Policía de Israel durante doce horas esta semana por supuestos actos de corrupción, pequeños pero muchos, del tipo de invitar a comer a sus amigos y pagar de la caja pública. En la Oficina del Premier ya están acostumbrados a sus frecuentes ataques de ira, y ahora también la imita el pequeño Yair, capaz de estallar si algún asesor contradice la postura de su padre en tal o cual cuestión.

Después del fiasco de Itzjak Herzog al frente de la oposición, queda claro que tenemos Bibi para rato. Mejor dicho, Bibi y familia. Esto no implica que su gobierno sea malo. Muchos, incluso en la oposición, dicen que al contrario.

Pero queda la pregunta de si, en temas como el conflicto con los palestinos, las cosas serían diferentes con otro premier, y ya otro Yair, en este caso Lapid, del partido Iesh Atid (Hay Futuro) está igualando a Netanyahu en las encuestas, y podría ganar si las elecciones tuvieran lugar hoy.

Pero hasta que ello ocurra, la pregunta que queda flotando, a la sombra de los Netanyahu, es por la salud de la democracia israelí.

 

 

 

 

Dos noticias que dividen

Por Marcelo Kisilevski

Las corrientes palomas contra el antisemitismo palestino. El gobierno israelí contra ultraortodoxos antirreformistas… que son parte del mismo gobierno. 

Alguien me dijo en un diálogo de pasillo: «Todo el mundo se está volviendo hacia los extremos». Tal vez el problema sea que no solo se está volviendo hacia los extremos, sino que no tiene problemas en expresarlo. La vergüenza es lo que está desapareciendo, y se agarra de los pelos con el concepto de «politically correct».

En Chile se encuentra la comunidad palestina más grande del mundo fuera del Medio Oriente, con 350.000 miembros. Hace pocos días, el embajador de la Autoridad Palestina en ese país,  Imad Nabil Djada, emprendió un ataque de neto corte antisemita cuando dijo que «en 1896 se reunió un grupo de intelectuales y asesores financieros para crear el Movimiento Sionista, con un justificativo: crear una patria para el pueblo judío. La verdad es que este objetivo tenía por fin proteger los planes de los judíos de dominar la vida de todo el mundo».

Se trata de una cita directa de los Protocolos de los Sabios de Sión, el panfleto apócrifo del siglo 19, que constituyó entonces la vía por la cual el antisemitismo pudo reencarnar cuando Occidente abandonó los mitos judeófobos medievales a raíz del Iluminismo, que los volvía obsoletos. De la judeofobia política a la darwiniana que trajeron los nazis hubo unos pocos pasos.

La organización estadounidense «Americanos por Paz Ahora», que apoyan a Paz Ahora en Israel, llamaron al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, a despedir a su embajador en Chile. «Expresiones de esa clase estimulan el odio y confieren legitimación a las mentiras antisemitas», dijeron en un comunicado.

Cuando una organización paloma como Paz Ahora tiene que salir al cruce de expresiones proferidas por el bando con el cual buscan el acercamiento, ese bando debe decidir para qué lado empujan sus velas. O bien llamarse a la reflexión -«el embajador no nos representa»- o bien sincerarse: «Sí, en realidad eso pensamos». Puede que no hagan ni lo uno ni lo otro. Será un signo de los tiempos.

Por estas playas israelíes las cosas no están mejores. El Ministro de Cultos, David Azulai dijo este fin de semana en una entrevista: «No quiero ser la primera persona en la historia del pueblo judío en reconocer a los reformistas. Los reformistas son una catástrofe para el pueblo judío».

El propio primer ministro Biniamín Netanyahu debió emitir una «reprimenda» contra el ministro de Cultos: «He dialogado con el ministro Azulai y le he recordado que Israel es el hogar de todo el pueblo judío».

Azulai intentó reducir daños: «Quiero referirme a mis palabras que fueron sacadas de contexto por factores de interés para provocar una fractura en el pueblo. Por supuesto que todos los judíos, aunque pequen, son judíos. Vemos con gran dolor el daño de la reforma en el judaísmo, que trajo el mayor peligro para el pueblo judío, que es la asimilación».

Las declaraciones de Azulai -que, recordemos, no es un rabino de barrio sino el Ministro de Cultos-, así como su «aclaración», provocaron la ira del Movimiento Reformista. El rabino de esa corriente, Guilad Kariv, dijo que «el hecho de que el ministro no retiró sus palabras es clara muestra de que el primer ministro no puede contentarse con condenar sus dichos. Esperamos que el premier ponga claro que no tolerará expresiones que deterioran las relaciones entre Israel y el judaísmo del resto del mundo».

El domingo último, 5.7.15, el gabinete votó a favor de anular la reforma a la conversión al judaísmo, que confería la potestad de la conversión también a las autoridades rabínicas municipales, ya no solo al Rabinato Central. Ello abría las puertas a conversiones no ortodoxas. Una de las condiciones para la reentrada de partidos ortodoxos a la coalición era esta anulación, a la cual Netanyahu tuvo que acceder para arañar los 61 escaños con que cuenta su gobierno en la Knesset.

 

Este es un gobierno de derecha, coaligado con la ultraortodoxia. Es lo que podía hacer Netanyahu si quería formar coalición. Ya hemos dicho que es un gobierno vulnerable, que navegará como una cáscara de nuez en un océano tormentoso, en las manos no solamente de los partidos menores en su coalición, sino de cada uno de sus diputados en la Knesset. Cada ministro y cada diputado tiene al premier tomado de sus partes pudendas, puede expresar lo que se le antoje y elevar las propuestas que se le ocurran.

Tengo malas noticias para el Movimiento Reformista: si quieren que algo cambie, en lugar de exigir al premier, en declaraciones sacarinadas, que «no tolere» los atropellos ultraortodoxos, deberán venir a Israel y dar batalla política. Mientras tanto, Israel se continuará manejando en el aspecto religioso -conversión, matrimonio, entierro- por la vía ultraortodoxa, y los ministros se seguirán expresando como los dueños de casa que son. Porque aquí no hay otros. Solo si los no ortodoxos atinan alguna vez a organizarse, esas serán buenas noticias.

Porque el mundo, si lo dejan, va hacia los extremos. Es un signo de los tiempos.

 

Resultados y escenarios de boca de urna en Israel

Desde la izquierda arriba, en dirección horaria: Itzjak Herzog, Naftali Bennet, Yair Lapid, Moshé Kajlón. En el centro, el premier Biniamín Netanyahu, esta noche, el que se siente más cómodo con los resultados electorales.

Desde la izquierda arriba, en dirección horaria: Itzjak Herzog, Naftali Bennet, Yair Lapid, Moshé Kajlón. En el centro, el premier Biniamín Netanyahu, esta noche, el que se siente más cómodo con los resultados electorales.

Por Marcelo Kisilevski

Según los resultados publicados por los canales de televisión israelíes, los resultados de boca de urna de los comicios para la Knesset N° 20 en Israel atribuyen al premier Biniamín Netanyahu una posibilidad cómoda de formar un gobierno de derecha más homogéneo que el anterior. Sin embargo, esto no echa por tierra de modo total la posibilidad de formar un gobierno estrecho de centro-izquierda por parte de Itjzak Herzog, líder de Hamajané Hatzioní. Los analistas tampoco descartan la posibilidad de un gobierno de unidad nacional entre Likud y Hamajané Hatzioní.

He aquí los resultados según el Canal 2 de televisión:

Likud                                                     28

Majané Tzioní                                    27

Lista Árabe Unificada                      13

Yesh Atid (Lapid)                              12

Kulanu (Kajlón)                                 9

Habait Hayehudí                               8

Shas                                                       7

Yahadut Hatorá                                 6

Meretz                                                 5

Israel Beiteinu (Liberman)            5

 

Yajad (Eli Ishai)                                  0 (No alcanzó el umbral mínimo de 3,25%, 4 diputados)

 

Alé Yarok                                             0 (No alcanzó el umbral mínimo de 3,25%, 4 diputados)

 

Si estos son los resultados finales mañana miércoles a la mañana, Biniamín Netanyahu puede formar dos gobiernos: uno de derecha junto con los partidos religiosos, y otro de unidad nacional con Hamajané Hatzioní. Éste, en cambio, no puede formar gobierno de unidad nacional, y la formación de un gobierno de centro-izquierda, si bien es posible, estará sujeto a negociaciones arduas con asociaciones que pueden resultar endebles.

 

Escenarios:

1. Gobierno de derecha, Primer Ministro Biniamín Netanyahu:

 

Likud                                                     28

 

Kulanu (Kajlón)                                 9

 

Habait Hayehudí                               8

 

Shas                                                       7

 

Yahadut Hatorá                                 6

 

Israel Beiteinu (Liberman)            5

Total diputados:                               64

 

2. Gobierno de unidad nacional, Primer Ministro Biniamín Netanyahu o rotación con Itzjak Herzog:

 

Likud                                                     28

 

Majané Tzioní                                    27

 

Kulanu (Kajlón)                                 9

 

Shas                                                       7

 

Yahadut Hatorá                                 6

Total diputados:                               77

 

3. Gobierno de centro izquierda, Primer Ministro Itzjak Herzog:

 

Majané Tzioní                                    27

 

Yesh Atid (Lapid)                              12

 

Kulanu (Kajlón)                                 9

 

Shas                                                       7

 

Meretz                                                 5

 

Yahadut Hatorá                                 6

Total diputados:                               66

 

 

Si bien la Lista Árabe Unificada apoyaría desde afuera a la coalición de centro-izquierda, Herzog necesita a Yahadut Hatorá, ultraortodoxos ashkenazim, para reclamar el derecho, siquiera, a intentar formar coalición. La dificultad está dada por la casi imposibilidad de que este partido religioso comparta el gabinete con Yesh Atid de Yair Lapid, responsable de la ley de reclutamiento de los estudiantes de ieshivá (casa de estudios religiosos).

 

La ventaja obtenida por el premier Netanyahu, después de sufrir una desventaja de cuatro mandatos en la última encuesta de intención de voto frente a Herzog (que lo aventajaba por 26 contra 22 diputados), se debió a la habilidad del primero en efectuar un bombardeo táctico de entrevistas en los medios y un contacto sin precedente con la calle israelí, donde llamó a los votantes tradicionales del Likud, dispersos por otros partidos mayormente nuevos (como Yajad) a «volver a casa». El Likud pudo así «chupar» a último momento diputados, de partidos nuevos como Yajad, que quedó fuera del parlamento, y también de Habait Hayehudí.

 

A pesar de la decepción de los laboristas, la recuperación del Likud no fue a expensas de la alianza entre Herzog y Livni, sino de otros partidos de derecha. Hamajané Hatzioní mantuvo su nivel e incluso lo superó en un mandato, siempre los sondeos de boca de urna. Los resultados finales, mañana miércoles a la mañana.

Elecciones anticipadas, otra vez

Por Marcelo Kisilevski

Ayer el primer ministro Biniamín Netanyahu dio el puntapié inicial a la campaña electoral con un acto de fuerza: el despido premeditado de los ministros Yair Lapid y Tzipi Livni. También dio un discurso en el que admitió que su gobierno había sido desastroso y él fue un primer ministro débil. Eso sí,  por culpa de otros. La prueba está en que su gobierno anterior, que fue excelente. De paso, también culpó al pueblo de Israel: esto ocurrió por una coalición imposible, a la que llegó debido a que «no obtuvimos suficientes bancas en la Knesset».
En lo único que se puede decir que acertó es en que este gobierno estuvo signado por una heterogeneidad imposible de conciliar, por la deslealtad al gobierno del que formaban parte y a su jefe de equipo y, por ende, la parálisis. No se terminó de vencer a Hamás, tampoco de asegurar la pacificación del sur israelí, no se abarataron las viviendas ni el costo de vida, no avanzó el proceso de paz. Nada. En su famoso discurso de «No evacuaste, no hiciste», del que ya hay un remix en Youtube, enumeraba logros tan «extraordinarios» como la ley de guardería gratuita desde los tres años de edad.
En su discurso de ayer enumeró una lista de acusaciones donde pintaba a Lapid y a Livni poco menos que como traidores, sobre todo por su intento de conformar un gobierno alternativo volteando a Bibi… siendo parte del propio gobierno. El premier olvidó mencionar solamente que también Liberman y Bennet, sus dos puntales derechos, habían sido tan desleales como ellos, pero a ellos no se animó a despedirlos. Esto justificó el argumento de Livni: «Bibi se rindió a las amenazas de su ala derecha. Todo lo demás son excusas».
Al único que se animó a despedir, durante el operativo Margen Protector, fue a un vice ministro, Dany Danón. El problema es que Danón preside nada menos que del Comité Central del Likud, y allí lo esperará en las internas. También estará Moshé Feiglin, un ultra nacionalista que infiltró el Likud para derechizarlo desde adentro, el propio Danón, y posiblemente, si lo convencen, Gideon Saar, el que se retiró de la política para criar a su hijo.
Sin embargo, las posibilidades de que lo voten a Netanyahu nuevamente en las internas no son surrealistas: si las elecciones se realizaran hoy, con él encabezando a su partido, éste aumetnaría sus bancas, de 20 a 22, y eso es un argumento de peso en un Comité que tiene que decidir, no a quién le tienen más afecto, sino quién es capaz de mantener al Likud en el poder. Y hoy por hoy, no hay quien pueda llenar los zapatos del vapuleado líder.
Estos son los resultados de la encuesta de intención de voto realizada por Mina Tzémaj para el Canal 2 de televisión:
Likud 22
Habait Hayehudí (Bennet) 17
Avodá (Herzog) 13
Israel Beiteinu (Liberman) 10
Shas 10
Partido nuevo de Moshé Kajlón 10
Yesh Atid (Lapid) 9
Yahadut Hatorá (Jaredim) 8
Meretz 7
Yesh Atid (Lapid) 9
Hatnuá (Livni) 4
Partidos árabes juntos 11
De este panorama resulta que el Likud no se debilitó, al contrario, y que bloque de la derecha sigue teniendo las de ganar. Itzjak Herzog, del Laborismo, intentará formar un bloque que le cierre el paso a la derecha, y ayer llamaba a Livni, Lapid y Meretz a unirse tras su liderazgo. El que ayer no se descartaba que pudiera barajar su incorporación es Avigdor Liberman, que con su plan de paz publicado este fin de semana hace un significativo guiño hacia el centro del mapa político.
Las elecciones se perfilaban ayer para el 17 de marzo o alrededores, y hasta entonces este gobierno seguirá gobernando, con campaña electoral, con acusaciones mutuas por lo que se consideran las elecciones adelantadas más injustificadas de la historia (atribuidas a las malas relaciones personales de sus líderes), con un presupuesto nacional provisorio y sin proyectos ni realizaciones a la vista. El resto es incertidumbre.

«Margen Protector», Día Veintiocho

El tractor volcó el autobús (que estaba vacío de pasajeros), luego de atropellar a Abraham Vales. El soldado herido: grave pero estable. La policía en alerta para mañana, por temor a intentos de venganza de judíos extremistas.

El tractor volcó el autobús (que estaba vacío de pasajeros), luego de atropellar a Abraham Vales. El soldado herido: grave pero estable. La policía en alerta para mañana, por temor a intentos de venganza de judíos extremistas.

El operativo «Margen Protector» continúa, da quizás sus últimos estertores, y las partes se preparan para un nuevo alto el fuego de 72 horas propuesto por John Kerry, secretario de Estado norteamericano, que comenzaría mañana a las 8.00 AM hora israelí.

Mientras tanto, se produjeron dos ataques de palestinos contra israelíes en Jerusalén. El primero de corte terrorista mediante un tractor. El conductor de un tractor, proveniente del barrio de Djabel Mukáber en Jerusalén Oriental, atropelló este mediodía al rabino Abraham Vales, religioso ortodoxo de 29 años, perteneciente a la comunidad religiosa Toldot Aharón y habitante del barrio de Meah Shearim, que resultó herido de gravedad y luego murió. El terrorista fue abatido por efectivos de seguridad.

En el segundo ataque, un motociclista disparó contra un soldado hiriéndolo en el estómago de gravedad. Fue operado y su estado esta noche sigue siendo grave pero estable. El atacante se dio a la fuga.

Hoy, el ejército israelí dio por cumplida la misión de destruir 31 túneles que penetraban en territorio israelí. Portavoces militares indicaron que se habían destruido «todos los túneles», pero los analistas lo pusieron en duda y dijeron que en realidad, el ejército no podía dar garantías. Como venimos informando, la detección de túneles fue relativamente «manual», tanto por rastrillaje como por información de inteligencia, y no por medios tecnológicos de detección. Habitantes de los pueblos y kibutzim de la zona expresaron sus temores al respecto, mientras nutridas tropas permanecen en la zona en torno a Gaza.

En tanto, la mayor parte de las tropas israelíes se retiraron de la Franja de Gaza desplegándose en las inmediaciones, aunque en alerta máximo en el límite norte, en la zona del paso fronterizo Erez, por temor a una infiltración terrorista. El operativo, cuando continúa, lo hace sólo por aire.

Israel realizó un alto el fuego humanitario de 7 horas. Durante todo el día de hoy, del lado palestino continuaron los lanzamientos de cohetes de Hamás y la Jihad Islámica contra objetivos civiles israelíes en el cinturón en torno a Gaza, Ashdod, Askelón, Jerusalén, sin que se registraran víctimas.

Según explicaron analistas en Israel, la delegación de Hamás, Jihad Islámica, FPLP (Frente Popular para la Liberación de Palestina) y hombres de la Autoridad Nacional Palestina de Mahmud Abbas (Al Fatah) se reunieron en El Cairo, y escucharon del Ministro de Inteligencia egipcio, general Muhamad Tohami: «Señores, si bien vemos con simpatía su larga lista de reclamos hacia Israel, primero debían acceder a un cese el fuego total por 72 horas».

Recién una vez obtenido el consentimiento palestino, los mediadores egipcios se dirigieron a los negociadores israelíes. Según trascendió, Israel, que esta vez decidió no enviar representantes a El Cairo, accedería al alto el fuego humanitario de 72 horas para negociar, tal como había accedido las veces anteriores. Altas fuentes en Jerusalén indicaron que «si la propuesta de alto el fuego es sin precondiciones, la consideraremos positivamente».

Periodismo israelí: la guerra contra Israel Hayom llega a la Knesset

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Israel Hayom (izq.) y Yediot Ajaronot, cabeza a cabeza. El primero incluye en tapa, abajo sobre fondo rojo: «Se cayó la máscara de la cara de Noni Mozes» (editor de Yediot, su archienemigo y competidor).

Por Marcelo Kisilevski

No me gusta Israel Hayom, a pesar de ser uno de sus lectores, más por comodidad -y por deber profesional, claro- que por adhesión ideológica. Pero la nueva propuesta de ley de limitar el modelo del «jinamón», el diario de distribución gratuita, destinada a perjudicarlo para salvar a otros diarios, específicamente Yediot Ajaronot, me deja una sensación incómoda. 

Israel Hayom fue creado en 2007 por un empresario judío norteamericano, Sheldon Adelson, quien no necesita de los ingresos del diario para sobrevivir. Adelson es dueño de la empresa Las Vegas Sands, que posee mega hoteles y casinos en Las Vegas, en las islas Macao de China, en Singapur y en Vietnam. La revista Forbes calculó su riqueza en 39.900 millones de dólares. Es multimillonario, y es amigo de Biniamín Netanyahu. 

La ley propuesta determina que un diario podrá ser gratuito en su primer año, luego del cual deberá cobrar aunque sea una suma simbólica. En las razones de la ley, se expresa que, de lo contrario, se pone en peligro a otros diarios que sí cobran sus ejemplares, cuestionando de hecho la libertad de expresión en Israel.

En 2010, la fallecida diputada Marina Solodkin (Kadima) había elevado una propuesta similar, que no prosperó. Este nuevo intento es presentado por diputados de la oposición (Avodá, Shas) y también del oficialismo (Iesh Atid, Habait Hayehudí), con lo cual tiene más posibilidades de ser aprobada. Netanyahu se opondrá, y lo seguirán seguramente todos los diputados del Likud.

Israel Hayom es un diario de buena factura profesional, que cubre todas las áreas de la información, escrito en lenguaje moderno y sintético, compacto y legible en lo que dura el viaje en tren o autobús, adaptado a la era del smartphone, el whatsapp y la atención dividida. A nivel editorial, es: democrático republicano, secularista, anticorrupción, adherente al Likud en todas sus posturas, y fanático de Biniamín Netanyahu en lo personal. Por eso, la guerra que le hizo el diario a Ehud Olmert le calzaba como guante: Olmert es corrupto, y es rival de Bibi. 

La Guerra de los Mozes

El problema de Israel Hayom, periodísticamente hablando, es su excesiva editorialización en los titulares. Israel Hayom no titula: hace campañas. Ante cada situación que toca a su agenda, el diario tomará alguna declaración que va en su mismo sentido y la amplifica a gritos. Por ejemplo, ante nuevas condiciones palestinas para continuar las negociaciones, Israel Hayom titulaba: «Abu Mazen demostró: No quiere la paz». Más pequeño, más arriba, anteponía: «Ira en Jerusalén:». O sea, no importa quién lo dijo: de hecho, la frase pasa a ser del diario.

Otro ejemplo, la intención de la Fiscalía de pedir 6 años de prisión efectiva para Olmert le valió el titular a toda página: «La Fiscalía: Por lo menos 6 años de prisión». Periodísticamente no hay noticia, pero una mera «intención» es suficiente para Israel Hayom, mientras se ajuste a su campaña contra Olmert. Último ejemplo, esta vez por omisión: nunca, pero nunca, habrá un titular o siquiera una noticia pequeña que cubra los repetidos escándalos domésticos que involucran a la primera dama, Sara Netanyahu. No importa si son reales u orquestados, como denuncian en el oficialismo: para Israel Hayom, el tema no existe. 

La guerra entre Israel Hayom y Yediot ya alcanza ribetes cinematográficos. Las relaciones entre Adelson y Noni Mozes (editor de Yediot) son de enemistad abierta, al punto que Israel Hayom ha inaugurado hace ya un tiempo su sección: «El Imperio del mal de Noni Mozes». Ahora se suman lobbies, intrigas y conspiraciones en las altas esferas de la Knesset y el gobierno. Lo único que le falta para ser llevado a la pantalla grande es un asesinato, y cartón lleno. 

Hace poco, Israel Hayom se adjudicó el ser el diario de mayor tirada salvo la edición de los viernes, que sigue siendo bastión de Yediot. Pero no tan rápido. La última medición de TGI (empresa de investigación del mercado mediático) para 2013, les adjudicó un empate: 37,7% de exposición a cada cual.

De la libertad de prensa a la libertad de empresa… y viceversa

Lo que es cierto, es que la aparición de Israel Hayom pone en problemas comerciales a Yediot, y entonces surge un debate que no es nada fácil de resolver para un lado u otro. La pregunta que se plantea en primera instancia es: ¿puede el señor Adelson, un empresario no israelí, con claras intenciones político-personales, hacer lo que hace? ¿Puede interferir en el mercado periodístico de otro país para hacerle el favor a un amigo? 

El problema es que la pregunta podría plantearse al revés: ¿por qué no? Si lleváramos el debate, de esta situación puntual a una más general, incluso filosófica, ¿es la libertad de expresión un derecho de algunos o de todos? ¿Por qué no podría, una persona que cuenta con los recursos, abrir un diario en la parte del mundo que lo desee, y decidir el modelo de negocio que se le dé la gana? ¿Puedo taparle la boca a un diario porque no se ajusta a mi ideología y porque perjudica comercialmente a otro diario? Y si hablamos de legislación, ¿no debería ser ésta universal, en el sentido de no estar destinada a resolver un problema coyuntural? O sea: ¿qué pasaría si surgiera un diario gratuito hecho con capitales locales, que estuviera justo en el centro del mapa político, que no tuviera intereses personalistas, en fin, que no fuera posible acusarlo de nada malo, y que facilitara el acceso de las masas a una información fidedigna? En suma, ¿es legítimo dictar leyes para perjudicar a un solo medio de comunicación?

Si Israel Hayom hace campaña, recordemos que cada diario tiene (y puede tener) su línea, y que sin ir más lejos, Haaretz también lo hace, aunque algo menos vulgarmente, y de signo contrario. Pero Haaretz no amenaza comercialmente a Yediot, y esa es toda la historia. 

¿Deberíamos aplicar aquí la inmortal frase de Voltaire? «No estoy de acuerdo con lo que dice, pero me pelearía para que usted pudiera decirlo», dijo el filósofo francés, inaugurando una era. Una cosa es que no seamos ingenuos: entiendo que no hay libertad de prensa sino libertad de empresa. Pero otra bien diferente es tapar la boca de unos para defender la empresa de otros. 

¿O deberíamos aplicar el criterio «nacional y popular», impidiendo que capitales extranjeros vengan a desequilibrar el pequeño mercado local, influyendo de paso, y de modo tan decisivo, en la opinión pública israelí? ¿Qué haremos con los empleados de Yediot Ajaronot si cierra? ¿Y qué haremos con los de Israel Hayom, que también son laburantes israelíes, si el diario pro-Bibi cae derrotado?

El que esté libre de toda tendenciosidad, que lance su primera piedra de sabiduría, y resuelva este dilema. 

 

Breve reflexión sobre Olmert

Por Marcelo Kisilevski

El ex Primer Ministro Ehud Olmert fue hallado culpable de soborno por el Juzgado de Distrito de Tel Aviv, en el caso de la construcción del monstruoso complejo edilicio que arruinó el paisaje de Jerusalén, conocido como Hollyland. Falta saber la condena, y fuentes policiales me cuentan que es probable un mínimo de cuatro años en la cárcel. Junto con él fueron sentenciadas unas diez personas más, entre ellos su Directora de Despacho Shula Zaken y el ex alcalde de Jerusalén, Uri Lupolianski.

Una querida amiga israelí posteó entonces en nuestro grupo de whatsapp: «Intentaron hacerme una broma pesada por el 1° de abril (el equivalente al Día de los Inocentes en Israel). Me dijeron que existe un país en el mundo en el que un Presidente está preso, un ex Primer Ministro lo estará, una Directora del Despacho del Premier también lo estará, un ex ministro de Economía (Hirschzon) estuvo en la cárcel, un ex Ministro del Interior (Arieh Deri) estuvo en la cárcel, ministros de gobierno y parlamentarios estuvieron presos también, un alcalde de Jerusalén (Olmert) estará en la cárcel, y la lista continúa y es larga… Por suerte no soy ingenua y no me lo creí… No es posible que exista semejante país».

Le contesté, y lo comparto: «En cambio para mí son excelentes noticias. Si ustedes (los israelíes) se quejan, es porque no tienen idea de lo que ocurre ahí afuera. Imagínense un país en el que todo político roba y no lo atrapan, no pasa un solo día de su vida en la cárcel y se ríe de todos todo el tiempo, al tiempo que refriega su riqueza robada en la cara de todos los ciudadanos en sus apariciones mediáticas. No es una broma de 1° de abril. Yo crecí en uno así, y es realmente triste. La frase ‘Será justicia’ no es obvia, un poco de orgullo puede venir bien también hoy.»

Mi amiga honestamente me contestó: «Ah, caramba».

Nace un político «sabra»

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Yair Lapid, periodista israelí estrella, acaba de dar el salto a la política. No fue el primero ni será el último, pero en su familia ya es tradición. Su padre, el ya fallecido Yossef «Tomy» Lapid, lo había hecho con bastante éxito cuando dejó la pantalla chica para resucitar al partido Shinui con el que llegó a obtener 15 escaños, de los 120 que tiene la Knesset. Hoy por hoy, esa es la cifra que las encuestas le dan a también a Yair. Casualmente es lo mismo, escaño más o menos, que se lleva otra ex colega, Sheli Iajimovich, que se hizo con el liderazgo del Partido Laborista. Parece que 15 fuera el techo de los periodistas que pegan el salto prohibido.

Lapid, hasta ayer conductor del principal semanario de noticias en la tele, «Ulpán Shishí» («Estudio de los Viernes»), y columnista estrella en el vespertino Yediot Ajaronot, es un buen tipo. Israelí clásico, encarna la ya mitológica figura del «sabra»: ashkenazí, guapo, fuerte (practicó kickboxing amateur, fue soldado combatiente), solidario, carismático pero con pudor, con bondad, sin arrollar. Es segunda generación del Holocausto, por si le faltaban títulos, y escribió la biografía de su padre Tomy, sobreviviente de Hungría, en primera persona. Cuando lo invitó a un programa de entrevistas que conducía hace unos años, le preguntó: «¿Qué es lo israelí para vos?» Tomy le contestó a su hijo: «Vos».

El establishment político actual, en efecto, intentó impedir la entrada de Lapid a la política, aunque el hombre, de ideología centrista y liberal, no tiene todavía partido. Para eso, le hicieron otro honor: aprobaron una ley en la Knesset por la cual un comunicador deberá pasar un año de «congelamiento» antes de entrar a la política. Es decir, no aparecer en los medios, porque eso ya sería hacer campaña. La apodaron: «Ley Lapid».

Quizás sea el último intento de devolver al «sabra» al centro de la israelidad, antes que ésta desaparezca en una jungla de tribus multicolor cada vez más irreconciliables. Mainstream a muerte, Lapid intenta gustarles a todos, y quizás esa sea su principal debilidad, en una profesión que, aquí y en todo el mundo, se come vivos a sus hijos.

Escalada en Medio Oriente: algunas lecturas

(Respuesta a comentario a la entrada anterior*)

Querido Andy, gracias por tu coment. La verdad es que no tengo una respuesta contundente a tu pregunta de por qué no se derribó al Hamás del gobierno en Plomo Fundido (2009), pero sí un posible análisis. Cuando tenés un problema como el de los misiles, lo tenés que resolver sí o sí. Y tenés dos opciones: o barrés con todo y hacés un genocidio, lo cual Israel no quiere hacer, o das un golpe duro, que algunos considerarán «desproporcionado» pero que constituye no una solución física (porque si no matás a todos no eliminás toda amenaza de continuación de los misiles), sino un mensaje. El mensaje de Plomo Fundido fue: «Sepan que estamos locos, y si nos tocan un pelito de la nariz, les desfiguramos toda la cara, así que no jodan más». Y la idea es que sea un mensaje de disuasión, que no tiren misiles, no porque ya no vivan, sino porque tienen miedo. La «proporcionalidad de la fuerza» no puede ser respecto de los ataques recibidos, sino con lo que se quiere buscar, que es resolver el problema, a saber, que no tiren más misiles. Entonces el mensaje tiene la intencionalidad de generar un efecto de disuasión.

El problema es que, si elegís la vía del mensaje, lo último que tenés que hacer es eliminar al destinatario, es decir en este caso bajar al Hamás. Porque si le entregás un mensaje al Hamás y después matás al destinatario, en su lugar vendrá otro que no ha recibido ese mensaje, y tendrás que empezar de nuevo: soportar que se sigan tirando misiles, y eventualmente tener que lanzar otro operativo similar. Lo otro que se quiso buscar es que la opinión pública palestina en Gaza presione a su dirigencia hamásica para que se deje de joder. Esto es a mi entender un rasgo de la miopía israelí, porque las opiniones públicas no funcionan así, ni la palestina ni la israelí, ni ninguna otra, pero ta.

El tema de la disuasión sí es más coherente. La idea es que el Hamás, una vez convertido en gobierno, tenga responsabilidad de estado, y sepa el precio que paga por no proteger a la población que gobierna. Esa responsabilidad no la tiene una organización de «resistencia clandestina» en la oposición. De hecho Hamás ha controlado el lanzamiento de misiles casi por completo durante dos años, y en la coyuntura del Medio Oriente dos años no son nada despreciable. Ahora ha soltado las riendas de las organizaciones opositoras, en especial la Jihad Islámica y los Comités de Resistencia. Hay allí elementos de política interna, de relaciones con Irán (que el que está dando las órdenes, por lo menos a la Jihad) creo también de torpedear toda posibilidad de negociaciones con Israel, y quizás incluso de torpedear el intento del Fatah de crear un estado palestino por medio de la ONU en septiembre, en sólo parte de «Palestina». El Hamás quiere todo, y la idea de Fatah de un estado palestino en las fronteras del 67 es para ellos una traición a Allah. Dos años de tranquilidad, en la actual coyuntura del Medio Oriente no son despreciables.

Nabil Shaat (Fatah) está nervioso, pero no sólo contra Israel, él no tendría problema en que Israel aplastara al Hamás y a todos los fundamentalistas, al contrario: con estas acciones de los jihadistas, y las respuestas israelíes, puede estar sintiendo que la maniobra diplomática frente a la ONU se les escapa como agua entre los dedos: la ONU no podría (legalmente) aceptar un estado palestino con milicias paralelas, un gobierno bifurcado e incapaz de controlar el orden público, caos de seguridad, etc. De ahí que intentaran esta reconciliación con Hamás, que a todas luces no les está funcionando.

 

*Jabotito escribió

agosto 21, 2011 a 7:32 am e

Y estos son los “moderados”, nuestros “socios de la paz”. Terroristas de traje y corbata que hablan inglés, pero terroristas árabes al fin y al cabo. “Socios pacifistas” como Nabil Shaath quien declara que Israel “usa los atentados terroristas” como pretexto para impedir un Estado palestino?. Es como que el asesino de tu padre te diga que no uses ese hecho como excusa para no prestarle dinero.

Mucho antes de estos horribles y cobardes ataques yo estaba en contra de darles un Estado. No por motivos ideológicos (no me muero por un “Eretz Israel ha Shlemá”), sino precisamente políticos y estratégicos. Estas declaraciones, además sin ningún tipo de compasión por las víctimas inocentes (sería como increpar en medio de un accidente a un peatón atropellado que se está revolcando en el suelo por haber cruzado mal la calle, sin atenderlo primero y esperar a que llegue la ambulancia, en definitiva mostrar un poquito de compasión humanitaria), es la prueba cabal de que Israel no debe permitirle a semejante liderazgo tener un país soberano a pocos kilómetros de Tel Aviv. No se trata de “los territorios” que tanto obsesiona a la izquierda transnochada del Haaretz, sino de seguridad lisa y llana.

Espero que terminen pronto la barrera de seguridad en la frontera con Egipto, tal como hicieron en Judea y Samaria, pero esta vez que le pongan un cerco electrificado. Hay que poner un límite al traspaso de inmigrantes ilegales, traficantes de droga y terroristas en el sur del país, porque aparentemente esa frontera se está haciendo tan porosa y débil como la de EE UU-México o la Triple Frontera. No se puede confiar en los gobiernos árabes inestables, porque hoy son tus socios y mañana no se sabe…

Lo que no entiendo, quisiera que algún israelí me conteste (preferentemente el autor de este blog), es por qué no terminaron el trabajo que empezaron en Plomo Fundido. Por qué allá por el 2009, cuando se estaba por lanzar la tercera fase de la operación para destruir por completo al Hamás y demás grupos terroristas, le pararon los pies a Yoav Galant bajo la excusa de que “podía ocasionar muchas bajas propias y la comunidad internacional condenaría a Israel”. Ahora van a tener que terminar el trabajo que dejaron incompleto en Gaza en medio de una guerra contra Hezbollah, Siria e Irán que, si no estalla en septiembre, seguramente estallará en la fecha límite (2012)… no falta mucho para la gran colisión.

El camino a septiembre

Por Marcelo Kisilevski, desde Modiín, Israel*

El último fin de semana en Israel perteneció a la «Flotilla aérea» de los militantes pro-palestinos. Su «media event» fue un éxito resonante, y en eso ayudó la histeria del gobierno de Israel por «esta vez, hacer las cosas bien». El gobierno de Biniamín Netanyahu se reunió, se tomaron decisiones importantísimas, la policía se desplegó en el Aeropuerto Ben Gurión de a miles, 300 activistas fueron frenados en Francfurt y otros aeropuertos, cientos más fueron trasladados al aterrizar con carteles de «Bienvenidos a Palestina» para ser interrogados. Y todo, ante las miradas de los canales de televisión del mundo. Ya. Los activistas podían ahorrar el dinero del pasaje. Misión cumplida.

 Ocurrió tal como en el cuento de Jelem: nevó, y los habitantes pensaron en cómo evitar que el blanco manto se arruinara con las pisadas de los vecinos. Se les ocurrió que uno de ellos pasara por un megáfono por las calles anunciando la decisión de no salir de las casas. Se dieron cuenta del sinsentido: el anunciante mismo estaría pisando la nieve. Entonces tuvieron la idea genial: para que no pise la nieve el heraldo sería portado sobre una plataforma cargada… por cuatro compañeros.

El equipo de Netanyahu, desde Rumania, donde logró el no apoyo de ese país al estado palestino unilateral, de votarse en la ONU en septiembre, trataba de tranquilizar a los críticos: «Si no hacemos nada nos critican; si hacemos, dicen que somos histéricos», se quejaba uno de sus colaboradores.

Una prueba más exitosa rumbo a septiembre parece ser, por ahora, la de la «Flotilla 2», y no importa el grado de incumbencia que tiene Israel en ello. ¿Navegará o no navegará? Desde diversos países se intenta poner paños fríos, una vez que comprendieron que el bloqueo militar a Gaza es internacionalmente legal, y que el intento de quebrarlo es lo ilegal. En Grecia detuvieron a una de las embarcaciones a media hora de haber zarpado sin autorización del puerto. En Turquía intentan disuadir también a los organizadores, a medida que Ankara busca el camino de regreso a las buenas relaciones con Israel. En Irlanda anunciaron que los desperfectos no fueron producidos por el Mossad, sino… por desperfectos. La Flotilla, así, pierde altura. Muchos activistas, agotados, anunciaron que «navegaremos pronto», y regresaron a sus casas.

El examen final, sin embargo, sigue siendo la elevación a la ONU, en septiembre, del pedido de la Autoridad Palestina de ser reconocida como Estado en las fronteras de 1967 en el seno de la Asamblea General. No porque vaya a triunfar. Los palestinos ya saben que legalmente no tienen muchas posibilidades. Incluso el gobierno de unidad nacional ficticio entre Fatah y Hamás no es más que un intento de cumplir uno de los requisitos de la organización de naciones para ser considerada estado, el de un «gobierno único y efectivo». Voces dentro de la ANP, como la del propio primer ministro Salam Fayad, intentan construir una escalera para bajarse de ese alto árbol al que se han trepado: el intento, dice Fayad, echará por tierra toda la buena voluntad creada entre las partes, incluida la cooperación económica y militar entre Israel y la AP. Sin la cooperación en esos dos rubros, todas las mejoras que se registran en Cisjordania, y que la población percibe, serán borradas de un plumazo si Israel les da el portazo. Para la ANP y para los palestinos en Judea y Samaria, será volver a los desérticos, autoritarios y corruptos tiempos de Arafat, advierte, no con esas palabras, Salam Fayad.

Pero Fayad, que habla también de parte del presidente Mahmud Abbas, representa a la tecnocracia cuerda del lado palestino. En cambio, el petardista Saeb Erekat, portavoz del equipo negociador, ya anunció que «nada detendrá a los palestinos en su camino a la ONU».

Entonces habrá crisis. Los palestinos declararán su independencia, una mayoría de los estados miembro aprobarán. En el terreno no ocurrirá absolutamente nada, salvo un posible divorcio entre Israel y la ANP de Abbas, más la frustración de las corrientes palestinas y de la calle politizada. Podría sobrevenir la violencia, quizás una tercera Intifada, con muertos de ambos lados. Las cámaras de televisión del mundo no pararán de filmar, con la consiguiente presión política sobre Israel para mayores concesiones.

Entonces, sobrevendrá un nuevo proceso negociador y, quizás, la creación del estado palestino de modo acordado, que es lo que se les pide ya hoy a los líderes. Ello ocurrirá este gobierno israelí o en el próximo, o en el siguiente.

La pregunta de rigor, entonces, será si hacía falta esta nueva crisis, estos nuevos muertos. El gobierno israelí actual es coherente en su política. Ante el desafío de septiembre, tiene dos opciones: «agachar» y propender a negociaciones, lo cual implicaría aceptar la precondición de congelar los asentamientos en los territorios; o bien, dejar correr, reclutar la mayor cantidad de votos en contra, y apostar a un autofiasco palestino en la ONU, la cual, por tecnicismos, podría rechazar la solicitud de la ANP, que quedaría puesta en ridículo internacional.

Aparentemente, Netanyahu apuesta a esto último, y tiene chances de ganar. El problema es el precio estratégico. Israel, a diestra y siniestra, ya ha aceptado la vía de «dos estados para dos pueblos». No sólo por presión, sino porque la opción a largo plazo es un solo estado, ya sea binacional o de mayoría árabe. La tercera alternativa, el status quo actual, no es sostenible por muchos años más. Una vez adoptada la etrategia de dos estados, el gobierno debería tomar los recaudos para implementar esta política, que ya está en el consenso nacional.

La negativa, debido a la necesidad de defender el ego a nivel interno y externo, el no «agachar» del macho, implicará un camino de colisión hacia un solo estado, lo que llevará al fin de la empresa sionista. Ello estará precedido por boicots internacionales, en un proceso de deslegitimación que inundará también las costas de Estados Unidos de América.

Las sonrisas seguras e irónicas de Netanyahu están muy bien. Pero no son suficientes para hacer política de estado. E Israel, de cara a septiembre, no está seguro en sus manos.

* Publicado en «Ruaj», Buenos Aires, 12.7.2011