Una situación política imposible

Luego de la primera jornada de operativo terrestre, ya tenemos un soldado muerto. Será hora de empezar a pensar en el «día después». Mientras tanto, sigue la entrevista que me hiciera Guillermo Lipis para la Agencia Télam. La nota publicada la posteé ayer, acá van mis respuestas completas.

– ¿Cómo se entiende esta escalada de violencia mutua?
-Yo pondría el punto de partida en una situación políticamente imposible creada entre Israel, los palestinos y EE.UU., en ocasión de las últimas elecciones generales en la ANP. George W. Bush presionó a Israel para permitir participar en ellas al Hamás. Éste triunfó en los comicios, pero no abandonó su plataforma, ante lo cual, tanto Bush como Israel y el presidente palestino Abu Mazen les negaron el traspaso del poder. De la mano del Cuarteto impusieron  4 condiciones para reconocer su gobierno: el reconocimiento del derecho a la existencia de Israel, la renuncia al terrorismo,  el cese de los misiles Kassam y el respeto de acuerdos internacionales preexistentes. Tanto la imposición de estas condiciones a un cuerpo soberano y democráticamente electo, como practicar lo contrario a estos principios por parte del Hamás, es calificable de antidemocrático y violento. Nadie puede adjudicarse en este triste episodio mayores virtudes democráticas. Se trataba de la primera vez que un partido gana las elecciones, se quejaba Ismail Haniyeh, y no se le entregan las riendas de las fuerzas armadas. Sobrevino el golpe y con esas «fuerzas armadas» Hamás copó de modo violento y criminal la Franja de Gaza, continuó con el terrorismo contra civiles del estado vecino, lo que a su vez arrastró a Israel al bloqueo, lo cual generó un endurecimiento de la «resistencia» del Hamás, que pone el punto de partida de toda esta secuencia en otro lugar, a saber, en la mera existencia de Israel.  Entre la miopía de Estados Unidos en insistir en la participación electoral de una organización que niega todos los principios democráticos, los dilemas defensivos de Israel que derivan en operativos violentos cíclicos, y el cinismo de Hamás que no duda en provocar estas «crónicas de operativos anunciados» a costa de arriesgar a sabiendas la seguridad de su propia gente, creo que las responsabilidades están bien repartidas entre todos los actores, tanto los fuertes como los débiles. 
 
– Hay analistas que opinan que el conflicto de Medio Oriente no puede ser comprendido desde la cultura occidental. ¿Usted cree que el problema además de político es que existe una mirada diferente de la vida y la muerte?

-Indudablemente existe una mirada diferente acerca de la vida y la muerte. La que se fue desarrollando en el paradigma del fundamentalismo islámico retoma la idea del martirio coránico, que veía la muerte en batalla como la más sublime de las muertes. Pero el Corán no ordenaba provocar guerras sólo para poder morir de esa manera, aunque sí sostenía el concepto de soberanía islámica. De algún modo, el Hamás está imponiendo a su sociedad una visión de que la muerte está por sobre la vida, que no es una prescripción original del Islam, para el que el ideal sigue siendo la vida y no la muerte, sino un desarrollo reciente derivado. Y ello a pesar que en el Islam siempre han ido unidas religión y política, pero no a este punto. La prueba está en la agenda declarada del Hamás, que no acepta la creación de un estado palestino junto a Israel, sino en lugar de Israel. No obstante, hay que subrayar que ello ocurre en el plano político, religioso e ideológico colectivo. En el plano personal, a la hora de la verdad, el padre y la madre palestinos lloran a sus hijos muertos exactamente igual que los israelíes.

-¿Qué condiciones deberían darse y no están sucendiendo para que israelíes y palestinos se entiendan?

-Esta pregunta toca ya a la ideología u opinión de cada uno. Hay quienes dicen que Israel debe retirarse de los territorios y dejar a los palestinos decidir su propio destino. Pero Israel ya salió de la Franja de Gaza y la decisión de Hamás fue, en lugar de construir un estado, continuar el estado de guerra contra el enemigo retirado, lo que generó el bloqueo israelí. Lo subrayo porque hay quienes afirman que Israel se retiró, pero cerró la «puerta de la cárcel y tiró la llave», cosa que es decididamente falso, las cosas ocurrieron al revés. Del otro lado, hay quienes dicen que, ante esta situación, no queda más remedio que destruir al Hamás e imponer por la fuerza el dominio del Fatah. Queda la sensación de que la imposición de un modelo político a otro pueblo es tan inefectiva como el dejar hacer, por lo menos en el campo de los resultados y por lo menos en este caso, en el que estoy convencido de que Israel está ante una organización con la que, por su propia definición, no se puede dialogar. Queda el plano de los sueños, el de la visión. Personalmente comparto la del presidente Shimón Peres: a mí también me gustaría ver un estado palestino laico y democrático conviviendo en paz con Israel. Me gustaría ver a Israel y al mundo occidental inyectando capitales y know-how para convertir a ese nuevo estado en un pequeño Hong Kong, de modo tal que el fundamentalismo y la guerra dejen de ser un interés palestino. Me gustaría ver la táctica israelí de represión virar hacia una de «progreso inducido», de modo que paradigmas como el del Hamás pierdan terreno por decantación. Sólo que las visiones y las utopías son ingenuas, por lo menos hasta que se concretan…

– ¿Qué sucede con los partidos y los movimientos pacifistas israelíes?

– El frente de izquierda Meretz, apuntalado para estas elecciones por refuerzos de figuras intelectuales, ha declarado su apoyo con reservas a este operativo. De alguna manera se ajusta a mi opinión de que, puntualmente, con misiles llegando a tantos lugares del territorio soberano israelí, no quedaba más opción que realizar un operativo. Pero en mirada más abarcativa, la estrategia a largo plazo debe ser otra. Y los mismos izquierdistas israelíes que hoy apoyan, miran muy de cerca lo que ocurre en el terreno, denunciando crímenes de guerra o demandando el fin de las operaciones y la investigación de lo actuado. Los más pacifistas reclaman el fin total de las acciones y el diálogo con el Hamás. En mi opinión olvidan que tal diálogo, con la mediación egipcia, sí existió, pero por ahora fracasó. También creo que habrá, a la larga, que volver a intentar dialogar con esa organización.

– ¿Existen interlocutores válidos del frente palestino? ¿Quiénes son, por qué no tienen peso específico a la hora de una negociación definitiva?

-Tiendo a creer que no, por dos razones sencillas. Una es que también los palestinos están en un proceso político de recambio, por un acuerdo de rotación presidencial pactada con Hamás a partir de las últimas elecciones. Hasta ahora el presidente Mahmud Abbas (Abu Mazen) ha logrado postergar dicha rotación, que se tenía que concretar en estas semanas. Por otro lado, Abu Mazen sufre de debilidad política y militar, y no puede de ningún modo imponerse, ni por las urnas ni por la fuerza, al poder acumulado por Hamás. Éste, por su lado, no es ni tampoco desea ser ese interlocutor.

– ¿Hay interlocutores del lado israelí en este momento a sabiendas del próximo recambio de primer ministro?

-El panorama tampoco es alentador del lado israelí, aunque ello sea más coyuntural. Recién el 10 de febrero se realizan elecciones, y hasta entonces, sigue gobernando interinamente Ehud Olmert, que ya ha presentado su renuncia, disparando la contienda comicial. En ese carácter, Olmert carece de plafón para cerrar tratos, tanto constitucional como políticamente. A partir de la asunción del próximo premier, la historia será otra. La historia desde los Acuerdos de Oslo ha demostrado que todo nuevo mandatario ha debido atenerse, tanto a los pactos ya firmados, como a las dinámicas marcadas por las alianzas e intereses internacionales, a saber, las presiones provenientes de EE.UU. y Europa, por las que tanto gobiernos de izquierda como de derecha han negociado, a regañadientes o no, nuevas concesiones y avances en el proceso de paz. Así es de suponer que ocurrirá también en 2009, marcado además por el inicio de la era Obama. Pero se trata de un escenario posible, no de una profesía, ni siquiera de una apuesta, que es lo último que se debe hacer cuando se habla del Medio Oriente.

3 pensamientos en “Una situación política imposible

  1. Le felicito por su articulo ya que es creo que el unico que cuenta las cosas como pasa .Onjala esto acabe ya y que no haya mas guerras .Gracias de corazon por sed sincero ,objetivo y no manipular las noticias …Bendiciones y le deseo lo mejor …

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  2. Creo que el problema no es mas que uno, a lo largo de la historia del mundo, el pueblo israeli, es un pueblo maldito, por sus principios, y esos mismos principios haran con el tiempo que desaparezca de la faz de la tierra.

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  3. De algún modo, el Hamás está imponiendo a su sociedad una visión de que la muerte está por sobre la vida, que no es una prescripción original del Islam, para el que el ideal sigue siendo la vida y no la muerte, sino un desarrollo reciente derivado.

    Supongamos que ello es así y que el islam de Hamás es un islam mártir. ¿No se le pasado ni remotamente por la cabeza que, con toda probabilidad, ello es el resultado de haber humillado, vejado y negado hasta la práctica exaución al pueblo palestino?

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